Cerca de las 8 de la mañana del 23 de enero de 1989 un llamado telefónico interrumpió una conversación que mantenía con un miembro del equipo de campaña del candidato presidencial Carlos Saúl Menem en mi habitación del hotel Hermitage de Mar del Plata. Inmediatamente reconocí la voz de un alto jefe de la redacción del diario Crónica. Luego de pocas palabras, el periodista me preguntó: "¿Qué sabes de lo que está ocurriendo en el Regimiento de Infantería Mecanizada 3 de La Tablada?".
—No sé nada —fue mi respuesta.
—El vocero presidencial José Ignacio López está diciendo que gente de Mohamed Alí Seineldín quiere ocupar la guarnición?
Me quedé unos segundos en silencio y me atreví a preguntar: "¿Tenes gente ahí? ¿Estás cubriendo la noticia?".
—Sí, tengo dos móviles —fue la cortante respuesta.
—¿Y qué dice tu gente?
—Me informan que un grupo de gente entró al regimiento y hay muchos disparos en el interior.
—Por favor, contame cómo son los atacantes.
—Me dicen que hay muchachos de pelo largo y varias mujeres.
—Bueno, el ataque no es del Turco Seineldín. Es el ERP.
Un tanto sorprendido, el colega me preguntó: "¿Y vos cómo la sabés?".
—Muy simple, fui cadete de Seineldín en el Colegio Militar y te aseguro, creemelo, él no utiliza mujeres y muchachones de pelo largo para un combate. El Gobierno miente.
La ecuación era bastante simple y la estaba siguiendo de cerca. Según varios periodistas apantallados, desde el Gobierno hablaban de un intento de Menem, Lorenzo Miguel y Seineldín por enrarecer el clima de campaña electoral. Bajé inmediatamente al comedor donde estaba el candidato presidencial rodeado por una muchedumbre y le tracé una escueta carta de situación. Mi presencia y mis dichos generaron algún tipo de malestar porque en ese momento varios de los que escuchaban estaban decidiendo un partido de tenis con el candidato. Algo que no pude interrumpir en ese momento.
Cuando me aparté del grupo comencé a recordar unos informes que iba recibiendo sobre la situación castrense y los posibles ataques que podía recibir Menem al respecto. También recordé un informe de la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE) dirigida por el dirigente radical Facundo Suárez que me fue entregado de contrabando en el que se le advertía al presidente Raúl Ricardo Alfonsín sobre las actividades de la organización "Todos por la Patria" (MTP). "En la actualidad -dice el informe- el MTP está conformado por elementos que integraron las filas de la organización subversiva Ejército Revolucionario del Pueblo y en menor medida por otros que se desempeñaron o colaboraron con la organización Montoneros".
El informe era de mediados de 1987 -es decir, más de un año antes del ataque a La Tablada-, advertía que había sido creado el 5 de mayo de 1986 por elementos radicalizados de ultraizquierda nucleados alrededor de la revista Entre Todos y muchos de ellos eran entrenados en la Nicaragua sandinista con dinero del Estado y el narcotráfico. En su entrenamiento y planificación se señala al cubano-nicaragüense Renán Monteros, jefe de la Quinta División de la Inteligencia Sandinista. Debe decirse que nada que sucediera en Nicaragua era ignorado por Cuba.
La revista, con el paso de los meses, fue sumando columnistas y nucleando elementos que habían pertenecido al PRT-ERP y Montoneros. En cuanto a Montoneros hay que decir que eran miembros desprendidos de la ex conducción ya que Mario Firmenich, Fernando Vaca Narvaja y Roberto Perdía apoyaron la campaña de Menem. Muchos de los columnistas de la revista participan hoy en programas de televisión y radio y entiendo que ignoraban qué se estaba gestando en el "círculo de acero" de la organización. De allí que citarlos sería inconveniente y ninguno de los mismos fue citado por los tribunales argentinos.
Como explica el escritor Sebastián Miranda en "Los secretos de La Tablada", la organización fue creciendo a través de contactos con el Partido Intransigente de Oscar Alende (partido infiltrado por el PRT-ERP desde mucho tiempo antes) y con la Unión Cívica Radical (la SIDE informa en 1987 "contactos con la Juventud Radical, principalmente Hernán Lombardi y Pablo Batalla" especialmente porque este sector estaba en disidencia con Alfonsín por la ley de Punto Final de 1987). También se informa que dentro del proceso de captación forma parte Pablo Díaz, el único sobreviviente de la denominada "Noche de los lápices". En esa revista se destacaban Carlos "Quito" Burgos, ex integrante de los "Uturuncos" y las Fuerzas Armadas Peronistas (FAP) y Francisco "Pancho" Provenzano, un ex miembro del ERP, cuyo hermano había muerto al explotar una bomba en el Edificio Libertad de la Armada".
Se destacaba en la organización, por su experiencia subversiva y sus contactos con la Inteligencia cubana y nicaragüense, Enrique "El Pelado" Gorriarán Merlo, ex miembro de la conducción del PRT y fundador del ERP en julio de 1970; jefe del ataque a la guarnición de Azul (23 de enero de 1974); y asesino del ex presidente nicaragüense Anastasio Somoza Debayle, el 17 de septiembre de 1980, en pleno centro de Asunción del Paraguay.
Entre otros fundadores del MTP se señalaba al ex sacerdote Rubén Dri, del Movimiento Sacerdotes para Tercer Mundo y ex FAP; Eduardo Luis Duhalde, abogado del PRT-ERP y luego secretario de Derechos Humanos del presidente Néstor Kirchner; Jorge Baños, integrante del Partido Intransigente, miembro del CELS y colaborador del matutino Página 12; Roberto "Gato" Felicetti, ex PRT-ERP y el Partido Intransigente; Manuel Justo Gaggero, ex PRT-ERP y director del periódico El Mundo; Antonio Pugjané, fraile capuchino, miembro de Sacerdotes para el Tercer Mundo y, según varios, uno de los intelectuales del MTP; Claudia Lareu, ex PRT-ERP que había participado activamente en la revolución sandinista y en el asesinato de Somoza en Paraguay; Ana María Sívori, esposa de Gorriarán Merlo, participante del ataque en Monte Chingolo en diciembre de 1975.
De a poco el grupo principal se fue desplazando a Buenos Aires y, primeramente, alquilaron una oficina en la avenida Pueyrredón 1080 y más tarde en la calle Lima 1109.
Según Gorriarán Merlo, la decisión de atacar La Tablada se tomó alrededor del 19 de enero de 1989, luego de un largo trabajo de inteligencia. Para realizar la Operación Tapir contaban con dinero porque días antes compraron escopetas de 12,70mm en armerías de Buenos Aires; pistolas ametralladoras Ingram; granadas y lanzagranadas y fusiles FAL que pertenecían a la organización y se veían arrumbadas tras un largo período de depósito; lanzacohetes RPG-2 y RPG-7 traídos de contrabando de Nicaragua o Cuba. Además los atacantes contaban con equipos de comunicación.
El grupo de atacantes se dividió en tres escalones. El primero era el Grupo de Asalto, encargado del inicio del ataque y combate entre los edificios del cuartel; el segundo era el Grupo de Tanques, con la directiva de tomar los vehículos blindados; y el tercero el Grupo de Agitación, con la misión de producir un levantamiento popular.
El Grupo Ataque estaba compuesto por cuatro escuadrones de ocho efectivos. El primero dirigido por el chileno José Mendoza, alias "Chepe". El segundo bajo la jefatura de "Pancho" Provenzano. El tercero era comandado por "La Negra" Claudia Acosta, una de las jefas más importantes para las operaciones dentro del regimiento; y el cuarto bajo la dirección de la veterana "Claudia", Claudia Elsa Lareu.
El Grupo Tanques fue integrado por 14 terroristas bajo la responsabilidad de Roberto "El Gato" Felicetti y Juan Manuel Murúa, alias "Teniente Caña", otro veterano del PRT-ERP, condecorado por su lucha en Nicaragua y ex integrante de la Compañía de Monte Ramón Rosa Jiménez" del ERP en la provincia de Tucumán. Dentro del dislate de la preparación, el Grupo de Agitación estaba conformado por 30 miembros que tenían que agitar a la población y marchar sobre los tanques a la Plaza de Mayo.
La Operación Tapir comenzó a las 6.15 de la mañana con el mismo método con que se había realizado el ataque en Monte Chingolo a fines de diciembre de 1975. Un camión de Coca-Cola embistió la entrada al Regimiento de Infantería 3 "General Belgrano" matando al soldado Roberto Taddía, mientras se arrojaban panfletos simulando ser seguidores del coronel Seineldín. En ese momento comenzó la batalla que duraría hasta bien entrada la tarde. Trabajosamente, el Ejército, bajo directivas presidenciales, recuperó la guarnición a sangre y fuego. Según la edición de Clarín del 3 de enero de 1989, murieron 27 terroristas y las fuerzas legales tuvieron 11 muertos y 53 heridos. En medio del fragor también murieron 2 civiles.
Tras los enfrentamientos, el apoderado del justicialismo César Arias acusó a miembros del gobierno de Alfonsín de connivencia con los atacantes y Menem hizo referencia sobre varios periodistas que participaron como "autores intelectuales" de los acontecimientos.
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