Cada 2 de junio en la Argentina se celebra el Día Nacional del Bombero Voluntario. La tradición nació en 1884, cuando se creó la Sociedad Italiana de Bomberos Voluntarios de La Boca, pionera de las entidades en la ciudad de Buenos Aires, con un lema de cabecera: Querer es poder.
Acaso la máxima expresión de la consigna madre se expone en la esquina de Tabaré y Pergamino del barrio porteño de Villa Soldati. Allí, el cuartel local funciona desde hace más de 20 años en una casa particular ubicada sobre una pizzería. El dueño del comercio gastronómico es el propio jefe del cuerpo, Sergio Touceda.
Touceda tiene 61 años y es bombero desde los 14. Vecino de Soldati de toda la vida, dice que mantiene la misma pasión que desde que empezó. Habla con Infobae mientras se toma unos minutos de su trabajo en la cocina, a la vez que se mantiene atento a cualquier llamado que provoque que sus colaboradores salgan a apagar incendios. Es que la central está en el mismo lugar en el que siempre vivió.
La peculiar sede tiene nombre de fantasía: los vecinos la conocen como "El Bomberito" y actualmente alberga a 14 voluntarios durante las largas guardias que a veces se extienden hasta doce horas. Se comenzó a construir en 1998 como propia iniciativa de Touceda, quien ante la necesidad de conseguir un espacio improvisó y cedió la vivienda de su propiedad.
"Era un departamento mío que está dentro de un terreno que forma parte de mi casa. Hoy no es independiente: por una cuestión legal, desde hace 15 años se lo cedí por comodato a Bomberos de Soldati", explica Touceda a este medio, aunque remarca que el agua, la luz y todos los servicios están a su nombre. "No me quejo de eso; el problema es el espacio", puntualiza.
La delegación trabaja contra varias dificultades. La primera se advierte a simple vista: son las unidades (un camión cisterna, un móvil de riesgo químico y otras dos dotaciones) descansando a la intemperie. Como las dimensiones no son las adecuadas, deben estacionarlas en el asfalto. La calle también es el campo de práctica.
Hay otros autobombas que duermen en el interior del patio de una empresa de áridos que está a tres cuadras de distancia. Entre los activos con los que dispone el cuartel también se contabiliza un bote semirígido que acaban de restaurar: "posiblemente mañana ya se ponga al servicio de la gente", cuenta el presidente de la institución.
En condiciones precarias, los voluntarios, que ejercen la profesión sin recibir remuneración alguna y dejan de lado su vida para ayudar a la comunidad, solicitan desde hace años un establecimiento con los espacios acorde a sus tareas.
Existió un proyecto en la Legislatura de porteña para otorgarles un predio bajo la autopista Presidente Cámpora, entre las avenidas Roca y Fernández de la Cruz, por el plazo de cinco años. Sin embargo, la iniciativa no prosperó.
Una posibilidad es conseguir una ubicación en las tierras del Centro de Transferencias de Cargas, un predio de más de 37 hectáreas entre Roca, Pergamino, la Avenida 27 de febrero y la autopista Cámpora. Touceda cuenta que hicieron una solicitud que no tuvo respuesta: "Le pedimos por escrito al Jefe de Gobierno que nos ceda un predio de 30 metros por 60".
"Para mí los bomberos son sagrados. Hoy hago el triple de sacrificio de los que hacía cuando era pendejo. Tengo la responsabilidad de la conducción: cuando no hay gente atiendo el teléfono, cuando no hay chofer manejo el camión. Hago lo que me gusta pero me parece que las autoridades se tienen que dar cuenta que si se ayuda a tanta gente, a tantos comedores, no entiendo por qué no pueden gastar 6 o 7 millones de pesos en comprar un predio", sostiene Touseda.
Y subraya: "No quiero que hagan el cuartel. Yo me encargo de eso; puedo salir a pedir ayuda a las empresas. Pero si gasto en el terreno, no construyo más hasta dentro de diez años".
Este domingo es aniversario de los Bomberos Voluntarios de Villa Soldati. Aquella iniciativa que surgió por impulso de un grupo de amigos que con baldes y una camioneta deteriorada exponían su cuerpo al servicio de la comunidad, cumple 23 años. El deseo es el mismo de siempre: dejar el precario cuartel y tener una sede renovada.
Fotos: Gustavo Gavotti
SEGUÍ LEYENDO:
La historia del atleta que corrió en el triatlón porteño con el uniforme de bombero voluntario