El emblemático Monumento de los Españoles -su nombre completo Monumento a La Carta Magna y las Cuatro Regiones Argentinas–, se asoma a lo lejos cuando se marcha por la Avenida Lugones. Son 25 metros de altura de figuras alegóricas en mármol de Carrara, secundadas en su base por estatuas de bronce y una maravillosa fuente. Todo un símbolo de Palermo, una bienvenida solemne al barrio.
Ubicado en plena intersección de las transitadas Avenidas Libertador y Sarmiento, sus cuatro caras llevan casi un centenario embelleciendo la ciudad.
Infobae junto al ingeniero civil Jorge Grimaz, que coordina la primer tarea de restauración en 20 años, recorrió desde la base hasta la cima para ver cómo avanzan los trabajos de esta "puesta en valor" del monumento.
"El paso del tiempo, los efectos medioambientales –como la lluvias, la erosión del viento-, las palomas, la contaminación local e incluso actos de vandalismo, destruyeron gran parte de la figura. Durante dos meses nos dedicamos a hacer la limpieza general, remover la suciedad y reparar el daño entre juntas para poder devolverle el esplendor de sus más de 100 años de historia", explica Grimaz.
El equipo de seis hombres que él dirige fueron los encargados de colocar los andamios desde las escaleras de granito hasta la punta de la figura para poder realizar el trabajo.
"Estamos haciendo un trabajo artesanal, a mano, que llevan adelante artistas que hace semanas se instalaron con sus herramientas", agregó Eduardo Macchiavelli el Ministro de Ambiente y Espacio Publico.
La historia del Monumento es bastante curiosa ya que sufrió una serie de inconvenientes antes de su esperada inauguración. El magnífico regalo del gobierno español por el Centenario de la República Argentina Debía estar listo para 1910 -como dice el grabado en su base-, sin embargo recién pudo inaugurarse el 25 de mayo de 1927.
La primera de estas vicisitudes tuvo que ver con el arquitecto que diseñó los bocetos. El autor original fue el escultor español Agustín Querol, pero su muerte en 1909 puso en pausa el proyecto. Querol sólo llegó a realizar los dibujos del diseño.
Pero eso no fue todo. El encargado de retomar el diseño fue otro español, Cipriano Folgueras Doiztúa. En 1911 su repentino fallecimiento volvió a retrasar la conclusión de dicha obra. Finalmente, Antonio Moliné concluyó el trabajo.
Además de las trágicas muerte, una nueva fatalidad atentó contra la finalización de la obra: parte de las estatuas de bronce que iban a completar el monumento quedaron en el fondo del mar luego del hundimiento del buque Príncipe de Asturias frente a Ilha Bela. A las apuradas, tuvieron que esculpirse réplicas que se entregaron dos años más tarde.
Finalmente, luego de casi dos décadas, durante la fecha patria de 1927 quedó oficialmente inaugurado. El Conde de Amalfi, en representación al rey Alfonso XIII, le hizo entrega simbólica el monumento al presidente Marcelo Torcuato de Alvear.
Cada ornamento simboliza el puente entre ambas naciones que siempre se mantuvieron estrechamente relacionadas. "A la Nación Argentina en su primer centenario, por España y sus hijos", dice la inscripción grabada en la base.
La fuente rodeada está rodeada por las cuatro regiones de nuestro país: Los Andes, el Río de la Plata, La Pampa y El Chaco, cada uno representada en bronce por su respectiva alegoría.
También se destacan otros grabados, como el del preámbulo de la Constitución Nacional Argentina, que tiene su espacio en la cara sureste del monumento, y donde se puede leer el siguiente extracto: "Y asegurar los beneficios de la libertad para nosotros, para nuestra posteridad y para todos los hombres del mundo que quieran habitar suelo argentino".
Las otras frases dicen: "Uno mismo, el idioma", "De una misma estirpe" y "Grandes sus destinos", reafirmando la estrecha unión de ambas naciones.
En menos de un mes la reparación estará lista. El último tramo será la puesta en marcha de la nueva fuente lumínica. Y así el monumento volverá a brillar como hace casi cien años.
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