Caminar por las calles de Buenos Aires permite apreciar la diversidad arquitectónica que reúne esta ciudad. Si detenemos la mirada en sus ochavas descubrimos mini palacios que remiten a siglo pasado y contrastan con torres colgantes modernas.
Estas esquinas fueron elegidas por el arquitecto Fabio Grementieri, vocal de la Comisión Nacional de Monumentos, de Lugares y de Bienes Históricos y profesor de la Universidad Di Tella, por distintos motivos: entre estos se destaca su presencia, el valor arquitectónico de cada proyecto y su espectacular diseño.
Edificio Bencich, el "mini palacio" de Retiro
Dónde: Arroyo y Suipacha
Un palacete que nace en la calle Arroyo y envuelve la esquina hasta llegar a Suipacha, en el corazón del barrio porteño de Retiro. Esta obra -de apenas seis pisos- fue un proyecto de la empresa de construcción de los prestigiosos hermanos Bencich, creadores nacidos en Trieste, Italia, y encargados de hacer de otra esquina residencial ubicada en Córdoba y Esmeralda.
Con formación clásica, el arquitecto francés Eduardo Le Monnier, que estudió en la Escuela Nacional de Artes Decorativas de París, volcó su conocimiento en la proyección de esta obra. "Es un un prodigio de composición decorativa con mini cúpulas y ornamentos, inspirada en el renacimiento italiano y español colonial, de moda en ese momento", detalló Grementieri
Desde su origen, esta obra tuvo fines residenciales de alta categoría. Actualmente, sigue funcionando como edificio de departamentos privados, aunque algunos de sus espacios más reducidos son oficinas.
Desde lejos, llaman la atención los elementos decorativos ornamentales de la fachada en tonos blanco, beige, y ocre. "Este detalle, refleja una combinación de estilos que le brindan un atractivo único con presencia urbana", resaltó el arquitecto.
El exterior, con terminación en dos pequeñas cúpulas que apuntan al cielo, anticipa la belleza del interior: un hall con detalles en carpintería noble, pisos de mármol puertas de hierro y bronce, al igual que adornos notables.
Palacio Estrugamou, el último conventillo de lujo
Dónde: Juncal y Esmeralda, Retiro
"Se lo conoce como el último conventillo de lujo, o el último grito de expresión del Beaux Arts en Buenos Aires", explicó su creador. El palacio fue un deseo del terrateniente vasco Alejandro Estrugamou, quien encargó la construcción de este gran edificio de departamentos destinados a alquilarlo a familias de alto poder.
Ubicado en una de las zonas más elegantes de Buenos Aires, el lenguaje arquitectónico del palacio es claramente tradicional parisino, muy similar al que se ve en las calles de la capital francesa. Esto queda reflejado en la simetría de su fachada y un exterior símil piedra.
La estructura se divide en tres: basamento (planta baja y primer piso), desarrollo (los tres pisos centrales) y un remate constituido por dos niveles y un tercero que incluye zinguería y lucarnas.
Una de las joyas escondidas del lugar, que sólo se aprecia al caminar por la calle Esmeralda, es el patio interior, que remite a esos espacios verdes europeos. Abarca todos los pisos y es la fuente de luz natural de cada rincón. No es todo: el lugar también esconde otra curiosidad, una réplica de la famosa estatua Victoria Alada que se encuentra en el Museo del Louvre de París.
Otro de los detalles de época que le da categoría es la imponente puerta de bronce y hierro que simula las entradas de carruajes.
De grandes dimensiones (a partir de los 300 metros cubiertos), los departamentos poseen detalles suntuosos como picaportes y herrajes de bronce importados de Francia, pisos de roble de Eslavonia y mármoles también importados en las escaleras y otros sectores de las viviendas.
El "concreto de Talcahuano"
Dónde: Marcelo T. de Alvear y Talcahuano, Recoleta
"Una esquina que rompe la estética del barrio planta orgullosa de exhibir el cemento, las vigas, los juegos de líneas, las combinaciones de rectas ablandadas y curvas enderezadas, y las texturas rústicas, todas característica que responden a la corriente del brutalismo", dice Grementieri.
Su inmensidad en concreto hace detener la mirada. Su trabajo fue reconocido con el Primer premio de la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires en 1959.
El arquitecto concibió esa intersección con una torre de planta baja y 21 pisos con dos subsuelos. "Con una fachada ciega (no tiene ventanas) y a su vez un juego de composición decorativa de maderas que se van armando como mosaicos llama la atención por su presencia urbana", explicó Grementieri.
Sus características de diseño son innovadores, "generalmente las intersecciones se reservaban para edificios con ventanales al estilo bow windows o grandes cúpulas".
En contraposición, junto a Pablo Pater – creador del Palacio Ortiz Basualdo de Retiro- construyó el edificio de esquina de Avenida Alvear y Libertad, una muestra de racionalismo puro, con lo que demostró su versatilidad de lenguajes arquitectónicos.
El exterior de la construcción refleja la singularidad de su interior: pasillos amplios, hall incrustados, hormigón armado.
La Torre colgante
Dónde: Av. Maipú y Juncal, Retiro
"Estructuralmente audaz". Así define esta magistral torre realizada en conjunto entre Bigongiari y especialista argentinos. Un edificio construido sobre un terreno pentagonal en declive, con un frente a Plaza San Martín y el otro que da la calle Juncal, apuntado a la Estación Retiro.
El estilo contrasta con la estética del refinado barrio de Retiro. Esta torre fue de vanguardia al tener el primer edificio con helipuerto en su azotea, sumado al hormigón sin columnas y la mayoría de sus pisos "flotantes".
Pero eso no es todo: la fachada está compuesta por un frente vidriado continuo de carpinterías fijas hecha con burletes de neoprene preformados. El edificio en la actualidad básicamente aloja oficinas y empredimientos privados. Los pisos superiores prometen las mejores vistas al Río de la Plata.
Fotos: Lihuel Althabe
SEGUÍ LEYENDO