Million dollar Pope: una graciosa solicitada vegana

A toda página, y en varios diarios en simultáneo, un mensaje dirigido a Francisco con la pretensión de convertirlo al veganismo, que contra las apariencias es, en su versión más fundamentalista, una ideología ajena al espíritu de Laudato Sii

"Un millón de dólares a la caridad si el Papa Francisco intenta ser vegano durante la cuaresma"; tal el título de una campaña que sorprende no sólo por su contenido sino especialmente por la forma: costosas solicitadas a toda página en varios diarios del mundo, en nombre de una ignota Blue Horizon International Foundation, que pretende hacernos creer que una niña de 12 años, Jessica González Castro, es la gerente (sic) de la campaña Million Dollar Vegan (MDV).

El objetivo, dicen, es sensibilizar sobre el sufrimiento animal y demostrar la relación entre la ganadería y el hambre mundial, y la deforestación. "Es una estrategia para combatir el cambio climático con el cambio de dieta", explican Matthew Glover y Jane Land, una pareja británica que anima la citada Foundation. "Una dieta basada en plantas" (sic) es la forma más sencilla de minimizar el impacto ambiental, argumentan.

La campaña no estaría completa sin la presencia de algunas celebrities -como Paul McCartney o Joaquim Phoenix– y cifras que impactan: "Cada persona que se vuelva vegana durante la Cuaresma ahorrará las emisiones equivalentes a un vuelo de Ciudad de México a Monterrey".

Jessica, 12 años, “gerente” de la campaña Million Dollar Vegan

Keir Watson, un profesor de física británico, que tras 25 años de vegetarianismo volvió a consumir carne, discute el constante martilleo vegano sobre la relación de causalidad entre el consumo de carne y el cambio climático. No es cierto que se necesiten 20 kilos de cereales para producir un kilo de carne vacuna. Se parte, explica, de la falsa hipótesis de que todos los vacunos son criados en corrales de engorde. Muchos pastan o consumen forraje. Además, casi la totalidad de los cereales para consumo animal es inadecuada para el consumo humano. Por otra parte, es justamente la demanda para consumo animal la que vuelve rentable la producción cerealera, afirma.

Desmiente también la cifra de 100.000 litros de agua para producir un kilo de carne. La real sería apenas el 0,2 por ciento de ese número.

Watson cuestiona la distorsión del impacto del consumo de carne en la ecología y asegura que para apoyar sus argumentos los veganos toman los peores métodos de cría como si fuesen los únicos. La cría hiperintensiva es desastrosa, pero como puede serlo el mal uso de la tierra en el cultivo. En cambio, si se alimenta el ganado con pastos y a través de su desplazamiento constante, de un modo que imite la conducta de los herbívoros salvajes, las hierbas se regeneran. La restauración de las praderas -dice, basándose en el caso del Reino Unido- es más ecológica que su conversión en tierras arables porque el cultivo erosiona los suelos y agota sus nutrientes. El pastoreo convierte hierbas no comestibles en proteínas de alta calidad, carne y lácteos, y es más acorde con el paisaje original que un campo de cereales. Las ovejas conservan la biodiversidad de las plantas, ya que las consumen selectivamente. El silvopastoreo (bosque-pradera-pastoreo) es más parte de la solución que del problema. Se trata entonces de elegir qué carne consumir, no de promover el veganismo.

En una entrevista, Watson afirma que "nunca hubo una sociedad vegetariana, en ningún lado; es contrario a la naturaleza humana". Es verdad que tampoco existen sociedades humanas que sólo coman carne, pero ciertos grupos, como los lapones, "consumen hasta 90 por ciento de sus calorías bajo forma de proteína animal". No propone imitarlos, pero afirma que ello demuestra "que es posible para un humano seguir un régimen fuertemente cárnico".

Y agrega: "Los vegetarianos no viven más que un inglés promedio, que fuma, come panceta y no va muy seguido al gimnasio".

Una solicitada sin mucho fundamento

"En esa solicitada hay una mezcolanza de cosas sin mucha base", dice el ingeniero agrónomo Fernando Vilella, director del Programa de Bioeconomía de la facultad de Agronomía de la UBA, ante la consulta de Infobae. "Es cierto que la ganadería vacuna en el proceso digestivo emite metano, que tiene un efecto invernadero mayor que el dióxido de carbono. Pero si la cría se hace a campo y en superficies grandes, la misma vegetación absorbe parte de ese metano. Ahora bien, si el tipo de alimentación es exclusivamente con pasto, la liberación de metano es mayor que si se termina el engorde con grano, cuya digestión es más simple".

Desde el punto de vista nutricional, dice Vilella, la carne es necesaria pero no en la cantidad que se consume en ciertos países desarrollados o en Argentina, donde es de 120 kilos por persona por año. El planteo vegano es que esos granos destinados a alimentación animal pueden ser consumidos por la población que hoy sufre carencias alimenticias. "Sin caer en el extremo vegano, dice Vilella, se puede decir que si el consumo de proteína animal fuese más parejo en todo el mundo, si la media de población mundial tuviese un consumo equilibrado, sería benéfico. Pero no es correcto irse a los extremos. No tiene sentido caer en el veganismo". Parte de la superficie que se destina al cultivo de soja para alimentación animal sí podría ir a legumbres, por ejemplo, importantes para el consumo humano.

"Pero nuestro sistema digestivo está adaptado al consumo de carnes -dice Fernando Vilella-. Quienes no la consumen tienen que hacer un ejercicio de combinación de productos que están muy lejos de su hábitat". Lo que refuta el argumento de lo "natural".

De acuerdo con este experto, la verdadera proporción es de 7 kilos de cereales por uno de carne vacuna. "Es cierto que la harina y el tipo de maíz y de soja que se destina a animales es diferente del de consumo humano. Y es verdad que las tierras que se usan para grano erosionan el suelo, sobre todo si son mal usadas. Es más sustentable un pastoreo de ganado que el cultivo de cereal, siempre que la densidad no sea muy elevada. Caso contrario, puede llevar a la desertificación."

En cuanto a que los animales pastan selectivamente y de modo más sustentable, Vilella lo relativiza: es cierto en el caso de especies autóctonas; en Patagonia, el guanaco, que co-evolucionó con ese hábitat. Pero las ovejas y las vacas arrancan los pastos. Las ovejas pueden ser sustentables en el ambiente asiático del que provienen. El silvopatoreo sí es una práctica sustentable, porque un estrato de árboles y de hierbas, cultivado o natural, ayuda a la absorción del metano.

Bjorn Lomborg llama ‘sugerencias tontas’ a estas apelaciones que exageran el impacto de la decisión individual de no consumir carne

Bjorn Lomborg (Consenso de Copenhague), un ambientalista que no cae en los golpes de efecto tan habituales en esta materia, también dice que se exagera sobre el impacto ambiental de la cría de vacuno y, en consecuencia, sobre el efecto que puede tener la decisión individual de no consumir carne. Califica esto como "sugerencias tontas", que, en definitiva, distraen del problema y de los responsables principales. "Hemos apostado tanto por la premisa equivocada de que el individuo puede tomar medidas significativas contra el cambio climático, que estamos haciendo demasiado poco para reclamar colectivamente la inversión efectiva necesaria para abordar el calentamiento global", afirmaba en una columna de opinión en noviembre pasado.

La solicitada vegana es funcional a los intereses de los verdaderos responsables del daño ambiental porque contribuye a invisibilizarlos

En concreto, Además del inaceptable "chantaje" de ofrecer dinero para la caridad "a cambio de", la solicitada vegana es funcional a los intereses de los verdaderos responsables del daño ambiental en la medida en que contribuye a invisibilizarlos.

El neurocientífico canadiense Philip Low, que afirma ser vegano por ciencia, que estuvo en Argentina en noviembre pasado, anticipó la solicitada a toda página, adelantando en aquel momento la pretensión de desafiar al papa Francisco: "¿Usted consideraría convertirse al veganismo?"

¿Usted defendería la vida humana desde la concepción?, es la pregunta que les cabe a ellos.

Parece obvio, pero hay que recordarles que el ambientalismo y el preservacionismo sólo pueden emanar de la conciencia humana que, en su superioridad, abarca la compasión hacia los animales, la preocupación por la preservación de los recursos y la responsabilidad de cuidar lo que es de todos.

Una forma de panteísmo

En su versión más fundamentalista, el "animalismo" es una forma de panteísmo. Esa ideología está presente por ejemplo en el diseño zoológico de los nuevos billetes que emitió el gobierno argentino; especialmente en los fundamentos de su decisión de reemplazar a los próceres del país por su fauna: ésta representa "lo vivo y la vida" y los argentinos debemos recordar que "somos imás/i que isólo/i hombres y mujeres; somos plantas, animales, suelo, aire, agua…"

La ideología subyacente a la nota dirigida al Papa es contraria a las razones por las cuales Francisco llama a cuidar "la casa común" en su Encíclica Laudato Sii: "Cuando no se reconoce el valor de un pobre, de un embrión humano, de una persona con discapacidad; difícilmente podremos escuchar los gritos de la naturaleza".

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