El presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, monseñor Oscar Vicente Ojea, brindó un mensaje por la Cuaresma en el que reflexionó sobre el tema de los abusos dentro de la Iglesia y lo vinculó con "el daño que el hombre le hace a la Tierra".
"El Papa en el mensaje de Cuaresma que nos envió al comienzo de ella nos pide que replanteemos nuestra relación con la creación, con la naturaleza, con la hermana madre tierra, como Él la llama en la Encíclica Laudato Sí", señaló el obispo. "Vemos con claridad recordando aquella frase de San Pablo en la carta a los romanos 'La tierra gime y sufre dolores de parto hasta que se realice la plena manifestación de los hijos de Dios'. ¿Cómo gime y sufre nuestra hermana madre tierra? Lo hace por el mal trato que le da el hombre. El hombre maltrata la tierra. Cuando nosotros contaminamos las aguas, cuando llenamos de agro tóxicos los campos, cuando nosotros talamos los árboles, desertificamos los bosques; buscando solamente ganancias, buscando solucionar problemas inmediatos; la tierra gime y grita", cuestionó.
"El Papa dice en la Encíclica que se asimila al grito del pobre. El pobre y la tierra claman; claman por su subsistencia, claman para poder complementarse con el hombre y allí en esta reflexión podemos pensar en un tema que ocupo a la Iglesia en este último tiempo; que es el tema de los abusos. Todo abuso tiene una base en el abuso de poder, en el abuso de autoridad y podemos decir sin temor a equivocarnos que hemos abusado de la tierra; creyéndonos dominadores de ella, dueños absolutos de ella, sin ningún límite y no administrándola para que todos los hermanos podamos recibir los bienes esenciales que ella nos regala, los bienes comunes", agregó.
En ese sentido, Ojea dijo que "tenemos que cuidar nuestra pobre hermana tierra a quien maltratamos mucho". "Como vivimos muchas veces en función de lo inmediato, decimos muchas veces 'No pensemos, tratemos de resolver ahora todos los temas'; dejemos de pensar y justamente para poder cuidar la tierra tenemos que pensar juntos, tenemos que ver cómo administramos bien este extraordinario bien que el Señor nos ha regalado", resaltó.
Por eso -sostiene Ojea- "en la Cuaresma cuando decimos vamos pensando, vamos caminando, estamos en mitad del camino; lo que queremos decir es cómo vivimos estas herramientas que la Iglesia nos pone a la mano en este tiempo".
Para lograr el objetivo, el presidente de la Conferencia resaltó la importancia de res elementos en esta época del año: el ayuno, la oración y la limosna. "El ayuno como símbolo nos ayuda a no devorarlo todo, a no querer tener todo rápido, de golpe, enseguida, todo junto. El ayuno nos ayuda a medir nuestra vida, a moderar nuestra vida para poder compartir", explicó.
Al respecto, prosiguió: "la oración que nos coloca en nuestro eje en nuestra relación con Dios, con los hermanos, con la naturaleza. La oración que nos lleva a la armonía de nuestro cuerpo y de nuestra alma con toda la creación y con nuestros hermanos. Solo una profunda oración nos regala este gran bien que es vivir en armonía con todos estos bienes que el Señor nos regala". Y por último, la limosna. "El corazón grande para compartir con los hermanos que más necesitan. Llenarnos de un corazón nuevo, de un corazón verdaderamente sensible a las necesidades del prójimo", dijo.
"Estas herramientas que nos presenta el Señor en la Cuaresma; le pedimos que a esta altura podamos reforzarlas como tomar nuevamente el agua fresca del Bautismo, ponernos nuevamente en camino y revisar esta relación que todos tenemos con nuestra hermana madre tierra que clama por el mal trato que le damos y que necesariamente tenemos que repensar y corregir. Que Dios los bendiga y muy buen camino hacia la Pascua", finalizó.