"Beso: sustantivo masculino. Contacto o presión que se hace con los labios sobre una persona o cosa, contrayéndolos o separándolos, en señal de amor, afecto, deseo, saludo, respeto, etcétera".
(Del Diccionario de la Lengua Castellana, última edición)
Como definición, precisa. Pero como verdad profunda… ¡un freezer!
Por fortuna y mejor servicio para las cosas del cuerpo y del alma, cierto 13 de abril del siglo XX, en un concurso, una pareja tailandesa se besó –¡sin descanso!– durante 58 horas. Dos días con sus lunas, soles, lluvias, vientos, mareas… más diez por las dudas otra pareja les pisara el poncho…
De paso: "beso", en tailandés básico, se dice "cûb".
Los registros juran que en el planeta hay 86 modos de llamar al beso, entre idiomas clásicos y reconocibles y otros exóticos y misteriosos.
Ejemplos: en alemán, kuss. En catalán, petó. En danés, inglés, maltés, noruego y sueco, kiss. En francés, baisier. En polaco, pocalunek…
Punto.
Pero a partir de ese kilométrico ¡chuic!, ¡smack!, ¡muá!, el 13 de abril fue consagrado Día Internacional del Beso.
Con justicia y sentido económico: no hay que regalar nada… Solo ganas.
Placer en sí mismo.
Y como las olas del mar –una trae otras–, el decurso de la vida, la guerra, la paz, el amor, el odio, la venganza, el dolor, la libertad…, urdieron besos célebres, históricos, inmortales.
A ellos vamos…
Del beso de Cleopatra y Marco Antonio no hay foto…, pero podemos acudir al que, en tales roles, se dieron Liz Taylor y Richard Burton en uno de los films más caros de la historia.
La traición tiene un paradigma invencible: el de Judas a Jesucristo para señalarlo ante sus verdugos.
Frío, de mármol, pero glorioso en la historia del arte: Eros y Psique, del escultor Antonio Canova. Tardó seis años. Está en el Louvre.
Saltemos siglos…
El último beso de John Lennon y Yoko Ono. Fue el 8 de diciembre de 1980 en el departamento Dakota, Nueva York, donde ambos vivían. Lo tomó la célebre fotógrafa Anne Leibovitz. Fue tapa de la revista Rolling Stone. Poco después de ese clic, un demente, Marc Chapman, asesinó al beatle de un balazo…
Monumentos. Humphrey Bogart e Ingrid Bergman en la penumbra del primer piso del Café Americain, Casablanca, film de 1942. A 77 años de su estreno, la película –según encuestas– sigue adorada por el 80 por ciento del público. Por el beso, pero más por su significado. Es uno de los adioses de amor renunciamiento que estrujan el corazón…
Times Square, Nueva York, agosto de 1945. Japón se han rendido ante los Estados Unidos. La pavorosa guerra 1939-1945 ha terminado. Atrás quedan 80 millones de muertos. La gente, en la calle, se desata en una interminable fiesta, en un cóctel de libertad, alegría, esperanza, y luto por los que cayeron. De pronto, el fotógrafo Alfred Eisenstaedt descubre a un marinero que besa a cuanta mujer encuentra. Y logra un ícono: el histórico "Beso de Times Square". El paso del tiempo revela los nombres de la pareja protagonista: la enfermera Edith Shain y Glenn Edward McDuffie. Ella murió en 2010, a sus 91 años.
Por cierto, París no podía ser menos…, aunque cinco años después, y al parecer, producida (aunque poco importa). El fotógrafo francés Robert Doisneau une a dos actores en un beso eterno y colosal de plástica perfecta y significado universal: "El beso de París". En adelante y hasta hoy, está reproducido en tazas, platos, bandejas, medallas… y siguen los objetos.
¿Vida de perros? ¡No! Amor de perros, en el encantador beso que el genio de Walt Disney se atreve, en 1955, a dibujarlo en el film para niños "La dama y el vagabundo". Ternura x un millón…
Beso entre hombre, ¡y con gusto y olor a vodka! El que se plantaron boca a boca el premier soviético Leonidas Brézhnev y Erich Honecker, presidente de la República Democrática Alemana en 1979. Días de la Cortina de Hierro que, junto con el Muro de Berlín, se acabarán una década después.
Fuego italiano, fuego sueco. A mediados de 1959 –se estrenará en el febrero siguiente– el genio eterno de Federico Fellini rueda uno de los íconos del cine para todos los tiempos. Elige con mano milagrosa a sus dos criaturas: Marcello Mastroianni, su actor-fetiche, y Anita Ekberg, una sueca que parece modelada por Fidias.
Ambos entran en la Fontana de Trevi, corazón de Roma, y toda la escena, ¡más el beso! pasa a ser no menos famosa que el escenario, empezado por el escultor Nicola Salvi y terminado por su par Giovanni Pannini en 1762.
Otra vuelta por el arte. Por el blanco y purísimo mármol. Auguste Rodin, en 1882, termina de esculpir el llamado "beso perfecto". Los amantes son trágicos. Murieron asesinados por el marido de ella, y condenados a los horrores del infierno de Dante.
Año 1953. En espléndido blanco y negro, el director Fred Zinnemann rueda De aquí a la eternidad. Pareja: Burt Lancaster (un sargento) y Deborah Kerr (la mujer del capitán). Entre ellos, un tal Frank Sinatra en el inolvidable rol del soldado raso Angelo Maggio. Deborah es una mujer abandonada por su marido, y Burt un tipo irresistible. Una tarde escapan al mar, y las olas no los enfrían. En la playa, "se matan". Y del beso (varios besos), ni hablar… ¡Derecho al Oscar! Mejor Película. Y Frank, mejor actor de reparto.
Beso entre ellas…, entrega de los premios MTV Awards en Los Ángeles, y en el escenario, las infinitamente bellas Sandra Bullock y Scarlett Johannson se fundieron en un largo beso en la boca. Luego, Bullock dijo:
–¿Ahora podemos volver a la normalidad?
Pero Bullock es besucona impenitente: hizo lo mismo con Meryl Streep.
Besos varios y triples. Madonna, Britney Spears y Christina Aguilera en una gala de los MTV Video Music Awards. ¡No podían parar! La ruta viral tampoco…
Fútbol, pasión de multitudes. Año 2010. España gana el Mundial. La reportera Sara Carbonero entrevista al arquero de la selección, Iker Casillas. Todo formal. Preguntas y respuestas. Pero al final, un largo beso de sudor y perfume. ¡Eran novios!
Estremecedor beso de amor y odio. Sucede en El Padrino II. Al Pacino descubre que su hermano Freddo (John Cazale), algo tonto y muy resentido, lo ha traicionado. Frente a frente, le grita:
–¡Se qué fuiste tu, Fredo! ¡¡¡Me rompiste el corazón!!!
Y lo besa en la boca con furia y pena. Pero la mafia es implacable ante la traición: Freddo muere asesinado en un bote, mientras pesca.
Primer beso interracial en la pantalla. Año 1968 y en tevé. Serie Star Trek. El capitán Kirk y la teniente Uhura. Ellos en la vida real: William Shatner y Nichelle Nichols. Prisioneros de una raza alienígena, rompieron moldes al juntar sus labios.
Año 1940. Film-monumento dirigido por Víctor Fleming. Para muchos, obra maestra. Para muchos otros, un tostón inaguantable. Pero el o los besos del Clark Gable y Vivian Leigh… ¡inolvidables! Y con duro final. Cuando ella, en la ruptura, le pregunta "¿Qué será de mí?", el la noquea:
–Francamente, querida… ¡me importa un carajo!
Musical milagroso: Cantando bajo la lluvia, Gene Kelly y Debbie Reynolds. Con Donald O'Connor, trío insuperable en la sin duda mejor película musical de todos los tiempos (1954). ¡Y qué final! Una pésima cantante, pero estrella y diva, canta con mímica, mientras Debbie lo hace detrás del telón. Pero (final romántico y justiciero), levantan el telón, y la superchería queda descubierta. Final tan previsible como esperado: el largo beso de Gene y Debbie.
Beso trágico. Cálido en las heladas aguas. El Titanic se ha hundido. Ella (Kate Winslet) se ha salvado a última hora y se niega a abandonar a Leonardo DiCaprio, aferrado a una tabla y casi muerto. Se besan por última vez. El va hacia al fondo del mar. Todo naufraga, menos el amor y el recuerdo, en la memoria de ella. En la noche en que fue realmente amada.
Y por fin, sanguíneo beso con mordida. Porque el gran Rafa Nadal no se conforma con poner los labios sobre sus infinitas copas. ¡También les clava los dientes!
Sorpresa. Last but no final. Bonus track. El primer beso de la historia del cine, nada menos. Año: 1896. Film: El beso. Protagonistas: John C. Rice y Mary Irwin. A diferencia del récord tailandés, dura ¡16 segundos! Director: Thomas Alva Edison. Profesión: inventor y genio.
Alto en el camino. Los siguientes besos no son famosos. O lo son por su nobleza y anonimato.
El de la madre a su hijo, cada noche, mientras lo arropa.
El de la mujer que, antes del alba, despide a su hombre, que empieza a pedalear hacia la fábrica, mientras ella reza para aventar a los demonios del peligro.
Y los besos de quienes ya no tenemos madre ni padre. Besos nunca perdidos: flotan en algún lugar del infinito universo.