Las tres nuevas estaciones de la línea E –Correo Central, Catalinas y Retiro– ya están prácticamente listas para ser inauguradas a fines de mayo. Los obreros todavía trabajan contra reloj, incluso de noche, para pulir los últimos "detalles y terminaciones". El polvillo típico de las obras en construcción todavía recubre los flamantes andenes, similares por su gran amplitud a los de la línea H.
El nuevo tramo de 2 kilómetros les permitirá a los usuarios de esta línea hacer combinación con la B y con la C, también podrán llegar directamente a la estación de Retiro para realizar la conexión con el tren. Según los cálculos oficiales, el viaje desde Retiro hasta Plaza de los Virreyes, en Flores sur, demorará 22 minutos en total.
Desde Subterráneos de Buenos Aires (Sbase) estiman que con la extensión sumarán unos 63 mil nuevos usuarios, lo cual representa un verdadero desafío si se tiene en cuenta que la línea E encabeza el ranking de reclamos por la baja frecuencia de los servicios (5 minutos en hora pico) y por la falta de vagones con aire acondicionado. Actualmente la usan alrededor de 90 mil usuarios todos los días. Para mantener la frecuencia planean incorporar formaciones FIAT que antes circulaban por la línea D y habían sido reemplazadas por coches nuevos con aires acondicionado.
La inauguración de esta obra que demandó más de USD 100 millones tendrá, junto con el Paseo del Bajo y los viaductos Mitre y San Martín, un lugar central en la campaña electoral de Horacio Rodríguez Larreta. La fecha elegida tampoco es casualidad: desde el Gobierno porteño consideran que es "fundamental" que la gente utilice estos nuevos servicios al menos durante un par de meses antes de que llegue el momento de ir a las urnas.
Más de una década pasó desde el primer anuncio de la obra allá por 2007, bajo el gobierno de Cristina Kirchner. Los trabajos se iniciaron dos años después y entraron en un limbo a partir de 2013, cuando el subte pasó a ser responsabilidad de la Ciudad. Para 2015 ya estaba terminada la parte correspondiente a la ingeniería civil, es decir, túneles y estaciones (otros USD 100 millones). Florencio Randazzo y Mariano Recalde incluso llegaron a hacer campaña en las mismas estaciones. No obstante, todavía restaba colocar las vías, el sistema eléctrico que alimenta a las formaciones, el sistema de señales, equipamiento de las estaciones, escaleras mecánicas y ascensores.
En 2016, cuando la Ciudad retomó los trabajos, calculaban que todo estaría terminado para el año siguiente. Los plazos se fueron alargando hasta el presente. "En cuanto se inauguren, automáticamente comienza desde ese día el servicio comercial", aseguró este jueves el presidente de Sbase, Eduardo de Montmollin.
A diferencia de la obra de ingeniería civil, que estuvo a cargo íntegramente del grupo Roggio, la finalización de las estaciones requirió más de 40 contratistas diferentes cuyos trabajos fueron coordinados por Sbase. Unos USD 30 millones para el nuevo taller de mantenimiento Lacarra, ubicado en la intersección de la colectora Dellepiane y avenida Perito Moreno, USD 10 millones para las vías y los otros USD 60 millones para terminar de equipar las estaciones, instalar las potencias eléctricas, señales, escaleras, ascensores, etc.
El servicio de subte se encuentra actualmente en proceso de selección de un nuevo operador que podría reemplazar a Metrovías, que lo administra desde su privatización en los 90. Los oferentes fueron las francesas RATP/ Alstom; Keolis, otra empresa francesa asociada a la argentina Helport (Grupo Eurnekian), y con apoyo técnico de Transport For London (TFL): y Metrovías, con la consultoría técnica de Deutsche Bahn, sociedad alemana mixta de ferrocarriles.
Una vez inaugurada la extensión de la línea E ya no quedarán estaciones en proceso de construcción. No obstante, tal como explicó el ministro de Desarrollo Urbano y Transporte porteño, Franco Moccia, el proyecto de la línea F pasaría al centro de la escena. Pero para eso la Ciudad primero deberá licitar el pliego de ingeniería, paso previo para poder realizar en el futuro la licitación de la obra propiamente dicha.
Los planes para la línea F datan de 2001, cuando fue sancionada la Ley 670 de la Legislatura porteña. Según el texto de la norma, el trazado comenzaría en La Boca-Barracas, en forma elevada, combinaría con la línea C y los ferrocarriles Roca y Belgrano Sur en Constitución, cruzaría todas las otras líneas en forma perpendicular y avanzaría por debajo de Las Heras hasta Plaza Italia y Palermo.
"Cuando la Ciudad tomó el subte en 2012 la red movía 900.000 personas al día y hoy 1.350.000, y vamos a superar 1.400.000 para fin de año", concluyó Moccia antes de terminar el recorrido de prensa.
Por lo pronto, a principios de este mes ya se realizó sin problemas el primer viaje de prueba hasta la estación Retiro, y a partir de la próxima semana los motorman comenzarán a practicar todos los días para familiarizarse con el nuevo tramo.
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