La defensa del endoscopista Diego Bialolenkier dio hoy el primer contragolpe en el juicio que sigue por la muerte de Débora Pérez Volpin. Fue a través de la declaración de un perito de parte que primero habló de una serie de antecedentes médicos de la periodista que podrían haber influido en el cuadro de la paciente. Y después sostuvo que el aire que invadió el cuerpo de la periodista no fue producto de la endoscopía sino que fue atribuible a las maniobras de reanimación que puso en marcha la anestesióloga Nélida Puente, la otra acusada en este debate oral.
"Hubo 50 minutos de tareas de reanimación. En el minuto 28 intervino el doctor (Hugo) Botto (médico pediatra que estaba a punto de hacer una cirugía y lo llamaron de urgencia para intervenir). Es decir, hubo 22 minutos en que intentaron meterle aire. Y claramente en la autopsia se vio que ese aire no fue a donde tenía que ir. Todo lo que se hizo en la reanimación pudo haber contribuido a ese estado crítico", afirmó el experto Roberto Glorio, perito de parte aportado por el endoscopista.
El profesional aseguró que "no es probable que la magnitud del aire que se encontró en la víctima pueda pasar por un orificio de tres milímetros; es imposible que la magnitud del aire haya salido del endoscopio". También hizo hincapié en un informe de la Policía de la Ciudad que indicaba que el equipo andaba correctamente, en busca de desacreditar la opinión de dos ingenieros que sostuvieron que el aparato largaba más presión de la que se debe.
Cuando la defensa le preguntó qué podía haber causado la lesión que tenía en el esófago, Glorio afirmó que "categóricamente" se puede afirmar que el endoscopio no causa ese tipo de lesión. Afirmó que es "prácticamente imposible" una perforación esofágica con elementos flexibles como los que usan ahora y que tienen un "borde romo" no punzante.
En tren de buscar respuestas a esa lesión, el perito afirmó: "El mandril o la guía podrían haber provocado esa lesión". Ese instrumento se puso en acción por parte de la anestesista durante las maniobras de reanimación.
"Durante las maniobras de reanimación hubo diferentes procedimientos, intentando salvar una vida. Eso podría haber generado el ingreso del aire –aseguró ante el tribunal-. Claramente pasó por la situación de emergencia, tratando por todos los medios de salvarla, y tal vez haya surgido una complicación. Eso se vio en el monitoreo… El aire que se aportó intentando reanimarla fue a otros lugares", aseveró.
El perito del endoscopista también aseguró que "el pulmón funcionaba" porque reaccionó cuando entró "el doctor Botto". Habló del cuadro de salud de Débora, una paciente con antecedentes de "tabaquismo" y "arritmia".
Cuando la querella abordó el tema del consentimiento que había firmado la periodista antes del procedimiento para saber si se le habían informado todos los riesgos a los que se enfrentaba, el testigo afirmó que habló con el acusado sobre si se lo había dicho expresamente, pero que en el escrito, actualmente, se incluye cualquier situación, como si fuera un prospecto médico, para evitar eventuales juicios. "El mayor riesgo no es la perforación sino en los medicamentos de la sedación más el estrés que puede generar un estudio como este", afirmó.
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