Fue una premonición. La intuición innata del superhéroe.
El 2 de abril de 2013 un hombre común, docente de una escuela pública primaria, se acercó al Hospital de Niños de La Plata "Sor María Ludovica" y le dijo a la monja que lo atendió: "Tengo un amigo que quiere venir a ayudar. Si ustedes están de acuerdo lo verán esta tarde. Quiere colaborar con los niños". La religiosa le respondió que por supuesto, sería bienvenido. "Dígame el nombre, así sé quién es cuando venga", sugirió la mujer. El maestro le respondió serio, porque no bromeaba: "Su nombre es Batman".
Fue una premonición, porque ese día de abril en que finalmente Batman golpeó la puerta del hospital y una monja lo recibió no sin asombro cuando lo vio en el umbral con el batimóvil estacionado detrás, lleno de regalos.
Ese mismo día, la lluvia más letal que se recuerde cayó sobre la capital bonaerense: hubo decenas de muertos y hogares destrozados. Aquella tarde de abril, mientras la ciudad de las diagonales se sumergía en el caos, Batman inició su obra solidaria.
"Salí de mi primer día en el hospital con el agua en la cintura", revela la voz del hombre murciélago, en un diálogo con Infobae llevado a cabo en su baticueva platense, de la que no se puede dar más información por razones obvias.
Batman recuerda la tragedia de abril: la lluvia, los ríos que aparecieron donde había calles; su primer día como superhéroe vernáculo no fue uno cualquiera para sus vecinos y rememora también su debut humilde, mucho antes de que su prestigio se agigantara y él se convirtiera en una personalidad destacada de La Plata, como fue declarado días atrás por el Concejo Deliberante.
"Recuerdo que mi traje todavía era muy básico, lo hice con lo que tenía en mi casa: un equipo de buzo de neoprene con una capa, un escudo abrochado y una careta", evoca, fiel a su estilo, con sus emociones escondidas tanto como su identidad, y suelta: "Parece algo increíble, ¿no? Fue el bautismo. Muchos creen que Batman aparece después de la inundación, pero no: me agarra adentro del hospital el agua".
–¿Cómo lo llamo?
–Batman está bien. O Bruno Díaz.
De Bruno Díaz sabemos entonces que desde aquella fecha fatídica cada viernes de su vida -a eso de las 19 se escucha el rugido de su batimóvil que se aproxima por la calle 14- aparece en el Hospital de Niños. Si falta por un feriado largo o por algún impedimento personal, compensa con otro día de la semana. No se permite no ir.
Cuando arrancó llevaba lápices para colorear como obsequio a los niños y niñas internados o en la guardia. Actualmente su trabajo es descomunal y cuenta con el respaldo de toda la comunidad. Batman trae pintura para el edificio, ropa, televisores para las habitaciones de los chicos, acolchados, reposeras para los padres que acompañan el sufrimiento, lo que sea, porque la mano de Batman hace lo que el Estado manco no puede.
"Lo ideal sería que Batman visite a los chicos, les lleve dibujos y listo. Al ver que tanta gente quiere colaborar, y que hay tanta necesidad, entonces hay que ayudar. Y cuando ves esas falencias tenés dos opciones: o despotricar o hacer algo desde tu lugar. Optamos por hacer", remarca, con convicción.
Se sabe, a diferencia de otros superhéroes, Batman no tiene poderes inexplicables. Lo suyo es voluntad y cuerpo. Humanidad. Si no hay oxígeno se muere, no puede volar ni se hace invisible. Batman es un tipo común con un compromiso sobrenatural, que no soporta la injusticia ni el dolor de un niño.
–¿Por qué lo hace, Batman?
–No hay un solo motivo para esto. Hay características personales, siempre me interesó lo solidario, siempre hice campañas de ropa, de útiles, de alimentos. Soy un agradecido, creo mucho en Dios, me ha dado mucho y mediante Batman puedo devolver algo de lo que recibí. Creo que sin justicia no funciona nada y cuando vi "Batman inicia" (la película dirigida por Cristopher Nolan) vi mucha similiutd entre Ciudad Gótica y Argentina. La situación de él (por el Batman gótico) es distinta, le matan a los padres y decide hacer justicia por mano propia, pero sí es una misma forma de estar cerca de los que no la pasan bien, transformar esos momentos duros en momentos de alegría y de emoción, hay nenes que están internados meses y que se les aparezca Batman es maravilloso.
Díaz confiesa que Batman cuenta con la ayuda de "11 Robines". Sus ayudantes son la gente de confianza, la mesa chica que tiene acceso al batimóvil y a la baticueva. "La gente quiere participar y empezaron a ofrecerse algunos voluntarios y a donar otras cosas. Entonces dije que no lo podemos despercidiar", cuenta.
Así surgieron los "batiencuentros", que se celebran cada mayo y noviembre. Son cenas show. Pizza libre con empanadas, picadas, y hay artistas y se reciben donaciones.
El primer batiencuentro se hizo en 2014 y asistieron 70 personas en lo que Batman recuerda como un "salón chiquitito". Ahora se hacen en gimnasios de colegios privados y al último fueron 550 personas. "Alguien colabora con el sonido, la iluminación, los locutores, con algo dulce, los comerciantes también. Regalamos 1.600 chupetines con el envoltorio de Batman y hay 700 con premios adentro", se entusiasma Díaz.
El superhéroe de las diagonales aclara que nunca acepta dinero en los batiencuentros: "Yo quiero que compren cosas, después les mando foto de la entrega. Cuando empezamos a cambiar los televisores en las salas del hospital hubo gente que compraba de a un televisor en cuotas, imagínese".
"Batman recibe ayuda de gente de clase media, trabajadora, que no le sobra nada, no hay ninguna empresa que mande 70 televisores. Se hizo todo a pulmón, peso sobre peso. Un banco desde el año pasado hace una donación, ahí sí, se va a recibir una donación 52 mil pesos para Odontología", cuenta.
"Detrás de Batman hay un montón de gente de La Plata, me da bronca que siempre haya algo para ensuciar", se enoja el superhéroe de las diagonales. La angustia que opaca su ánimo está anclada en las críticas que recibió su reconocimiento en el cuerpo legislativo de la ciudad justo en los días en que La Plata quedó a oscuras por un corte que la empresa EDELAP todavía no explicó. Más bronca le da que originalmente la cita estaba pensada para un miércoles anterior y debió postergarse.
"Entiendo que la crítica es al sentido de la oportunidad. Pero siempre tenemos que encontrarle el pelo al huevo, tendrán que castigar a la empresa y buscar los responsables, pero nada tiene que ver empañar una acción loable, yo quiero lograr la unión, dejar las diferencias de lado, acá no hay K ni M, ni de Boca ni de River, ni de Estudiantes ni de Gimnasia", comenta Batman, que hace silencio brevemente y habla otra vez: "Es que Guasones hay en todos lados".
Batman ha tenido que superar durante todos estos años momentos difíciles con chiquitos con los que se había encariñado. "A veces las mamás me escriben que fulano te mira desde el cielo. Uno sabe que esas realidades están. Eso es muy duro. Al principio me costó mucho, me quebraba y logré hacer una coraza. No es que no me quiebre ahora, por supuesto que soy humano, y no lo podés evitar. Pero pienso en todo el resto. En los que te esperan, en los que viven".
A bordo de su batimóvil, el señor detrás del traje carga con la satisfacción de ayudar y repartir regalos y alegría. "Es algo muy lindo, una magia. Que se crea que Batman dejó Ciudad Gótica y se fue a vivir a La Plata. Me sorprenden más los adultos, hay fotos en el hospital que están más contentos los padres que los nenes. Además la confianza, en estos momentos, lograr que la gente confíe en vos de una manera tan tajante emociona".
Como los murciélagos, que solo vuelan de noche, Batman solo aparece los viernes. El resto de los días es Bruno Díaz, un hombre de barrio, muy lejano del millonario de alma oscura de Ciudad Gótica. Un hombre simple con sus falencias: "A veces me confundo, voy en el batimovil sin el traje", sonríe. Pero también es una persona que mira al futuro, con el fin noble de todo superhéroe, él mira hacia adelante y no encuentra el horizonte.
El mundo es un lugar hostil al que no le puede faltar un Batman. El lo sabe. Por eso, jura que su trabajo será un legado eterno: "Esto no va a morir en mí, tiene que ser la leyenda para siempre".
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