Leonardo Polti e Ignacio Santalla están juntos desde hace 12 años y tienen un hijo, Juan Pablo, de 3 y medio. Con esperma de uno de ellos, óvulos anónimos y la ayuda desinteresada de una amiga que le puso el cuerpo a su deseo de tener una familia, se convirtieron en los primeros papás por "subrogación de vientre" en la historia de la Argentina. Pero a pesar de que nada lo prohíbe, la Justicia se niega a reconocerlos. El viernes pasado presentaron una "recurso de queja" ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación, su última oportunidad de ser "papá y papá".
Leonardo dirige una empresa de limpieza e Ignacio, su marido, es contador. Por estos días buscan ganar una batalla difícil, una más de las muchas que tuvieron que dar desde que hace 7 años quisieron ser padres. Primero pensaron en adoptar en el país, pero el matrimonio igualitario era muy reciente, el cambio cultural lento y sintieron que en la práctica la prioridad la seguirían teniendo las parejas heterosexuales. El "alquiler de vientres" en los Estados Unidos les era imposible de pagar (cuesta alrededor de 200 mil dólares), al igual que la adopción internacional. Pero hubo personas con la valentía suficiente para, a pesar de todo, ayudarlos a intentar hacer realidad su sueño en Argentina.
En noviembre pasado Infobae contó la historia de Leonardo e Ignacio, la que además de tenerlos a ellos como protagonistas, incluyó a la abogada Fabiana Quaini, especialista en el tema, que se animó a ir por la primera "subrogación de vientre" en el país para que dos hombres pudieran ser papás, al doctor Sergio Pasqualini, cabeza del instituto de fertilidad "Halitus" que se comprometió a hacerlo posible y a una amiga de la pareja, Cintia -que vive en Mendoza, está casada y es madre de tres nenas-, que le puso el cuerpo al desafío.
El 4 de junio de 2015 hicieron historia al convertirse en el primer matrimonio gay en ser papás con un vientre prestado en Argentina. El paso que seguía al nacimiento de Juan Pablo era impugnar el acta en la que Cintia figuraba como la madre e Ignacio como el padre, pero para ese momento había entrado en vigencia el nuevo Código Civil y Comercial que incorporaba algunos requisitos burocráticos, entre ellos que el consentimiento estuviera sellado por un escribano.
La jueza Mirta Agüero, del juzgado 81 de Familia de la Capital, tras entrevistarse con todas las partes, Leonardo, Ignacio, Cintia, autorizó en primera instancia a hacer una nueva acta en la que dijera que Juan Pablo era hijo de dos padres. Pero una fiscal, que no fue a la audiencia, apeló esa decisión y nueve meses más tarde la sala E de la Cámara de Apelaciones de la Capital, hizo lo mismo, torciendo el destino de la familia.
Ahora la pareja representada por Quaini intenta que la Corte Suprema de Justicia de la Nación intervenga, pero este pedido fue rechazado por la Cámara el pasado jueves 28 de febrero. El viernes presentaron un "recurso de queja", la última oportunidad que tienen ahora de convertirse ante la ley en los papás de Juan Pablo. Caso contrario, uno de ellos deberá figurar como adoptante.
"La angustia, la bronca, es porque no le hacemos mal a nadie, porque Juan Pablo es un nene súper feliz y esto no corresponde", expresó Leonardo en diálogo con Infobae tras el rechazo y consciente de que la próxima respuesta de la Justicia podría sellar el destino de su familia. "Si todos los casos estuvieran normados de otra manera yo me callaría la boca, pero no es así, lo están discriminando a Juan Pablo. Se hizo un nuevo Código Civil para que justamente esto no pase", subrayó.
Si bien la argumentación de la Cámara consta de varios puntos, uno en especial para Leonardo e Ignacio, tiene ribetes "homofóbicos": "El reconocimiento del matrimonio igualitario permite que, por la vía de las técnicas de reproducción asistida, dos mujeres accedan a la filiación matrimonial respecto de un hijo nacido de una de ellas. El sistema implementado por el nuevo Código Civil no concede el mismo derecho a dos varones a ser progenitores de un niño a concebir por otra persona".
A pesar de que hicieron terapia psicológica para que quedara en claro que Cintia iba a ser la portadora y no la madre, de que firmaron un consentimiento por escrito, que tenía como único objetivo darle más transparencia al proceso, para la Justicia los bebés nacidos por técnicas de reproducción asistida son hijos de quien dio a luz.
"Estamos hablando de la identidad de un menor, actualmente hay una normativa vigente que dice que se lo puede inscribir sin la necesidad de hacer un trámite judicial. Ante un mismo caso un padre y una madre pueden anotar a su hijo, pero a Juan Pablo nosotros no podemos", insistió Leo, que en los últmos días impulsó una campaña en redes sociales tras el hashtag #Juanpablotienedospapas y publicó una extensa carta en su cuenta de Facebook.
"Creo que nos están castigando por ser el primer caso y por ser dos varones", expresó el papá de Juan Pablo, hoy a la espera de la decisión de la Justicia. "Si la Corte no lo toma no existe otra chance de por vida", remarcó. En caso de resultar favorable para los papás, habrá que esperar además a que el máximo tribunal defina si trata el caso.
De la novela inconclusa de Franz Kafka El Proceso, publicada tras la muerte del escritor checo en 1925, se desprende un cuento titulado "Ante la Ley". Una metáfora en la que un campesino (representando a un hombre común), intenta a lo largo de su vida atravesar las puertas de La Ley, flanqueadas por un guardián (abogados, jueces, normas y leyes) que custodia el acceso y que, se lo dice, jamás lo dejará entrar.
Kafka, que además de un buen escritor era un buen abogado, puso en juego entonces en su historia del campesino y el guardián, un dilema del derecho que se renueva constantemente. La misma encrucijada que hace 9 años quedó en evidencia con la discusión sobre el matrimonio igualitario: cuando las leyes empiezan a no corresponderse con la vida y los anhelos de las personas que tienen que cumplirlas.
Sobre el final de la charla con Infobae, al igual que lo hace en el párrafo final de la carta que compartió en Facebook, Leo se refiere a los "guardianes" que hoy tienen en sus manos una decisión que para él y su familia va a ser definitiva: "Entiendo y respeto que piensen distinto. Hay distintas maneras de ver la vida; pero ellos son jueces".
La carta de Leonardo
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