Convocar expertos y conformar equipos interdisciplinarios; Enfatizar sobre la importancia de la educación como herramienta de formación; Hacer las cosas 'paso a paso'; y lograr encontrar gente que, "más que gritar que el cambio es necesario, mejore el modo en que se implementa el cambio de enfoque hacia la problemática".
Estas son algunas de las definiciones que le dio en exclusiva a Infobae Robert Pomeroy, un químico estadounidense experto en biocombustibles y cambio climático que estuvo en la Argentina capacitando docentes porteños y bonaerenses.
Para este hombre, que se desempeña como docente en la Universidad de California en San Diego (UCSD), lo fundamental es "sacar las innovaciones del laboratorio y compartirlas con la sociedad".
Además, resalta el valor de la educación y ensaya una crítica al sistema educativo universitario estadounidense: "Es fundamental educar a los estudiantes para poder entender lo que pasa. Más y más personas tienen menos acceso a la educación en los Estados Unidos. La buena formación es la clave de todo. Yo tuve muchas oportunidades en mi vida que me permitieron educarme, hoy los jóvenes tienen que endeudarse para poder estudiar y están ansiosos y preocupados porque deben dinero, pierden tiempo y no saben si mañana van a poder conseguir un buen puesto de trabajo para devolverlo y poder hacer su carrera", explicó.
"Puede ser que en 15 o 20 años lo que hacen hoy no sea lo mismo que en el futuro. La gente educada puede cambiar y reconvertirse" agregó, mientras se prepara para una nueva charla en el Instituto Leloir, la sede donde se realizó una experiencia con los docentes organizada por Amgem Foundation y el Instituto de las Américas.
Pomeroy se especializó en los últimos años en el desarrollo de biocombustibles a partir de microalgas que se reproducen en ambientes extremos,tales como agua que nadie consumiría y tierras inhabitables. "No se puede decir que compite con los alimentos, pero este es mi aporte, que tal vez va un poco lento para los cambios que se necesitan, nadie va a comprar hoy un combustible que cuesta el doble que el tradicional. Tenemos que construir puentes para que eso sea posible", sostiene.
Pomeroy asegura que su mayor legado es la capacitación y su trabajo con los estudiantes: "Yo decidí que la universidad sería mi proyecto social. Entonces yo cada semana enseño a los chicos sobre el biodiesel. Trato de que lo aprendan bien para que ellos puedan enseñarlo. La semana que viene, por ejemplo, tendrán un intercambio con cientos y cientos de personas. Así se multiplica ese conocimiento", dice el científico.
Se refiere al encuentro anual que se realiza en el Petco Park, un inmenso estadio de béisbol en San Diego que hace las veces de escenario para los proyectos de ciencia de los chicos. "Unas 25.000 personas se reúnen allí y disfrutan de lo que los chicos muestran que han aprendido. Los chicos lo hacen, transformamos a los alumnos en maestros", cuenta con orgullo sobre la formación que da a estudiantes de entre 14 y 18 años.
A continuación, los fragmentos más relevantes de la entrevista que Pomeroy brindó a Infobae.
-¿Cómo se aborda el cambio climático?
-Creo que hay una situación muy difícil de resolver en este mundo y los problemas de este tipo deben ser resueltos por personas con perspectivas muy diferentes. Pienso que es a través de la diversidad como podemos conseguirlo. Cuando hablo de diversidad no sólo me refiero a la diferencia étnica, me refiero a diversidad en el departamento de Química, en el de Física. Lo que me gusta de la UCSD es que realmente creen en la innovación y en la investigación y lo alientan así como invierten en eso. Yo, por ejemplo, participo de varias distintas iniciativas con oceanógrafos, ingenieros y matemáticos, biólogos, todos como parte de un gran equipo para resolver problema. Creo que este es la gran aporte de la ciencia.
-¿Cómo se ejecuta?
-Yo creo que la roca pesada se mueve todos los días un poco. No se trata de hacer lo qué hay que hacer sino de lo que lograremos hacer. Soy muy privilegiado y puedo elegir. Puedo vivir cerca de la universidad, mi huella de carbono es la mitad de la mayoría. La gente pierde mucho tiempo en las combinaciones de transporte o viajando en su auto pero eso es por el mal planeamiento de las ciudades. La gente no cambia sus comportamientos y sus hábitos a ritmos muy drásticos. Yo trabajo para que esos cambios se hagan realidad; las cosas no sólo tienen que ser diseñadas como necesarias sino también para ser usadas.
-¿Tenemos tiempo para hacerlo?
-Creo que la única forma de avanzar es un paso a la vez, tal vez mi aporte sea un poco lento pero siempre me pregunto cómo se come un elefante y la respuesta es un mordisco a la vez. No te podés tragar un elefante entero. Hay iniciativas que tienen algo muy aspiracional y que a veces pareciera que quieren tragarse el elefante. No sólo tengo que convencer al público de que tiene que cambiar algo sino que tengo que mostrarle la manera de hacerlo.