El sacerdote Eliseo José Pirmati, de 83 años, tiene pedido de detención en el marco de la causa que investiga presuntos abusos sexuales y corrupción de menores en el Instituto Próvolo de la ciudad de La Plata. Sin embargo, el cura lleva una vida tranquila en Italia.
Mientras la justicia argentina se propone extraditar al sacerdote por las reiteradas denuncias de abuso a chicos sordos e hipoacúsicos en dicho instituto, él camina sin problemas por las calle de la ciudad de Verona. Hasta va a misa los domingos.
Allí, a la salida de la iglesia Santa Teresa degli Scalzi, fue sorprendió por un periodista del diario L'Espresso: "Don Pirmati, ¿usted sabe que hay una solicitud de arresto en su contra en Argentina? ¿Tiene la intención de presentarse?".
"¿Quién es usted?", llegó a responder el religioso mientras intentaba tapar la cámara con su mano izquierda. "No hagas estupideces", añadió mientras apresuraba el paso para eludir la situación.
Ante el intento de Pirmati de evadir la pregunta, el periodista le recordó su situación procesal. "Quiero saber si usted tiene la intención de responder, ya que hay un pedido de detención… un pedido de arresto para usted por abusos sexuales a menores, corrupción de menores, de parte del poder judicial de argentina".
"No sé nada de estas cosas", "No tengo nada que ver con eso", "Soy un hombre cualquiera de la calle", repetía una y otra vez Pirmati mientras caminaba los 500 metros que separan a la iglesia de la sede del Instituto Próvolo de Verona, donde se encuentra refugiado desde 2017.
La orden de arresto sobre Pirmati fue firmada el pasado 23 de abril por el juez de Garantía de La Plata, Jorge Moya Panisello. El sacerdote está acusado de abuso sexual simple agravado por su condición de ministro de culto religioso, en tres hechos al menos; exhibiciones obscenas y promoción de facilitación de la corrupción de menores agravada.
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