(Desde Córdoba) La discusión sobre la incorporación de la letra "e" para eliminar al masculino a la hora de nombrar a las personas de manera genérica, cambiando por ejemplo "chicos" por "chiques" o "compañeros" por "compañeres", está instalada.
La Real Academia Española, con sede principal en Madrid, España, está compuesta por 24 academias de la lengua, que pretenden fomentar la unidad idiomática entre los diversos países hispanohablantes.
Con fanáticos y detractores alrededor del mundo en torno a un tema tan controversial como la lengua, en la práctica, cuando una discusión sobre si una expresión está correctamente dicha o escrita, el debate suele terminar con una consulta a la web de la RAE o incluso a su cuenta de Twitter.
"La RAE no impone nada, lo que ha conseguido a lo largo de tres siglos de historia es una gran autoridad lingüística por tanto lo que la Real Academia dice es generalmente asumido y acatado por los hispanohablantes", quiso comenzar aclarando en diálogo con Infobae el director de la institución española, Santiago Muñóz Machado.
Machado, de 70 años, y que asumió al frente de la RAE en enero pasado, no titubeó a la hora de abordar un tema que si bien no tuvo un panel propio en el VIII Congreso Internacional de la Lengua (CILE) en Córdoba, fue sobrevolado por varios disertantes durante los primeros dos días: el lenguaje inclusivo.
"El debate sobre el lenguaje inclusivo queda claro que nos ha llegado, no sé cómo de intenso es en Argentina, veo que mucho, pero en España no lo es menos. Es un asunto que ahora mismo se está tratando en todos los países hispanohablantes. Y razonablemente porque forma parte de la lucha por la igualdad entre el hombre y la mujer", dijo Machado, llevando la cuestión a una discusión global.
Y agregó: "Es más bien una consecuencia de siglos, de mucho tiempo, no tenemos nada que decir sobre esto porque no tenemos habitualmente nada que decir sobre las novedades que se producen en el español cuando son asumidas por el pueblo. La Academia no modifica las prácticas del pueblo, lo único que hace es corregirlas".
Si bien no pareciera por el momento -a pesar de estar presente en varios países de habla hispana- ser un tema que desvele al cuerpo de filólogos y lexicógrafos, Machado dejó en claro que la institución no está en contra de la incorporación. "Constataremos cómo evoluciona esto y si fuera el caso de que se consolida, se estabiliza, el uso se hace habitual, se hace general, la RAE estará muy contenta de incorporarlo", sostuvo.
Aunque ninguna de las charlas o ponencias tocan concretamente el tema del lenguaje inclusivo en el programa del CILE, no fueron pocos los que sin nombrarlo se refirieron a la cuestión. Uno de ellos fue este jueves el propio ministro de Educación, Alejandro Finocchiaro, al participar del panel "Retos del español en la educación del S.XXI".
"La discriminación social está presente en el orden lingüístico, por lo que el problema del lenguaje es también un problema social", admitió Finocchiaro en un fragmento de su exposición en el recuperado Teatro del Libertador General San Martín.
"Podemos ser sumamente inclusivos en nuestro discurso, pero si en nuestras acciones somos excluyentes, esa transformación social no va a servir como forma de integración, porque va a carecer de un acompañamiento, de un proceso de concientización y sensibilización que haga foco esencialmente en los grupos que históricamente han visto vulnerados sus derechos: niñas, mujeres, personas con discapacidad, pueblos originarios, etcétera", opinó, sin utilizar nunca la frase "lenguaje inclusivo".
Pasado en limpio tanto para la RAE como el gobierno la "e" deberá primero ganar la calle de los países hispanohablantes, antes de pretender ganar las aulas. Puede que sea cuestión de tiempo o que el español para muchos, nunca termine de incluirnos a todes.
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