Si no era por Saun, no hubiera llegado Anabelle. Si no llegaba Anabella, años después no hubiera llegado Julio y Johana, ni Josefina, ni Noah… ni ninguna de las ya 120 vidas cambiadas.
De ese primer nombre surgió todo. Saun era un chico de un pueblito perdido de Laos. Un día del 2014 estaba sentado al costado de una cancha mientras sus amigos jugaban al fútbol. Como no podía correr ni hacer fuerza ni llevar una vida normal, simplemente miraba a los otros chicos. El clima en Laos era agradable, lo es casi todo el año. Los campos de arroz rodeaban la cancha y todo se veía verde y tranquilo.
Por ahí andaba Gonzalo Erize, un argentino -hoy de 33 años- que había estado viviendo en Australia y en ese momento viajaba por el sudeste asiático. Lo vio, le llamó la atención y se acercó. "Le sonreí y él me sonrió. En ese momento pensé que tenía que hacer algo por ese chico. Si me pedís explicaciones, si lo pensé o qué… te digo que no. No lo pensé. Instantáneamente me acerqué a su familia y su mamá me contó la historia. Saun padecía el Síndrome de Hirschsprung: una obstrucción del intestino que no le permitía defecar. Le dije que los iba a ayudar. Así fue como empezamos", recuerda hoy Gonzalo.
A partir de entonces comenzó la odisea: pasó más de 120 días junto a Saun y su familia. "Primero fuimos al hospital más cercano y quedó internado el primer día. Al décimo día el doctor me dijo que no sabía qué tenía. Me fui para Tailandia con los estudios a buscar un hospital que lo tratara. Encontré un doctor que me dijo que lo llevara. Ahí volví a Laos a buscarlos. No tenían ni el pasaporte, nada. Me fui al Ministerio de Relaciones Exteriores a pelearme con todo el mundo. Y a los dos o tres días nos fuimos con Saun y la mamá a Tailandia. Estuvimos ahí un total de cincuenta o sesenta días", recuerda.
Al principio, financió todo con sus ahorros. Después, comenzó una campaña. Recibió donaciones de Argentina, Chile, Australia, Inglaterra… y logró pagar el tratamiento completo de Saun y ayudarlo a construir una casa. "La conclusión del caso es que yo no estaba solo sino que hubo muchísima gente y recursos que me ayudaron a mí a que yo lo ayudara a él", dice.
Su vida a partir de entonces cambió para siempre. A cada paso que daba veía alguien a quien ayudar, y así fue durante un tiempo apadrinando causas para resolver el mundo de un caso a la vez. "En cada ocasión siempre se me encontraba con lo mismo: alguien ayudaba con la recaudación de fondos, alguien con el acceso a la comunicación, había gente que me iba guiando en qué hacer según el caso, aparecían especialistas, y gente que estaba disponible para las tareas de todos los días. Estas cinco cosas se repetían, y ahí es donde empezamos a pensar en Saun como una organización", explica.
La primera persona del plural es porque después de esos primeros viajes, la misión de Gonzalo Erize dejó de ser una aventura solitaria. Se rodeó de gente que quería lo mismo que él y formó con ellos lo que hoy es Saun, un ecosistema colaborativo pensado para ayudar a los otros a ayudar. Y que funciona: desde su creación ya recaudaron más de 165 mil dólares que destinaron a diferentes causas.
"Yo lo vi en las noticias y empecé a ver que teníamos mil amigos en común. Y cuando él volvió lo encaré por algunos proyectos sociales que tenía y me terminé metiendo en su proyecto a fondo", cuenta Tomás Méndez Trongé (31 años), otro de los líderes y fundadores de Saun. El tercer miembro clave es el hermano de Tomás, Sebastián (38). "Primero ayudamos a una familia, después a otra, y a otra, y así… Hasta que empezamos a dar soporte también a otros que querían ayudar", explica Tomás.
"Queremos regalarle Saun al mundo entero. A todo aquel que tenga la iniciativa de cambiarle la vida a alguien. Funciona de esa forma. Si uno quiere cambiar la realidad de otro que está en situación de vulnerabilidad, hoy puede entrar a la web y cargar su caso, describir su situación personal y la del 'uno'", se entusiasma Gonzalo.
El "uno" es como llaman ellos a la persona que será ayudada en cada caso, "porque es ese uno que te cambia la vida…", dice Tomás. Y agrega: "Siempre decimos que cuando vos enfocás en uno podés cambiar varias aristas de la situación de esa persona. También decimos que no queremos cambiar el mundo sino cambiar el mundo de una persona a la vez".
-¿Cómo funciona esa red?
Gonzalo: Apenas alguien quiere ayudar a otro comienza a actuar el ecosistema. Hay gente que no tiene la iniciativa para cambiar las cosas o no tiene el tiempo para meterse a fondo, entonces diseñamos un sistema en el que podés tener distintos roles. Los usuarios de Saun son individuos, compañías, medios de comunicación y entes gubernamentales y no gubernamentales. Esos cuatro usuarios van a tomar distintos roles. Si vos no tenés tiempo de ir a un lugar, podés donar, o podés ayudar desde tu casa compartiendo conocimiento, o podés hacer un trámite que conocés bien y otros no… Es a la medida de lo que cada uno puede dar.
-¿Cuántos casos en movimiento hay hoy?
Tomás: Hoy hay 16 casos activos, todos tienen su equipo y se autogestionan y autosolventan. Se guían con toda la metodología que les brindamos, porque hoy ya tenemos un método, pero se mueven de manera independiente. Hoy mismo, activas en esos casos, habrá unas 300 personas. Pero además están las empresas, y no sabemos cuánta gente más dentro de ellas está colaborando en cada caso. Tomando todos los roles hasta la fecha ya hubo cerca de 6 mil usuarios de Saun. Seis mil personas que de algún modo se comprometieron con una causa.
Gonzalo: Las herramientas que le damos a la gente son importantes. La plataforma para recaudar fondos por ejemplo permite hacerlo para cada caso, entonces el que se quiere comprometer con uno en particular dona a ese. Además, a través de la web se puede hacer seguimiento de todas las historias, estar atentos a cualquier necesidad y participar de diferentes maneras.
-¿Es solidario el argentino?
Gonzalo: El problema del argentino es que a veces no sabe cómo encauzar esa solidaridad. La sociedad sigue teniendo esa solidaridad característica, pero algunos han dejado de confiar. Lo que tiene Saun es que quienes se involucran pueden ver el efecto. Cuando van a un lugar a ayudar, se transforman y vuelven mejor de cómo estaban antes.
-Proponen que se vaya de a una persona a la vez, ¿pero cómo se elige una sola persona para ayudar en un contexto de crisis como el actual, en el que en cada esquina se ve a alguien vulnerable?
Tomás: Es que no se puede ayudar a todo el mundo a la vez y no te podés castigar por eso. Es parte del aprendizaje de todo esto. Tomás un caso, lo tenés que solucionar. Ya dos al mismo tiempo es complicado. Tres, no. Lo importante es saber delegar, ser eficiente, y cuando uno dio todo lo que pudo dar es momento de replegarse, recargarse, y volver a arrancar. Y si lo hacemos y entendemos que todos podemos cumplir una función es donde va a llegar la tranquilidad.
-A aquellos que no ayudan, que van por la calle y se conmueven con la realidad pero deciden seguir de largo, ¿cómo se los involucra?
Tomás: La gente piensa que ayudar a alguien te quita energía, plata, tiempo… y por eso tal vez no se anima a hacerlo. Pero cuando empezás a entender y estás ahí, y sentís la empatía y dejás de juzgar a la persona que estás ayudando, te empezás a dar cuenta de que solo recibís, de que dormís más tranquilo… Te cambia la perspectiva, sobre todo en este momento del país.
-¿Qué tiene de novedosa la nueva plataforma que están lanzando?
Tomás: La nueva plataforma 2.0 es una página donde la gente puede estar informada de todos los casos y ponerse en contacto con cada líder de caso para ayudar. Y también estamos lanzando nuestros espacios de encuentros en Starbucks. De acá a fin de año tendremos cinco encuentros para acercarnos a la comunidad y hacer una sinergía para sumar más gente.
-¿Tienen un sueño? ¿Cuándo creen que podrían dar por hecha la tarea?
Tomás: El sueño es que esto sea mundial y que sea una herramienta para que cualquiera pueda cambiar la vida de una persona en situación de vulnerabilidad sea donde sea. Que se pueda conectar con las diferentes soluciones en el mundo.
Más info:
Para ayudar, se puede conocer la página de Saun, compartir causas o anotarse en alguna para ayudar desde el lugar que cada uno pueda. La web es: https://saun.org