Tras la derrota de Malvinas los integrantes de la Junta Militar, integrada por Leopoldo Galtieri, Jorge Anaya y Basilio Lami Dozo, con el respaldo documental del canciller Nicanor Costa Méndez, hicieron un largo relato sobre el desarrollo del conflicto que ellos desataron.
Para algunos fue la base sobre la que trabajo la "Comisión Rattenbach" que los juzgó. No es así, porque su máxima figura, el teniente general (RE) Benjamín Rattenbach, les dijo "no lo vamos a leer".
El relato de los tres ex comandantes se inició en diciembre de 1981 y se cerró tras la rendición de la Guarnición Militar de Puerto Argentino, el 14 de junio de 1982.
El Informe de los comandantes está contenido en más de 1.070 páginas y tiene grandes lagunas, especialmente porque no explica por qué tomaron la decisión de "ocupar" Puerto Stanley.
Por ejemplo, no se dice que el 18 de diciembre de 1981 llegó a Buenos Aires el contralmirante (R) Luís Pedro Sánchez Moreno, el embajador argentino en Lima, Perú. Según me relato, se tomaba una corta licencia porque venía a apadrinar la boda de su hija. Ya que estaba y como había una nueva Junta Militar fue a visitar a cada uno de los comandantes.
El proceso se ha deteriorado mucho y tenemos que buscar un elemento que aglutine a la sociedad. Ese elemento es Malvinas (almirante Anaya)
El viernes 19, fue a la audiencia que le fijo su compañero de la Promoción 75 y comandante de la Armada, Jorge Isaac Anaya. La entrevista se realizó en el despacho que el jefe naval tenía en el piso 13 del edificio Libertad. Se saludaron con afecto y Sánchez Moreno comenzó a hablar de la situación peruana mientras Anaya mostraba una mirada desatenta. Poco rato después lo interrumpió:
Anaya: -El proceso se ha deteriorado mucho y tenemos que buscar un elemento que aglutine a la sociedad. Ese elemento es Malvinas.
Dicho esto se quedó mirando, esperando una respuesta.
Sánchez Moreno: –He estudiado varios años en un colegio inglés. Conozco a los ingleses tanto como vos, Margaret Thatcher no se va a dejar llevar por delante por un gobierno militar. Los ingleses son como los bull dog, cuando muerden a la presa no la sueltan…
Al instante, Anaya dio por terminada la reunión. Asumió su papel de Comandante y con un formal "es todo Sánchez Moreno" lo despidió. Sin embargo la cuestión no terminó ahí.
El sábado 20, durante la fiesta de casamiento, el dueño de casa y el almirante Carlos Castro Madero –también compañero de Promoción de Anaya – intentaron disuadirlo al comandante en jefe de la Armada pero fue imposible.
El 22 martes de diciembre de 1981, tras la asunción del presidente de facto Leopoldo Fortunato hubo un cambio de "atmósfera" en la Argentina a partir de la propia personalidad del jefe militar, a quien comparaban con George C. Patton, el mítico general norteamericano de la Segunda Guerra Mundial.
“Esto se derrumba”, dijo el embajador Figueroa sobre el gobierno militar. “No se preocupe, el jefe tiene un plan”, respondió un hombre de íntima confianza de Galtieri. El plan era Malvinas
Intentaba reflotar el Proceso pero pocos le creían. La indiferencia era evidente. "El efímero gobierno de Viola dejó una herencia de dificultades", dijo O Globo de Brasil. También afirmó: "Los signos de agotamiento del régimen discrecional saltan a la vista". Más contundente fue el corresponsal del Jornal do Brasil al afirmar que el "ciclo de intervenciones militares se revela agotado".
"Esto se derrumba", palabras más, palabras menos, dijo el embajador de carrera Gustavo Figueroa a días de convertirse en jefe de gabinete del nuevo canciller Nicanor Costa Méndez.
"No se preocupe, el jefe tiene un plan", respondió el coronel Norberto Ferrero, el hombre de íntima confianza de Galtieri, durante una cena a solas con Figueroa, el cónsul en Nueva York, en noviembre de 1981.
“Dígame, ¿cómo no asesoró a los militares?”, preguntó Martínez de Hoz tiempo después de la guerra. “La condición era tocar, entrar e irse”, respondió Costa Mendez, el canciller argentino durante el conflicto armado
En realidad Galtieri no tenía un plan sobre las Malvinas porque el Ejército nunca lo trabajó como hipótesis de conflicto. La que sí tenía un plan que se actualizaba permanentemente era la Armada. El desbarajuste del gobierno del general Roberto Viola (marzo-diciembre de 1981) fue amalgamando la relación personal entre Galtieri y Anaya y luego vino la conspiración que puso sobre la mesa una simple ecuación: Viola debe irse; Galtieri lo sucede con retención de la comandancia en jefe del Ejército (dejando de lado la figura de "cuarto hombre") y Anaya lleva adelante la ocupación de Malvinas.
En el caso del nuevo canciller Nicanor Costa Méndez se presento una situación similar. Bastante tiempo después de la guerra de las Malvinas, José Alfredo Martínez de Hoz, el hombre más importante del "establishment" argentino de esa época, le preguntó:
-Dígame "Canoro", ¿cómo no los asesoró? [a los militares].
La respuesta fue:
-La condición [para aceptar el cargo] era entrar, tocar e irse" [de las Malvinas].
El 22 de diciembre –el mismo día que asumió Galtieri- el almirante Anaya le pasó a su jefe de Estado Mayor, vicealmirante Alberto Gabriel Vigo, una orden escrita a mano que contenía tres puntos, tal como se desprenden de su minúscula letra. Fue la primera orden del conflicto armado que se avecinaba:
"1. MALVINAS
1.1. El CON (Comandante de Operaciones Navales) presentarme un plan actualizado.
1.2. Enviar personal seleccionado para reconocimiento.
1.3. Plan después ocupación.
1.3.1. Efectivos para permanecer en STANLEY.
1.3.2. Apoyo a dichos efectivos.
1.3.3. Logística para STANLEY.
1.3.4. Defensa de STANLEY.
2. SUPER ETANDARD
Deben ser traídos al país con todo su armamento a medida que estén listos. Antes del 01 JUN 82.
3. P-3. Antes 01 JUN 82."
Sobre la base de esa orden, al día siguiente, el vicealmirante Alberto Gabriel Vigo le envió el documento "Secreto" Nº 326/81 al vicealmirante Juan José Lombardo con la instrucción de que "deberá elaborar personalmente y entregarme a la mano, el Plan actualizado para la recuperación de Malvinas."
Los Reyes Magos
Los diarios del martes 5 de enero de 1982 informaron que los tres comandantes en Jefe de las Fuerzas Armadas se reunirían para analizar distintas cuestiones. Entre otras, "la recomposición del cuadro de gobernadores" que secundarían la gestión de Galtieri, los nombramientos de algunos embajadores políticos, la situación de algunos oficiales de las Fuerzas Armadas que ejercían la presidencia en empresas estatales y a los que se les había solicitado la renuncia y algunas líneas generales del plan de austeridad, en particular los gastos de publicidad del Estado. Nada de todo esto era veraz.
La reunión se llevó a cabo en el edificio Libertador, sede del Ejército, a partir de las 9 de la mañana. Previamente –así me lo relató el jefe aeronáutico- el jefe del Ejército le dijo al brigadier Lami Dozo, como al pasar, en un pasillo del tercer piso del edificio Libertador, antes del inicio formal de la reunión:
-"Negro" (así lo llamaba Galtieri a veces al jefe aeronáutico) quiero hablar con vos sobre Malvinas. La cosa no anda bien" (ya se observaban las próximas reuniones de fines de febrero en Nueva York).
En esa reunión se analizó la cuestión Malvinas en el contexto de la política exterior y se concluyó que debía adoptarse una política "agresiva". Según el informe de marras, "en esa reunión el caso Malvinas fue tratado fuera del temario de la Junta Militar. El análisis del caso partió de la trayectoria de las negociaciones desde 1965 hasta la fecha y los sucesos más recientes que hacían al tema". Además, el mismo día se consideró dar un paso militar en el caso de no progresar la vía diplomática.
El martes 12 de enero la Junta Militar, reunida en el edificio Libertador a las 9 de la mañana, terminó de completar "un análisis político", según La Nación, y analizar las próximas designaciones de gobernadores y embajadores. Nada era cierto.
Lo que no se dijo al periodismo fue que el 12 de enero "se trató la planificación militar de Malvinas como acción alternativa en caso de fracasar la solución negociada con Gran Bretaña y teniendo siempre el propósito de lograr el objetivo político a través de un acuerdo. Por Resolución no incorporada al Acta de la Junta Militar, se designaron -por consiguiente- a los señores General de División García, Brigadier Mayor Plessl y Vicealmirante Juan José Lombardo para analizar la previsión del empleo del poder militar para el caso Malvinas con un enfoque político-militar que especificara los posibles cursos de acción. Se planeó asimismo que el trabajo sería secreto y manuscrito, eligiendo distintos lugares de reunión; y que además de los miembros designados tendrían conocimiento del tema, en el momento oportuno, los jefes del Estado Mayor General de las tres Fuerzas Armadas y el Sr. Canciller".
“Nunca van a mandar la flota”, dijo el canciller Costa Méndez. El funcionario pensaba que el Pentágono lo iba a apoyar
Aprovechando la estadía del embajador argentino en Londres, Carlos Ortiz de Rozas, en Buenos Aires, Costa Méndez lo hizo dialogar con el Presidente. Durante la reunión (20 de enero a las 12.30 horas) se conversó sobre el diferendo con Chile, pero Galtieri se mostró más interesado en hablar de Malvinas. Años más tarde, Costa Méndez dirá que Ortiz de Rozas habló con el presidente sobre la situación interna del gobierno de Margaret Thatcher y de una eventual reacción británica si la Argentina invadía las Malvinas.
Para la historia, no hubo documentos escritos. Los hay orales. Hasta ese momento, la evaluación que hacía el embajador Ortiz de Rozas, sobre la respuesta británica, frente a la posibilidad de ocupar Malvinas era la siguiente:
* Ignorar el hecho.
* Protestar o retirar el embajador.
* Rompimiento de relaciones y sanciones diplomáticas.
Costa Méndez se inclinaba por la primera alternativa. "Nunca van a mandar la flota", le dijo a su secretaria Laura Ayerza tras el 2 de abril de 1982. "'Canoro' pensó que el Pentágono lo iba a apoyar", me completo la funcionaria.
El martes 26 de enero la Junta Militar se reunió a las 9 de la mañana en el edificio Libertad. Durante la reunión se resolvió "fuera de Acta" que el "Grupo Malvinas" conformado por Lombardo, García y Plessl "preparara la exposición de los planes de la alternativa militar a mediados de marzo de 1982".
A renglón seguido se produjo la nueva Directiva de Estrategia Nacional (DENAC) 1/82 y el Plan de Campaña Esquemático correspondiente a la Directiva de Estrategia Militar (DEMIL)1/82.
En la DENAC 1/82 se explicita conceptos referidos al Poder Nacional:
"a) Objetivo Político: Consolidar la soberanía argentina en las Islas Malvinas, Georgias y Sándwich del Sur y contribuir a afirmar su pleno ejercicio en el Atlántico Sur;
b) Resolución Estratégica Nacional: El Comité Militar ante la evidente y reiterada falta de progreso de las negociaciones con Gran Bretaña para lograr el reconocimiento pleno de nuestra soberanía sobre las islas Malvinas, Georgias y Sandwich del Sur y convencido que la prolongación de esta situación afecta el honor nacional, el pleno ejercicio de nuestra soberanía en el Atlántico Sur y la explotación de recursos renovables y no renovables, ha resuelto prever el empleo del poder militar para el logro del objetivo político. Esta resolución deberá mantenerse en el más estricto secreto durante el planeamiento y circunscripta exclusivamente a los titulares de las áreas destinatarias".
La Directiva Estratégica Militar 1/82 era más explícita a los ojos de un lego: "La Operación desde el punto de vista militar es apta, factible y aceptable", y que "la Fuerza Conjunta estaría en condiciones de ejecutar la operación a partir del 15 de mayo de 1982".
Lombardo sería el jefe del Teatro de Operaciones del Atlántico Sur (TOAS). El general de división García desembarcó en Puerto Stanley el 2 de abril y en los días de la guerra, como jefe del Teatro de Operaciones Malvinas, desplegó toda su fuerza mirando la frontera con Chile, porque los chilenos pusieron a sus espaldas más tropas que las que habían destinado en los días del conflicto del Beagle de 1978. El almirante Carlos Busser comandó la fuerza conjunta de desembarco. El contralmirante Gualter Allara fue el comandante de la flota y el contralmirante Carlos Alfredo García Boll fue el comandante de la aviación naval.
Para los que imaginaron la “Operación Rosario”, Margaret Thatcher no daría la orden de atacar a un blanco “no rentable”, eso les enseñaba la historia
El plan de ocupación establecía un "D+5". Eso significaba que, una vez cumplida la misión, los buques y las tropas volvían a sus destinos en el continente, quedando solamente una dotación de alrededor de 400 efectivos cumpliendo tareas policiales, mientras se abría el escenario diplomático.
Además de no generar víctimas fatales entre los británicos debía brindarse un buen trato a los pobladores isleños. Especulaban con la solución diplomática, pero al mismo tiempo llevaron carteles impresos con los nuevos nombres de las calles de Puerto Stanley. Eso significaba que iban para quedarse porque –especulaban– el Reino Unido nunca reaccionaría de la manera que lo hizo: muy simple, para los que imaginaron la "Operación Rosario", Margaret Thatcher no daría la orden de atacar a un blanco "no rentable", eso les enseñaba la historia.
Rumbo al objetivo en Malvinas
La flota de ocupación zarpó de la base naval de Puerto Belgrano el 28 de marzo y se encontraba navegando rumbo al sur seguida de cerca, a manera de protección, por el portaviones 25 de Mayo y otros navíos. Casi al mismo tiempo el clima se descompuso y se hizo necesario postergar el operativo durante 24 horas.
-30 de marzo de 1982: El canciller convocó en el Salón Verde del Palacio San Martín a la primera línea de la Cancillería. Luego de tomarles juramento de mantener el secreto, expuso sobre la situación en Malvinas; recordó las distintas etapas de las negociaciones en los últimos años; recordó las magníficas relaciones con Sudáfrica; mencionó las excelentes relaciones con los Estados Unidos "grandes defensores de los pueblos jóvenes contra los colonizadores y su rol en el mundo contra el comunismo"; mencionó la decadencia del Reino Unido y del gobierno de la señora Margaret Thatcher (quien seguramente perdería las próximas elecciones); la difícil situación económica de su país que lo llevaría a vender su único portaaviones y otros barcos de guerra por no poder mantenerlos y finalmente, de que alguien tenía que tener el coraje de hacer algo por la recuperación de las Malvinas y no olvidó decir que todo esto facilitaría la difícil situación política con Chile.
Luego de hablar formuló una pregunta: "Señores, ¿hay alguna pregunta?". El embajador Carlos Keller Sarmiento, jefe del Departamento Europa Occidental, pidió hacer unos comentarios, los que no fueron grabados. Aunque lo que pensaba lo volcó en un memorando titulado: "Malvinas", de cuatro carillas al canciller, con fecha 14 de abril de 1982.
"Parto de la base -escribió Keller Sarmiento- que llevar el conflicto a un enfrentamiento militar de resultado dudoso para la Argentina es nuestra peor opción. (Total aislamiento, riesgo de una humillación, graves consecuencias económicas, institucionales y políticas, destrucción parcial o total de nuestra Fuerza Aérea, flota y efectivos militares, probable caída del gobierno, disminución de la capacidad para negociar con el Reino Unido el futuro status de las Islas, probable creciente intervención de Brasil o Chile como fuerza de paz y pérdida de credibilidad y prestigio en el ámbito internacional).
Ante la eventualidad del ataque, una de las primeras decisiones de Thatcher fue enviarle un mensaje a su amigo Ronald Reagan para que intentara convencer a Galtieri de que no invadiera las islas
-31 de marzo: a las 12.57, la flota cortó las comunicaciones con el continente, cambió el curso de navegación y se dirigió a Puerto Stanley, cambió el nombre de código: de "Operación Azul" pasó a "Operación Rosario".
Ante la eventualidad del ataque, una de las primeras decisiones de Margaret Thatcher fue enviarle un mensaje a su amigo Ronald Reagan para que intentara convencer a Galtieri de que no invadiera las islas.
Luego, Gran Bretaña pidió una urgente reunión del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. El mismo día, se le envió un largo cable "S" al embajador Eduardo Roca, instruyéndolo a solicitar el 1° de abril, "en hora que será determinada a vuestra excelencia telefónicamente", "a fin de llamar la atención del Consejo de Seguridad la situación de grave tensión existente entre la República Argentina y el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte".
En el mismo texto "Secreto" y "Muy Urgente" -cable 697- se le ordena a Roca que "simultáneamente con presentación nota a Consejo de Seguridad, sugiérese a V.E. entrevistar a representantes permanentes de China y de Unión Soviética fin de imponerlos situación. V.E. les señalará que Argentina confía en seguir contando con tradicional apoyo sus países sobre cuestión Malvinas". China y la URSS no votaron por la Argentina.
El 1° de abril de 1982 los diarios ingleses informaban que dos submarinos británicos habían recibido la orden de dirigirse a las “Falklands” en estado de alerta
-1º de abril de 1982: La Nación sacó a la calle la edición nº 39.642, tras 113 años de reconocido periodismo. El ejemplar de ese día costaba 5.000 pesos y en la tapa, a cuatro columnas, se leía el título "Agravóse la crisis con Gran Bretaña" y a dos columnas se mostraba una foto de los diarios The Guardian, The Daily Telegraph y The Sun de Londres, en los que se informaba que dos submarinos británicos habían recibido la orden de dirigirse a las Falklands en estado de alerta.
El "consejo" de Jorge Rafael Videla para Galtieri
El 1º de abril de 1982, a la mañana, el ex presidente Jorge Rafael Videla concurrió al Colegio Militar de la Nación del que había sido su director once años antes. Por invitación del general Alberto Carlos Lucena inauguraba un ciclo de conferencias para el cuerpo de cadetes sobre las virtudes militares.
Según me confió años más tarde, llevaba un rato hablando cuando observó que el director del Colegio se levantaba para atender una llamada urgente en un despacho cercano. Cuando termino la conferencia Videla pasó a otro salón donde se sirvió un "refrigerio" (palabra preferida de los militares), ocasión en la que el general Lucena en voz baja le preguntó:
-Mi Teniente General ¿usted ha escuchado algo sobre una invasión?
-¿Una invasión? ¿Dónde? No sé nada.
Cuando llegó a su casa tenía un mensaje: El general de división Antonio Vaquero, jefe del Estado Mayor del Ejército, vendría a visitarlo a las 20 horas.
Con puntualidad castrense, Vaquero se presentó en su living y Videla lo esperaba vestido sobriamente con saco y corbata, impecable. Tras las palabras de circunstancias, Vaquero le dijo:
-Mi general, le vengo a informar de una noticia que va a salir publicada en los diarios de mañana. Habrá un operativo conjunto militar y se ocuparán las islas Malvinas. El operativo sufrió un retraso por razones climáticas pero mañana a la madrugada se llevara a cabo.
“El teniente general Galtieri me pide si tiene alguna sugerencia que hacerle”, le dijo Vaquero a Videla luego de informarle sobre la “invasión” de las islas. El ex presidente de facto respondió: “Que Dios los ayude”
Jorge Rafael Videla se quedó helado. Seguramente habrá recordado cuando en julio de 1978 el almirante Eduardo Emilio Massera le propuso a la Junta Militar dar un "paso militar" sobre las islas, antes de que Videla se convirtiera en el "cuarto hombre". Estaba claro que el viejo zorro lo hacía para desafiarlos a Videla y Agosti. El almirante Massera -"el sonriente"- pasaba a retiro y estaba hablando para "la tribuna". También pidió publicar una lista de desaparecidos.
A renglón seguido y antes de despedirse, Vaquero le dijo:
-El teniente general Galtieri me pide si tiene alguna sugerencia que hacerle llegar que me la diga a mí.
En segundos pasaron varios pensamientos por la mente del primer mandatario de facto del Proceso de Reorganización Nacional. ¿Sugerencia? ¿Ahora cuando todo está decidido?
Fijó su mirada en Vaquero y solo le dijo:
-Que Dios los ayude.
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