Julia Leal, la testigo del caso María Cash que aseguró haber visto a la joven en una casa de la localidad salteña de Campo Quijano y que denunció a policías y penitenciarios como parte de una red de trata de mujeres, fue nuevamente atacada y torturada.
Así lo denunció el Observatorio de Violencia contra las Mujeres de la provincia de Salta y solicitó a la fiscal penal 1, Gabriela Buabse, que le pidiera al juez interviniente "las medidas de protección necesarias y custodia policial fija" para Leal.
La mujer, que ya sufrió un ataque de este tipo el año pasado, cuando le escribieron en su cuerpo el mensaje que decía "El macho siempre gana", se trasladó el lunes último desde Tucumán a Salta para ver a sus hijos y acudir a una cita judicial, pero sus familiares le perdieron el rastro.
Al día siguiente se registró su ingreso en el hospital San Bernardo, de la ciudad de Salta, hasta donde llegó con signos de haber sido torturada y golpeada, y con un mensaje en su espalda, grabado con un cuchillo, que contiene el apellido de su ex pareja "Altieri", y el signo $.
Fue un amigo quien la encontró en la localidad de Campo Quijano, cuando forcejeaba con dos hombres que cuando advirtieron su presencia la soltaron y se dieron a la fuga en un auto. Ese amigo fue quien pudo rescatarla. Una vez en el hospital, Leal fue asistida por los médicos.
José González, de la Subsecretaría de Asistencia Integral de Víctimas de Delitos, se presentó en el hospital y anticipó que la policía y la fiscalía ya trabajan en el caso.
Leal denunció a su ex esposo, Martín Miguel Altieri, quien trabaja en el Servicio Penitenciario Federal de Salta, de integrar una banda dedicada a la trata de mujeres, y en ese contexto aseguró haber visto a María Cash desaparecida en julio de 2011, en su casa de Campo Quijano, en 2013.
La víctima realizó la denuncia ante la justicia federal, que investiga la desaparición de la joven porteña, vista por última vez en julio de 2011, cuando tenía 29 años, en la ruta nacional 34 en Salta.
A partir de su denuncia, Leal comenzó a sufrir persecuciones y ataques, y perdió la tenencia de sus tres hijos, que quedaron a cargo de Altieri.
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