"La gente ama al tango más que a cualquier otra danza del mundo. La vi y dije: 'Tengo que aprenderla'", confiesa el hombre que el 5 de enero próximo cumplirá 100 años y que llegó a Buenos Aires para participar del Mundial de Tango. El viaje es el regalo de cumpleaños adelantado que quisieron hacerle sus amigos de la comunidad tanguera de Irlanda a James McManus. Él soñaba con conocer la tierra de Carlos Gardel, los rincones porteños que acunaron los primeros compases de la danza que le da tanta felicidad.
"Cuando escuchás la música es algo asombroso. Es muy difícil de describir, pero tenés esa sensación. Todo el cuerpo se mueve a tiempo con la música y tu cerebro se activa alrededor de la pista", sintetizó ante los micrófonos de Festivales CABA el veterano de la Segunda Guerra Mundial.
Video: Así se presenta James en el Mundial de Tango (Gentileza Festivales GCBA)
James comenzó a bailar tango en 2002, cuando tenía 80 años.
James McManus nació en Paisley, Escocia, en 1920. Después de luchar con el Ejército inglés durante la Segunda Guerra mundial, trabajó como telegrafista marino y operador de radio en la Marina Mercante, lo que lo llevó a viajar por todo el mundo.
La vida del bailarín contada por su profesor
Hernán Tarila Catvin es un profesor de tango argentino que vive en Irlanda desde 2002, el mismo año en que James descubrió su pasión: bailar tango. Sin embargo, pasó casi una década hasta que profesor y alumno se se unieron en una entrañable amistad. En diálogo con Infobae , el docente contó la experiencia que vive junto a su alumno en el Mundial de Tango en Buenos Aires.
-¿Cómo llega el tango a la vida de James?
-Vio un show de tango en Waterford, Irlanda, en 2002, le encantó y quiso aprenderlo. Hasta ese momento practicaba baile de salón, que son distintos ritmos latinoamericanos como el chachachá, vals, etcétera; y el tango europeizado, que no tiene nada que ver con el tango argentino porque es un abrazo distinto y que no tiene tanta estructura ni improvisación. Cuando despertó su interés por bailarlo arrancó con Néstor y Mónica Castillo, campeones metropolitanos. Ellos le dieron clases. Yo llegué a Irlanda en septiembre de 2002 y cuando ellos dejan de dar clases me contratan y lo conozco en 2012.
-¿Cómo son las clases en las que participa?
-Viene todos los martes a las 7 de la tarde, cuando damos clases para principiantes. Llega con una botellita de cerveza sin alcohol con sabor a jengibre. Siempre trae dos, una para mí. La toma y baila. Descansa media hora y arranca la clase para intermedios. ¡Está alrededor de cuatro horas bailando!
-¿Cuándo nace la idea de traerlo a Buenos Aires para participar del Mundial de Tango?
-La idea nace de Tara, mi compañera de baile y también profesora, como regalo por sus 100 años. A partir de ahí, con la comunidad de tango de Irlanda hicimos una colecta y juntamos el dinero necesario. También hicimos un par de fiestas para recaudar fondos. Al principio nuestra idea era solamente venir a Buenos Aires y que él fuera a conocer algunas milongas.
-¿Y qué pasó?
-Pasó que mientras lo planeábamos, de casualidad, llegan a Irlanda los bailarines de tango Lucía Seva y su compañero Jerry y les conté los planes, por lo que nos pregunta por qué no lo anotamos en el Mundial de tango, ya que coincidían las fechas. Nos pareció una idea fabulosa que participe y que además pueda representar a su país, cosa que para él es muy importante. Y así se generó lo que se generó y lo que vemos ahora.
-Como uno de sus profesores, ¿el objetivo era que solamente bailara en Buenos Aires?
-Lo que queríamos era el reconocimiento de los valores. Porque hoy en día los valores están devaluados, por eso creemos que esta sería una buena manera de contar una historia que inspirara a la gente a cuidar de los viejos, por un lado, porque para nosotros eso es fundamental: la atención de las personas mayores que a veces quedan tiradas en un depósito cuando en realidad hay tanto para aprender de ellos y de las experiencias que han vivido. Para nosotros fue fundamental hacer que se reconociera su mensaje de humildad y el que hay que hacer lo que a uno le gusta, dedicarle tiempo a lo que se ama y disfrutarlo como él lo hace.
-¿Cómo es James?
-Es muy gracioso. Todos los que lo conocen le preguntan cuál es el secreto de su vitalidad y él dice: "¡Todo está en internet!". Tiene esas salidas. Para mí es un honor viajar con él. Tiene una personalidad muy agradable y ama bailar.
-¿Será ese el secreto de la longevidad?
-¡Eso es lo que él dice! En un punto bailar es lo que lo mantiene tan bien. Pero lo que lo atrae tanto del tango es la sociabilidad que se genera, le gusta conocer y estar con mucha gente. Además se alimenta muy bien, come poco, pero de buena calidad. Maneja. Sube al auto, va al mercado para comprar su comida, se cocina, limpia su casa porque no quiere que nadie más lo haga. No se queja. Jamás lo escuché quejarse de un dolor o de algo. ¡Es asombroso! James tiene una aceptación radical de la realidad, se adapta a esa realidad. También esa actitud se debe al ejercicio mental, porque el baile lo da. Él toma las clases de baile, graba los pasos más dificultosos y los ensaya hasta que le salen. Cuando lo logra festeja levantando el puño.
-¡Imagino que tiene hipnotizado a cuantas personas se cruza en las milongas porteñas!
-¡Si! ¡La está pasando muy bien! La gente lo espera, lo saludan, se sacan fotos con él. ¡Es maravilloso! ¡Anoche bailó bailó hasta las 4 de la mañana! Lo miraba bailar y pensaba: "¡de acá no lo saco más!" ¡Y bailó rock, cumbia, todo! Está disfrutando mucho.
-¿Habla de sus vivencias en la guerra?
-Sí. El otro día, justamente, estábamos en la casa de una amiga y contó algo. Es como que lo va largando de a poco y hay cosas que las tiene como cerradas, pero de repente aparecen y las cuenta.
-¿Qué fue lo que contó?
-Contó que cuando llegó a Alemania le tocó ir a los Campos de Concentración para detener a los oficiales alemanes y dijo una de las cosas que más me impresionó de todas las que me contó: "Pude sentir el olor de los cuerpos a kilómetros de distancia. Yo no entiendo cómo esta gente pudo hacer eso. Encontramos a los que estaban vivos y también se sentía el olor a kilómetros de ahí". También estuvo en el Día D, el desembarco en Normandía. Vivió experiencias muy muy fuertes.
–¿Cómo es hoy su vida en Irlanda?
-Vive solo, tiene una pensión del gobierno y paga poco de alquiler. Los remedios son prácticamente gratis, los proporciona el gobierno, las personas mayores allá reciben mucha ayuda. El Estado está presente para la gente grande y eso también ayuda. Allá los jubilados viven de otra manera, es otra realidad.
-Además es un cibernauta ¿verdad?
-¡Sí! Tiene su televisor e internet. Le gusta estar conectado todo el tiempo. Al ser Técnico en Telecomunicaciones, todo ese mundo de la red le interesa.
Esta noche, en la final de la categoría salón del Mundial de Tango, James subirá al escenario del estadio Luna Park para recibir una mención de honor. Y apenas escuche un compás seguramente se calce sus zapatos, se quite la boina y haga lo que vino a hacer: bailar tango.
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