En medio de la devastación de unas 800 mil hectáreas de bosques en Bolivia, otro de los grandes focos de incendio en la Amazonia, el presidente Evo Morales finalmente accedió a que contingentes extranjeros ayuden a contener el fuego.
Tras el ofrecimiento de colaboración de la Argentina, el viernes partirán desde Campo de Mayo 197 brigadistas forestales de las Fuerzas Armadas que se desplegarán con su propio equipo logístico de última generación en el municipio boliviano de Roboré.
Se trata de una de las zonas más afectadas en Bolivia —400 km al este de Santa Cruz de la Sierra y unos 240 km de la frontera con Brasil— donde las llamas, que comenzaron hace 33 días, están causando estragos.
El "ecocidio", como lo describen los ambientalistas, ya consumieron en esa zona unas 100 mil hectáreas, afectaron a 3 parques nacionales y a su fauna, que concentra gran cantidad de especies en peligro de extinción.
El sábado el Ministerio de Defensa recibió el requerimiento por parte de la Cancillería y convocó a 100 brigadistas forestales certificados del Ejército y de la Armada, asentados en bases militares de Santa Fe, Córdoba, Puerto Belgrano y Zárate.
Los 97 elementos restantes estarán a cargo del gran despliegue logístico y sanitario, ya que se estima que permanecerán en la zona al menos 20 días hasta que, si es necesario, se dispongan relevos.
"Las tropas que enviamos se autoabastecen completamente. No vamos a insumirles ningún tipo de trabajo a los bolivianos, porque son autosuficientes y van a estar a disposición de lo que ellos necesiten", dijo el ministro de Defensa Oscar Aguad, al monitorear esta tarde en Campo de Mayo los equipos con los que cuentan las fuerzas.
"Mandamos maquinaria pesada, camiones cisterna, retroexcavadoras, plumas, topadoras, plantas potabilizadoras y ensachetadoras de agua, cocinas de campaña, carpas, duchas y baños químicos, un centro de comunicaciones radioeléctrico y satelital, grupos electrógenos, ambulancias de campaña, y todos los equipos necesarios para que los brigadistas puedan cumplir con la tarea", enumeró Aguad. Explicó que las llamas se combatirán mediante líneas cortafuego, despejando el terreno de material inflamable.
Los esfuerzos logísticos y sanitarios en tiempo récord supusieron la vacunación contra la fiebre amarilla, el tétanos y la hepatitis A y B de todo el personal afectado y el alistamiento en el cuartel militar de una gran cantidad de equipos especiales para enfrentar la voracidad de las llamas.
"La Argentina cuenta con brigadistas muy capacitados y con elementos muy modernos para hacer frente a este tipo de catástrofes naturales", agregó el ministro.
A su lado, Graciela Villata, secretaria de Gestión Presupuestaria del Ministerio de Defensa, a cargo de los requerimientos de Emergencia, señaló a Infobae que si bien los brigadistas se encuentran alistados desde el lunes pasado, no pudieron trasladarse inmediatamente debido a los trámites aduaneros para el envío de los convoys con los equipos.
Según el cronograma que informó el director de Emergencia de las Fuerzas Armadas, coronel Lucilo López Mayer, el viernes partirán por vía terrestre grupos de un total de 30 vehículos militares hacia Tartagal, en Salta. De allí cruzarán la frontera hasta Bolivia, lo que insumirá unos tres días de viaje hasta llegar a la zona crítica.
Los pronósticos no son alentadores. Según le informó al ministro Aguad, el ingeniero geólogo, mayor Agustín Chizzi Melo, del Comando Geoespacial de la Dirección General de Inteligencia del Ejército las mediciones en las probabilidades de ocurrencia del fuego son altas. Con información de la NASA y la Conae a partir de sensores térmicos se prevé una lucha incansable para contener las llamas.
"En los próximos 7 días no habrá precipitaciones y se esperan temperaturas críticas, de más de 40° en la zona para el 1 de septiembre. Lo único favorable es que habrá vientos moderados", lo anoticiaba Chizzi Melo al ministro Aguad frente con la cartografía de las zonas críticas en Bolivia.
Dentro de los grupos de brigadistas forestales viajan 7 mujeres. Claudia Cruz, una jujeña de 29 años, auxiliar de Infantería de Marina, dejó el fin de semana la Base de Puerto Belgrano y en Bolivia se estrenará en la faena para la que se adiestró durante más de un año.
"Lo vivo con mucha expectativa. Estoy orgullosa de haber sido elegida y poder participar. Es la oportunidad que tengo para demostrar todo lo que he aprendido combatiendo el fuego en Puerto Belgrano", señala Cruz a Infobae. Viste un traje ignífugo amarillo junto a los miembros de su escuadra.
En otro sector de Campo de Mayo, formada junto a sus compañeros está Johana Peñarán, una mendocina de 22 años, que reviste en la Base Naval de Zárate.
Ella es la más joven del equipo y se formó combatiendo llamas en los buques. "El traslado a Bolivia lo vivo con mucho orgullo y con un sentido muy positivo, de que todo va a salir bien: apuesto a que volveremos con buen estado de salud todos lo que vamos. Nos hemos preparado mucho para esto y ahora hay que ayudar", dice.
Como parte del equipo también viaja un médico del Ejército y enfermeras navales para la asistencia de heridos.
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