El gobierno de la Ciudad de Buenos Aires lanzó una prueba piloto con el objetivo de agilizar y mejorar el sistema de recolección de residuos. Sin embargo, la iniciativa generó una fuerte polémica: se instalaron 24 contenedores de basura que sólo se pueden abrir mediante el uso de una tarjeta magnética. Una de las metas, según los propios impulsores, es evitar que la gente se meta dentro de los mismos y saque basura que después queda tirada en la calle.
En medio de un clima de dificultades económicas en todo el país y luego de un incremento de la indigencia y la pobreza entre los habitantes de la Ciudad de Buenos Aires, la iniciativa de instalar contenedores "inteligentes" quedó en el ojo de la tormenta. Estos 24 nuevos recipientes fueron instalados en el microcentro porteño, dentro de la zona de la Comuna 1.
Eduardo Macchiavelli, ministro de Ambiente y Espacio Público de la Ciudad de Buenos Aires, advirtió el lunes, día de la presentación al medio cordobés Cadena 3, que la instalación de los nuevos contenedores de basura tenía como uno de sus objetivos "evitar que personas se metan y saquen basura. Va a mejorar mucho la limpieza de la avenida Corrientes". Su declaración quedó registrada en un video que se difundió en las redes sociales.
Para su correcta utilización, se les otorgó una tarjeta magnética a los frentistas de la zona. Por ende, cada residente tendrá que pasar el plástico por un lector para permitir así la apertura de la tapa superior del contenedor, que posee un sistema de cierre imantado. Desde el Ministerio de Ambiente y Espacio Público porteño se afirma que así se accederá a información sobre hábitos, horarios y demás estadísticas del proceso de desecho de bolsas de basura.
El propio Macchiavelli profundizó sobre la implementación del nuevo sistema durante una entrevista con la periodista María O'Donnell en Radio Metro: "Esto nos va a permitir mejorar la logística del sistema de recolección, que es un esfuerzo logístico gigantesco. Todos los días se operan unos 28.000 contenedores, es un esfuerzo inmenso".
El funcionario indicó que los contenedores inteligentes son construidos en Italia y que se usan "en la gran mayoría de las ciudades de Europa".
Además, Macchiavelli especificó que cada contenedor posee un sensor de volumen, el cual dispara una alerta al encontrarse en un 75% de llenado. Eso permitiría que los camiones recolectores procedan a vaciarlo de una manera más rápida y que los ciudadanos no se encuentren con contenedores rebasados de basura.
Allegados a Aesa, la empresa responsable del cuidado medioambiental en la Ciudad de Buenos Aires, explicaron que estos contenedores "son apenas 24 de los 28.000 que hay en toda la ciudad" y que su llegada forma parte del proceso de innovación en la recolección de basura. No hay ninguna resolución vigente que regule su implementación.
La aparición de estos inmensos tachos de basura con apertura de tapa digital generó debate en parte de la población. Símbolo del crecimiento de la pobreza en la ciudad, a lo largo de los últimos años se tornó en algo cotidiano ver a personas meterse en los contenedores para buscar comida o productos para reciclar a cambio de sumas humildes de dinero.
Según cifras publicadas por la Dirección de Estadística porteña, la tasa de pobreza en la Ciudad de Buenos Aires se incrementó con cada medición. Para el primer semestre de 2018, se registraron unos 173 mil indigentes en la Ciudad de Buenos Aires (5,6 por ciento de la tasa). Se estima que para diciembre del 2019, la cifra podrá superar la cantidad de 200 mil personas en esa condición.
En tanto, se reveló que en el 2018 se incrementó un 4% la cantidad de ciudadanos que no alcanzan a cubrir la canasta básica en Capital respecto a 2017. Esta situación (entre indigentes y pobres) afecta a unos 654 mil porteños.
Uno de los más críticos de la implementación de los denominados "contenedores easy" fue el dirigente de Frente Patria Grande y referente de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP), Juan Grabois.
"Yo no puedo decir que los contenedores sean inteligentes o tontos, pero al que se le ocurrió esa idea es un imbécil. Gastarse el dineral que se gastaron en jorobarle la vida a gente que va a vivir de lo que les sobra a los que todavía pueden consumir algo, la verdad que es un estúpido", afirmó el dirigente al programa Crónica Anunciada, en radio Futurock.
"Además, esos contenedores van a durar una semana. Cuando la gente está mal y desesperada, no le va a importar demasiado si tiene la tarjetita para abrir el contenedor o no. Que no quepa la menor duda de que lo van a romper. No hay posibilidad de que eso no suceda".
Al respecto, Macchiavelli advirtió: "De ninguna manera el Gobierno de la Ciudad puede validar un sistema que no dignifique a la gente. Para eso tienen un montón de dispositivos, para que cualquier persona que tenga problemas de alimentos pueda concurrir a un parador, pueda tener un plato caliente, una cama, un baño para ducharse. De ninguna manera nosotros podemos convalidar que este sea un sistema para combatir el hambre que puedan tener".
Según el funcionario porteño, mediante el impedimento de ingreso de personas al interior de los contenedores se evitarán "muchísimos reclamos de los vecinos" relacionados a la basura desperdigada en las calles y hasta respecto a los olores procedentes de los mismos tachos.
La implementación de los contenedores inteligentes también afectará de manera directa al ámbito de los "recuperadores" de basura. Más específicamente a los cartoneros, quienes ya no podrían recolectar los productos en esos contenedores para luego reciclarlos y venderlos.
Es así que, a raíz de la llegada de los nuevos "recipientes tecnológicos", una agrupación de cartoneros planea realizar una protesta en la vía pública.
"Lo que no se quiere es que los pobres vayan al centro de las ciudades. Es decir, una política cosmética frente a una realidad dramática, donde más de un tercio de los argentinos está sumergido en la pobreza", se quejó Grabois.
De manera paradójica, la aparición de los contenedores inteligentes en la avenida Corrientes se produjo apenas unos días después de la inauguración del segmento peatonal de la mítica calle porteña.
"Esto es simplemente una prueba que estamos haciendo para intentar obtener más información sobre el tipo de basura, quiénes son los que la depositan, los horarios, etc.", afirmó Macchiavelli.
"La avenida Corrientes es una de las calles más representativas. En esa avenida confluyen diferentes tipos de gente. Hay comercios, restaurantes, edificios de oficinas, viviendas, teatros. Está bastante bien representada la tipología de quienes arrojan residuos. Es un muy buen lugar para hacer esta prueba", completó.
FOTOS: Adrián Escandar
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