La carta inédita de un periodista desaparecido sobre el brutal crimen de Rucci y la soledad de Perón

El asesinato del líder de la CGT, 48 horas después de la rotunda victoria electoral del general, constituyó un hecho devastador en la sociedad política argentina. Así quedó reflejado en la carta que el periodista Edgardo Sajón le escribió a al expresidente de facto Alejandro Lanusse. El texto de la misiva es la primera vez que trasciende al público

La carta del periodista Edgardo Sajón describía el brutal crimen de Rucci y la soledad de Perón

Hay cartas cuyos textos suelen ser más que un puente de sentimientos, deseos y visiones entre dos personas en una determinada ocasión. Son aquellas que constituyen una radiografía de un momento y reflejan una época.

Cuando el periodista Edgardo Sajón se sentó aquel nublado y frío día viernes 28 de septiembre de 1973 que se abatía sobre Buenos Aires, para teclear su máquina de escribir y relatarle a su amigo y ex jefe Alejandro Agustín Lanusse lo que estaba sucediendo en la Argentina no imaginaba que se encontraba diseñando una radiografía inolvidable de la violencia que reinaba.

Como un complemento para su carta, se encontraba sobre su mesa el diario La Opinión de ese día que traía en su tapa el título: "Los gobernadores han sido convocados para el lunes" e informaba, además, sobre el secuestro del diario El Mundo, una matutino que se dedicaba a propalar las noticias del PRT-ERP.

"Tecleo tal como me fluyen los comentarios. No le sorprenda, entonces, algún desorden en los razonamientos, amén de seguros errores de máquina…pues no hay ningún 'buen periodista' que sea un buen dactilógrafo", le advierte Sajón a Lanusse.

Cinco días antes, el domingo 23 de septiembre de 1973, el teniente general Juan Domingo Perón había sido nuevamente electo presidente de la Nación por el 61% del electorado y tres días antes de sentarse a escribir la carta un comando de Montoneros había asesinado a al secretario general de la CGT, José Ignacio Rucci.

Fue un hecho tan aterrador que Perón dijo "me cortaron las piernas".

La carta del periodista Edgardo Sajón a Alejandro Agustín Lanusse, el expresidente de facto que se encontraba de viaje en México cuando asesinaron a Rucci

Edgardo Sajón tenía en ese momento 38 años pero traía sobre su espalda varios años de periodismo en Paraguay y la Argentina. Alto, simpático y conversador, el presidente de facto Lanusse lo nombró secretario de Prensa y Difusión en marzo de 1971.

Cuando Lanusse dejó la Casa Rosada en mayo de 1973 Sajón pasaría a desempeñarse como gerente técnico de La Opinión. Por su parte Lanusse en septiembre de 1973 viajó a México invitado por amigos que había frecuentado cuando era Agregado Militar a fines de los años 50. Así consta en una nota que le dirigió al comandante en jefe del Ejército, Jorge Raúl Carcagno, el 18 de septiembre de 1973, informándole que "he decidido ausentarme del país próximamente, para pasar una breve temporada en México, aceptando invitaciones de carácter particular…". No viajo solo, también lo acompaño su entrañable esposa Ileana Bell.

Alejandro Agustín Lanusse dejó la Casa Rosada en mayo de 1973

"En medio del sombrío panorama que vivimos, si de algo debo alegrarme –acépteme la paradoja- es de que usted e Ileana estén lejos de estas sombras (empleo la palabra ex profeso porque aquí uno no sabe ni quién es ni dónde está el enemigo); no en función de ningún escapismo, que usted detesta, ni de ninguna especulación, que usted desprecia, sino porque usted -discúlpeme la crudeza- puede ser blanco perfecto para quienes pretenden (aunque fracasarán al fin pero a un precio que nadie puede predecir) sumirnos en el caos y la violencia… esa única verdad que engendraba la violencia de arriba".

Ahora el periodista Sajón entra en tema: "Lo de Rucci fue aterrador… la planificación, la 'inteligencia', dicha con sentido militar, la ejecución, la fuga, etc., sumieron al país en una sensación de impotencia difícil de describir y de imaginar. 48 horas después de las elecciones, nadie hablaba de ellas. Parecen una cosa lejana, casi anecdótica".

Tras el asesinado de Rucci –en lo que dio en llamarse "Operativo Traviata"– el sindicalismo decretó 36 horas de paro general "que pareció hundirnos en la desolación y la tristeza, lo cierto es que el gobierno o Perón (no importa la diferencia) recién parecen estar despertando de esta desgarradora verdad argentina. Quizás se haya cruzado por su mente lo que todo argentino bien nacido no pudo ni quiso ocultar: el recuerdo de la famosa noche del 25 de mayo, Cámpora y Righi mediantes […] Al día siguiente, como réplica –vamos a llamarle así- el asesinato de Enrique Grynberg, montonero, jefe de investigación de la Universidad de Buenos Aires, casi en las narices de su mujer y sus pequeños hijos".

“Lo de Rucci fue aterrador… la planificación, la ‘inteligencia’, dicha con sentido militar, la ejecución, la fuga, etc., sumieron al país en una sensación de impotencia difícil de describir y de imaginar”, escribió Sajón

Sajón no adivinaba de dónde habían llegado los proyectiles que terminaron con el sindicalista peronista. Atinó a repetir lo que había expresado en esas horas el general Miguel Ángel Iñíguez, jefe de la Policía Federal: "No está claro si fue el ERP-22" (un desprendimiento del ERP con cierta afinidad peronista). Luego se sabría que a Rucci lo había asesinado un comando de Montoneros y FAR.

Como bien relató Ricardo Grassi, ex director de la revista El Descamisado (órgano de Montoneros), Mario Firmenich explicaría unos meses más tarde: "Creímos que tirándole al viejo un fiambre sobre la mesa íbamos a poder negociar en mejores condiciones, y la historia nos demostró que no era así. Fue una decisión política equivocada".

La congoja era tardía y "el viejo", como llamaban despreciativamente a Perón, no los perdonaría.

También, tiempo después, se sabría que los tiros fatales salieron del fusil FAL del "comandante" Julio Roqué, emparejado con "la ratita" Gabriela Yofre, ambos cordobeses.

Edgardo Sajón desapareció en 1977. Lo secuestraron y asesinaron los esbirros del general Ramón J. Camps, jefe de la policía bonaerense

"Nadie aquí puede arriesgar juicio serio sobre el futuro inmediato -relata Sajón-. No puedo menos que decirle que puede pasar cualquier cosa y que nadie debe sorprenderse si (José) López Rega, (Jorge) Osinde o Isabelita Perón son las próximas víctimas, sin descartar al propio Perón. Que este lo intuye, se lo pinta un hecho: más de tres manzanas a la redonda de su residencia en Gaspar Campos son, de hecho, zona de seguridad. Ni los periodistas pueden cruzar las vallas policiales".

A renglón seguido el relator estima que "Perón nunca ha aparecido más solitario que ahora".

El párrafo de la carta donde habla del crimen del líder sindical

Luego informa que "hoy viernes ha sido clausurado El Mundo por publicar comunicados del ERP y suspendido por 48 horas Canal 9 por causa parecida", y luego se pregunta: "No hay estado de sitio, según el gobierno el extremismo se acababa apenas nos fuéramos los opresores. Y yo me pregunto ¿qué es esto, dónde estamos, hacia dónde vamos? ¿O es que vamos a combatir la guerrilla con el fascismo?".

Las FF.AA están mudas

A renglón seguido le cuenta al teniente general (re) Lanusse que las FF.AA. están "mudas" y estima que "ellas no pueden eludir su deber con la Patria cuando la guerrilla está minando al país. No para dar un golpe, sino para luchar junto al gobierno y en nombre del pueblo para exterminar este cáncer que ha surgido en la sociedad argentina".

"Yo no veo ningún síntoma de que el gobierno pida al Parlamento que ordene que ordene actuar a las FF.AA. ni a éstas con el ánimo predispuesto. Cada uno tiene su prejuicio, o su excusa", dice Sajón.

Sin embargo, meses más tarde, el presidente Perón endureció al Código Penal, enfrento a los diputados nacionales de la Juventud Peronista ante las cámaras de televisión y los obligó a abandonar sus curules. Más tarde (1975), para enfrentar al PRT-ERP en Tucumán, Isabel Perón dispuso la intervención directa del Ejército.

“Que Dios ilumine a Perón, porque hay siete millones trescientos mil ciudadanos que han creído mitológicamente en él. Pero ahora, él está en esta tierra. Y la única verdad es la realidad”, deseó Sajón en la carta

"Si estamos en guerra (como dice ahora el teniente (re) Julián Licastro, funcionario peronista) contra el ERP, que se actúe también contra el FAR, los Montoneros o la Universidad tomada por el marxismo. Pero que no se ataque a un extremismo con otro de igual calaña, porque -entonces sí-, deberemos llegar a la conclusión de que nos acercamos peligrosamente a la guerra civil".

"Es una amarga carta -estima Sajón-, y lo es porque todo el país parece haber perdido la sonrisa. Pero no es la carta de un desilusionado, sino todo lo contrario. En medio de la tiniebla, tengo cada vez más confianza en nuestro país. Ni la guerrilla ni el fascismo podrán vencerlo. Que Dios ilumine a Perón, porque hay siete millones trescientos mil ciudadanos que han creído mitológicamente en él. Pero ahora, él está en esta tierra. Y la única verdad es la realidad. Cómo se revierten los eslogan, eh. El pueblo que lo voto es sano, honesto y limpio. Rechazo de plano la barata interpretación de los gorilas de café, de que el nuestro es un pueblo que merece lo peor. Merece lo mejor. Y si algún día Dios quiere que alguno de nosotros pueda coadyuvar a que así ocurra, allí estaremos como siempre".

Antes de concluir, Sajón vuelve a insistir: "No quiero ser temático, pero recordemos siempre a André Giné: Hay que hundirse en las tinieblas, para encontrar al fin de la luz de la esperanza".

Antes de que Antonio Prieto –el recordado chileno cantante de boleros—pase a buscar la carta para llevar a México y entregarla a Lanusse, Edgardo Sajón sintetiza a su amigo el cuadro de situación:

* El asesinato de Rucci tiene al país sacudido.
* Miedo, pesimismo y total falta de seguridad, se asoman por todos lados. Y ningún sector está exento de padecer las consecuencias del estado en que vive el país.
* Perón está desconcertado. Y solo.
* La evolución de esto se está encaminando hacia una represión que puede ser indiscriminada. Perón no tiene en esto muchos escrúpulos.
* Pero además de erradicar al ERP, Perón deberá gobernar. Y cuando gobierne, además, deberá hacer confluir a montoneros y gremialistas, a marxistas y ortodoxos.

El escarmiento

En las horas previas al asesinato de José Ignacio Rucci, el matutino italiano Il Giornale D'Italia publicó unas declaraciones que Perón le formuló al corresponsal Luigi Romersa en las que el presidente electo avanzó varios pasos en dirección a su definición ideológica sobre el peronismo.

“O los guerrilleros dejan de perturbar la vida del país o los obligaremos a hacerlo con los medios de que disponemos, los cuales, créame, no son pocos”, dijo Perón

Las mismas fueron reproducidas en la edición vespertina de La Razón del 25 de septiembre, y Perón dijo que "mientras los demás hablan de socialismo nosotros hablamos de justicialismo. Somos decididamente antimarxistas".

Seguidamente, tras definir los métodos de la guerrilla, observó: "O los guerrilleros dejan de perturbar la vida del país o los obligaremos a hacerlo con los medios de que disponemos, los cuales, créame, no son pocos".

Perón, en esta ocasión no se olvidó de Cuba, al advertirle que "no haga el juego que hiciera en Chile, porque en Argentina podría desencadenarse una acción bastante violenta. La guerrilla molesta, daña la vida política y económica del país. Pero no tendrá éxito: si la guerrilla insiste, sucederá lo que en Santiago, donde la responsabilidad no fue de los militares sino de los guerrilleros".

Como se dijo, la carta fue escrita por el ex secretario de Prensa y Difusión de Alejandro Lanusse el 28 de septiembre de 1973. Sajón no estuvo tan errado al redactar el punto 4º de su síntesis. Tras el crimen de José Ignacio Rucci, el jefe del peronismo convocó a hombres que se habían replegado después del 20 de junio de 1973 tras los hechos de Ezeiza –Jorge Osinde, entre otros- y les encargó nuevamente la tarea de contener la marea.

La respuesta de Perón al asesinato de Rucci

Luego llegaría la respuesta orgánica: el "Documento Reservado" estableciendo "Drásticas instrucciones a los dirigentes del Movimiento para que excluyan todo atisbo de heterodoxia marxista" informó La Opinión del 2 de octubre en su portada. Para la mayoría de los historiadores el Documento fue el acta fundacional de la tenebrosa Triple A.

Según Benito Llambí, ministro del Interior de Raúl Lastiri y de Perón, "le manifesté a Perón -no hay que olvidar que a esas horas era ya presidente electo- que me parecía necesario convocar de inmediato a los gobernadores para establecer una apreciación global y acompasar las acciones pertinentes en los planos federal y provincial".

Una vez aprobada la idea se llevo a cabo una reunión plenaria con gobernadores y vicegobernadores, el presidente provisional, el titular de la cartera de Interior y el presidente electo el 30 de abril de 1973 (como informó el diario La Opinión que Sajón tenía a su lado el día que escribió la carta). El documento fue leído por el senador Humberto Martiarena, miembro del Consejo Superior Peronista.

La cumbre –que duró dos horas y media- tuvo una fuerte carga emotiva, no solamente por lo que se iba a tratar sino porque Perón era la primera vez que les iba a ver la cara a todos los mandatarios provinciales electos el 11 de marzo de 1973.

El coronel Jorge Osinde en el palco en Ezeiza

La introducción del Documento -cuya redacción se le adjudicó a Jorge Osinde– no daba para análisis alternativos: "El asesinato de nuestro compañero José Ignacio Rucci y la forma alevosa de su realización marca el punto más alto de una escalada de agresiones al Movimiento Nacional Peronista, que han venido cumpliendo los grupos marxistas terroristas y subversivos en forma sistemática y que importa una verdadera guerra desencadenada contra nuestra organización y contra nuestros dirigentes".

A continuación se desarrolla un largo listado de directivas, se crean estructuras de Inteligencia paralelas a las institucionales. El 8° "Medios de lucha": "Se utilizarán todos los que se consideren eficientes, en cada lugar y oportunidad", una definición muy amplia, no taxativa, en las que se establecen conducciones y ejecuciones descentralizadas con gran libertad de acción.

Tras el derrocamiento de Isabel Perón el 24 de marzo de 1976, la dictadura encabezada especialmente por Jorge Rafael Videla y Roberto Eduardo Viola, persiguieron a Lanusse y Sajón.

Al primero lo acosaron señalándole que el fracaso de su gestión entronizó a Perón nuevamente en el poder, abriendo las puertas del gobierno a la subversión marxista. Aquellos que lo frecuentamos en esos años sabemos de su padecimiento y sus sanciones militares con detención. Sin embargo, Lanusse falleció el 26 de agosto de 1996.

Edgardo Sajón, con 42 años, tuvo un peor final. Como al ex presidente de facto no lo podían matar, su ex jefe de prensa el 1º de abril de 1977 se transformó en un desaparecido. Lo secuestraron y asesinaron los esbirros del general Ramón J. Camps, jefe de la policía bonaerense. En varios de los párrafos de su carta está el secreto que generó la "desmesura".

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