Un arquitecto argentino de 60 años está acusado de haber asesinado a un niño de cuatro años durante una cacería en una finca de Sevilla, España.
Luis Antonio Gasparini nació en Argentina, estudió arquitectura en la Universidad de Buenos Aires (UBA) y hace 30 años que vive en El Puerto de Santamaría, en la ciudad de Cádiz. Está casado, su esposa también es arquitecta, y juntos dirigen un reconocido estudio en esa ciudad andaluza.
Gasparini -conocido también en su círculo como "Nino"- se dirigió junto con un amigo a la Finca La Lapa, en Sevilla, el pasado 19 de enero para una jornada de cacería por la que había pagado entre 200 y 300 euros, y terminó acusado del crimen de un nene de cuatro años.
Según se pudo reconstruir en la investigación, y según declaró Luis Antonio ante el juez del juzgado de instrucción número 16 de Sevilla, el arquitecto salió de su puesto y caminó 20 metros en línea recta para hacer su tiro pero oyó ruidos en unos matorrales, pensó que se trataba de un jabalí, giró su arma y, sin ver la presa, apretó el gatillo.
Sin embargo, el disparo fue directo a la cabeza a Aitor Ávalo, un nene que estaba a días de cumplir cuatro años y acompañaba en la finca a su padre José Antonio, también cazador, su tío, su abuelo y un tío abuelo.
Aitor -que estaba vestido con ropa de camuflaje, botas y una escopeta de juguete- estaba sentado donde le habían indicado y cayó inmediatamente al suelo sin vida. "No lo vi, no lo vi", fueron las primeras declaraciones de Gasparini cuando fue llamado a declarar e imputado por "homicidio imprudente".
Según apuntan varios medios españoles, un informe preliminar de la Guardia Civil sobre el caso descubrió varias irregularidades. Los resultados indican que Gasparini "salió de su puesto de caza" y "disparó en dirección contraria a la que tenía indicado si hubiera estado en su lugar", lo cual no está permitido y que habría usado municiones ilegales, aunque eso deberá comprobarse con un estudio balístico.
El informe, sin embargo, también devela errores en la montería: tres de los cinco puestos no estaban montados de forma correcta porque entre ellos no existía la distancia mínima de 150 metros sin obstáculos que exige la Ley de Caza de Andalucía, ni tampoco había una correcta señalización. Además, los puestos habilitados eran dobles, compuestos por dos tiradores que se alternaban en los disparos, lo cual también está prohibido.
La familia de Aitor, en principio, no estaba en falta: actualmente no existe ninguna prohibición respecto a la presencia de menores de edad como observadores en la caza, siempre que estén acompañados o tutelados por mayores.
"Ni siquiera se acercó para auxiliarlo. Sabía lo que había hecho, pero se dio media vuelta y se marchó", dijo José Antonio Ávalo, el padre de Aitor al diario El Español. "No ha tenido la decencia de mostrar su rostro". "Después de declarar, le di una tarjeta con mi número de teléfono a su abogado. Me hizo llegar una carta modelo, en la que dice que se pone en mi situación, que no ha tenido la oportunidad de tener hijos… pero ni se disculpa ni dice sentirse culpable", contó.
Luis Antonio, de acuerdo con medios locales, es militante del partido español Podemos (que se opone firmemente a esa afición deportiva) y ahora se encuentra en tratamiento psicológico. Está libre bajo fianza a pesar de los cargos y de la investigación de la Justicia Española, que todavía está en curso. Aún así no puede portar su arma y tiene prohibición de cazar.
Gasparini ejerció desde 1988 en Argentina y España hasta que en 1990 se mudó definitivamente a Europa y trabajó allí para el sector público y privado. En Andalucía es un profesional reconocido y cuenta con una medalla de plata por sus 25 años como colegiado en el Colegio de Arquitectos de la provincia de Cádiz.
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