Rubén Dogliani es rosarino y tiene el mejor traje en el país de Chewbacca, la criatura peluda de más de dos metros y lenguaje gutural, que trajo a la vida la primera película de Star Wars en 1977, Episodio IV: una nueva esperanza. Cuenta la leyenda que George Lucas creó el personaje, un wookie en la ficción, inspirándose en su perro, Indiana.
Hace algunos años Dogliani se subía a un micro de larga distancia en Rosario con su traje de pelo real, algo de maquillaje, el par de zancos que lo hacen alcanzar los 2,28 metros, para viajar hasta Buenos Aires y conocer a Guada, una nena de 8 años que entonces alternaba sus días entre las sesiones de quimioterapia y los DVD´s de la película.
Era un día difícil, pero los Stormtroopers (o Tropas de Asalto) que tocaron la puerta del departamento y sus papás, la convencieron para que se levantara de la cama y los acompañara hasta el entrepiso del edificio. Cuando estuvo frente a frente con Chewbacca, nadie lo vio pero ella abrió la boca con exageración infantil detrás del barbijo.
"Te quiero", le salió decir hundida en un abrazo que le quedaba grande y el rosarino le respondió entrecortado "yo también, princesa guerrera". La habitación quedó en silencio. No tanto por la emoción, como por el hecho de que cualquiera que haya visto el film sabe que Chewbacca no habla. Por un instante Dogliani se olvidó del personaje. Por un momento Guada se olvidó del cáncer.
Detrás de la fantasía ganándole por un rato a la idea de la muerte, estuvo la 501st Legion Garrison Argentina, según la definición de Javier Cupito, hoy su oficial al mando "un club de trajes, dedicado a la réplica de los vestuarios que se ven en la película, focalizado en los villanos de la saga". El caso de Dogliani se vuelve una excepción a la regla, porque Chewbacca pertenece a los buenos, aclara Cupito.
"Lo que pasa es que esto tiene un fuerte sentido solidario que es lo que a muchos nos motiva a pertenecer", cuenta sobre la Legión 501, la organización que tiene presencia en 61 países y reúne a unas 14 mil personas alrededor del mundo. "El objetivo no es netamente solidario, nosotros en Argentina lo hacemos así, pero en otras partes sólo lo hacen para divertirse", describe.
"Me ayudaron mucho en uno de los peores momentos de mi vida", recuerda Guada, hoy curada, en un video colgado en la web de la agrupación, el día que Chewie Dogliani y la 501 la sorprendieron. Pero el fin de semana pasado, durante la visita al Hospital Infantil Ricardo Gutiérrez, varios de los trooperos reconocieron en diálogo con Infobae que no todas las historias tienen un final feliz.
En el año 1997 fue Alvin Johnson, un aficionado, el que fundó la Legión 501 en los Estados Unidos. Todo comenzó con la web Detention Block 2551 -un guiño a la prisión en la que estuvo encerrado el personaje de la princesa Leia en la película-, donde comenzó a subir fotos suyas con su traje de Stormtrooper. Otros "villanos" se sumaron al juego y el resto es una historia que se volvió mundial.
En 2005 Katie, la hija de Alvin, fue diagnosticada con un cáncer terminal. Ese año el Club R2, inspirado en R2-D2, el personaje que por el sonido de su nombre en inglés sería doblado al español y conocido como Arturito (Ar-two-di two), creó para ella un modelo color rosa del robot al que llamaron R2-KT. El droide aparecería en 2015 en una escena de Star Wars: The Force Awakens.
Durante los años que duró la enfermedad de Katie la Legión 501 se movilizó para juntar fondos para su tratamiento. Las acciones superaron el gusto por la saga, el fetiche por los trajes, por la historia de los personajes, y se convirtió en un brazo de villanos solidarios. Esa característica es la que mejor define a la Garrison de Argentina, que no acepta participar de ningún evento que no tenga un fin benéfico.
"A la 501 puede entrar cualquiera, no hay ningún tipo de discriminación. De hecho este año incorporamos un oficial de diversidad", comparte Cupito con Infobae, sobre otra de las piedras fundamentales que hacen a la fuerza del grupo: la inclusión. El abogado de 44 años interpreta, además de otros personajes, a Boba Fett, desde chico su favorito, encarnado en la saga por el actor británico Jeremy Bulloch .
El único motivo que podría llevar a no ser parte y que según el oficial al mando de la Garrison Argentina resulta "privativo" es que los trajes deben cumplir con standards específicos, basados en los diseños originales. Esa fue una de las condiciones que el propio George Lucas le puso a la 501 para poder usar los trajes, junto con la condición de que no se lucre a costas de Star Wars. Eso no se negocia.
"Hay algunos muy simples, pero siempre algo hay que invertir", dice Cupito sobre los diseños. Los modelos con sus especificaciones figuran en la "librería de trajes aprobables" en la web 501stargentina.com.ar y luego deben ser aprobados por el "Enlace de filiaciones" del grupo, Leonardo Gazzia.
"Uno puede llegar buscando ser aplaudido, porque esto es un flash, estás caracterizado como Stormtrooper, al lado de un Darth Vader que te respira, la gente te aplaude, te subís a escenarios, se sacan fotos con vos, se te acercan, te felicitan. Hay gente que busca eso y estamos también los que buscamos el acceso a la actividad solidaria", enmarca Cupito ,los dos grandes perfiles de miembros que se encuentran en el país.
"A mí me duele mucho la pobreza. Una vez fuimos a un hogar y los nenes se abrazaban a la valija que tengo ploteada como R2-D2, donde guardo los trajes, entonces uno ve eso y dice 'cuánto amor que falta acá'", sigue, sobre su misión personal. La Legión 501 Garrison Argentina, dividida en el Squad Río de La Plata, Dark Side Warriors, Squad Rosario, además de células menores en Tierra del Fuego, Misiones o Córdoba, no recibe dinero a cambio de lo que hace que no sea con fines solidarios.
Es ahí, dice Cupito, donde encuentra las razones para seguir adelante y es por eso que entre hospitales, las causas solidarias, campañas que van desde la donación de sangre hasta madres con hijos que fueron víctimas de la trata con las que colaboran, que no sabe cuándo será su próximo fin de semana libre. Su familia lo apoya, en su trabajo lo entienden, algo que también podría no pasar. El grupo lleva más de 800 mil pesos recaudados destinados a causas benéficas e incontables horas dedicadas a la causa.
La locura que empezó Alvin Johnson en 1997, logró llegar a las más altas esferas del imperio de Lucasfilms, que hizo que el propio George Lucas fuera acompañado al Desfile del Torneo de Las Rosas en Pasadena, California, por un escuadrón de Stormtroopers, que el droide R2-KT, varios miembros y hasta el escudo de la agrupación aparecieran en las películas. También ayudan a personas reales, con mucho más que una fantasía simpática, desde el lado oscuro de la fuerza . La última pregunta pareciera haber sobrevolado toda la historia:
-¿Qué tiene Star Wars, que a 42 años de su estreno, genera todo esto?
-Que una persona se quiera embarcar en una responsabilidad y en un trabajo día a día no lo tiene Star Wars, lo tienen las personas. Sólo somos tal vez de la primera generación que se atrevió a reconocer que le gusta la cultura pop. Los héroes de los que me hablaba mi papá no se colgaban de telarañas, ni disparaban armas láser, no respiraban raro. Nosotros, la Generación X, nos atrevimos a reconocer eso. La película tiene la nostalgia, las ganas de querer seguir viviéndola; pero ayudar al prójimo es un poder que tenemos todos.
Director Audiovisual: Alejo García Sosa
Producción y video: Nicolás Spalek
Video: Gastón Taylor y Matías Arbotto
Edición: Mariano Llanes
Periodista: Alejo Santander
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