A menos de dos semanas del Día del Niño, todas las miradas apuntan a la industria del juguete y de los videojuegos. Pero no solo por las novedades que llegarán a las tiendas y a los shoppings sino también por los precios, donde el "impuesto rosa" se hace sentir con más fuerza y la diferencia entre un mismo artículo para nenas y nenes llega casi al 100%.
Si bien en las góndolas de los supermercados ese porcentaje oscila en un 15%; en las jugueterías el sobreprecio es abrumador tan solo por la diferencia de colores. Esto se observa en rubros variados como peluches, rodados, instrumentos musicales, masas para moldear y accesorios para consolas, entre otros.
Ante este panorama, es fundamental chequear los precios de los juguetes para evitar pagar de más. El comparativo ayudará a establecer un precio de referencia y evaluar hasta dónde cederán los consumidores para adquirir la "versión femenina" del producto en cuestión.
Pese a los importantes avances logrados en los últimos años en lo que respecta a equidad de género, el defensor del Pueblo bonaerense adjunto, Walter Martello, advirtió que "muchos fabricantes aún no pueden superar la articulación binaria y la segregación basada en construcciones sociales asociadas arbitrariamente con el sexo biológico de niños y niñas".
Y denunció que esta distorsión de valores, que fomentan la discriminación y naturalizan la idea de desigualdad, van en contra del artículo 42 la Constitución Nacional y del artículo 8º bis de la Ley Nacional de Defensa del Consumidor.
Como ejemplos citó que mientras una guitarra criolla para nenes cuesta $120, para nenas sale $200. Lo mismo sucede con las cartucheras: la de Mickey se consigue por $899 y la de Princesas $1.190. En las mochilas, en tanto, la cifra llega casi al doble: $1.690 la del Hombre Araña contra los $3.490 de Stay Magical.
Pero hay que aclarar que no estamos en presencia de una típica una "viveza criolla" ya que esta situación también sucede en otros países. Se trata de una tendencia mundial denominada "pink tax" (impuesto rosa) que hace que la versión femenina de un producto resulte más cara solo por estar dirigida a ese público en particular sin ningún tipo de explicación.
Frente a esta situación, desde la Cámara Argentina de la Industria del Juguete (CAIJ), intentaron explicar el motivo. "No creemos que la diferencia de precios se produzca desde la oferta. Es decir, en la puerta de la fábrica. Creemos que esa variación se puede llegar a generar en la cadena de suministro y en parte, se explica por la demanda", aseguró a Infobae Julián Benítez, Gerente de Relaciones Institucionales de la CAIJ.
Y puso como ejemplo el caso de los triciclos, en un intento de encontrarle un justificativo al llamado impuesto rosa: "Esto productos salen de fábrica al mismo precio y si existen diferencias de precio, se debe a los accesorios de cada versión (supuesta de niño/supuesta de niña) ya que pueden llegar a tener canastos, cintas, porta equipajes, etc, lo que encarece su costo".
En cuanto a los rubros donde se observa esta diferencia más acentuada, Benítez dijo que suele darse con los personajes de fantasía. "Como el consumo de ciertos productos, como por ejemplo los de la primera infancia, crecen en forma constante sin generar demasiadas novedades se opta por utilizar licencias de películas y personajes para repetir esos modelos pero de manera diferente", explicó.
Otro de los puntos en los que hizo hincapié la CAIJ es que se venden más productos rosas que celestes. "Lo cierto es que de 10 productos que tradicionalmente estaban vistos como destinados a las niñas como las cocinas, se demandan más en colores rosas y violetas que las que tienen colores genéricos no parametrizados como con rojo, azul, amarillo y verde", detalló.
Pero más allá de algunos casos puntuales, la cultura lúdica viene dejando de lado esos modelos de infancia hegemónicos consolidando arquetipos de infancia sin colores definidos e inclusivos.
"Hay que trabajar desde lo cultural para fomentar el rechazo de la compra de estos juguetes que se basan en el rol estereotipado de ser mujer y que promueven la compra de juguetes según el rol tradicional que la cultura le asigna a las mujeres", aconsejó a Infobae Mabel Bianco, presidente de la Fundación para Estudio e Investigación de la Mujer (FEIM).
Para Bianco, esto permitiría revisar y deconstruir esos roles en pro de la igualdad entre mujeres y hombres. "El desterrar el color rosa en las nenas y el celeste en los varones es imprescindible porque lo que traen con ello es el que las nenas se vean como princesas siempre lindas y los varones como personajes fuertes y todopoderosos que salvan a las princesas, ejerciendo así un poder sobre las mujeres desde chiquitos".
En el relevamiento hecho por el Defensor Adjunto del Pueblo también se hace hincapié en la "poca sutileza" por parte de algunos fabricantes y diseñadores a la hora de lanzar productos al mercado que asocian determinados trabajos y/o funciones de acuerdo al sexo biológico.
Detectó que el 40% de los juguetes destinados a las niñas están vinculados a las tareas de cuidado, siendo la oferta de muñecos bebés la más repetida de todos los juguetes dirigidos para ellas. "Se pretende imponer de antemano el lugar que deberían ocupar en la sociedad los niños y las niñas, como futuros adultos, en perjuicio de estas últimas. Es una cosmovisión anticuada que nada tiene que ver con los derechos humanos".
Frente a esta situación, Bianco propone que padres y madres se despojen de los colores y elijan los regalos según el gusto de los chicos. "Si la nena pide una pelota hay que comprársela y si el varón pide una muñeca hay que comprársela también. No hay que tener miedo porque con los juguetes no se cambian las identidades sexuales, sólo dan una pauta de lo que quieren ser", concluyó.
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