Martina Miranda tenía 16 años y murió a las 4.40 de la madrugada del domingo 14 de febrero. Fue después de celebrar el primer "Día de los Enamorados" de su vida junto a Franco, su novio. La adolescente perdió la vida cuando el conductor de un Chevrolet Corsa gris la atropelló a toda velocidad mientras cruzaba la avenida Scalabrini Ortíz, en el cruce con Vera, en el barrio porteño de Villa Crespo. Su novio vio todo.
El autor fue Damián Villanueva, de 22 años. El joven no solo la mató con el vehículo sino que huyó en contramano por la avenida Corrientes. Al coche lo encontraron: tenía todavía las abolladuras y los rastros de la embestida. Villanueva se suicidó dos días después.
Para Silvia Fredes y Oscar Miranda, los padres de la menor, su hija única fue asesinada. En el tercer aniversario del siniestro, ellos la vuelven a recordar con una emotiva carta que enviaron a Infobae.
"No tenemos que acostumbrarnos a ver a diario estas noticias. Como sociedad tenemos que cambiar esta realidad. Por Martu, por tantos nombres que engrosan una lista. Son demasiados sueños rotos en segundos en hechos totalmente evitables", señalan Silvia y Oscar.
La carta completa de Silvia Fredes y Oscar Miranda
Tres años de tu último te amo
Tres años pasaron desde que, como en una toma cinematográfica, aquella madrugada se aquietara el tiempo, el mundo se detuviera y en cuestión de segundos tu vida pasara veloz en mi mente.
Tus primeros pasos, tus abrazos, los besos y los 'te amo'. Tu guardapolvo blanco, tus karaokes con amigas, tu egreso de primaria, el ingreso al secundario, tu sueño de ser forense, tus proyectos a largo plazo. Si eso no era desear vivir…
Todo pasó en mi mente en segundos. Los mismos segundos que te separaron de nosotros. Por una negligencia. Por un arrebato de locura al volante. Para tu asesino, Sebastián Villanueva, tu vida no significó nada. Y para nosotros lo eras.
Todo. Los días y los años pasan y el dolor es latente como aquel 14 de febrero. Tus cosas en tu cuarto aún te esperan como nosotros a cada instante. La gente nos dice que estás en un lugar mejor. ¿Existe un lugar mejor que a nuestro lado? Nos dice que somos muy fuertes. Pero, ¿cuál es la alternativa? ¿Existe alguna forma de seguir sin que duela tanto? Nada resulta tan cruel como llevarte flores al cementerio. No es ser fuerte, es solo la inercia que nos empuja. El despertar en esta vida tan fría.
Tus amigas hablan de vos en presente. Hubiesen querido compartir un millón de anécdotas: el noviazgo de tu mejor amiga, sus proyectos, los tuyos. Nada llena el vacío…tantas cosas que solo ellas lo viven, que solo a ellas les duele. Porque no se debe permitir que la vida termine cuando recién comienza. No es justo.
Cada vez somos más familias que pasamos por este sentimiento, por este dolor tan lacerante y tan cruel de estar vivo sin vivir. Porque las cosas desde tu partida no cambiaron. La vida sigue significando nada para los asesinos al volante. Las noticias de muertes inexplicables e injustas son continuas y en cada una de ellas revivimos tu último suspiro.
Mucha gente conocimos en este camino que nos motivó, que nos enseñó que toda lucha lleva tu bandera, gente que quiere cambiar esta realidad. No sé si se podrá, hay muchas cosas que se esconden bajo la alfombra. El alcohol, la velocidad, la falta de humanidad sigue liderando y mientras no se tome conciencia todo seguirá igual. Seguiremos mirando las noticias y seguiremos regresando en el tiempo tratando de imaginar otra realidad. Como el esperarte que cruces esa puerta, donde ese 14 de febrero dejaste un "los amo" tan grande que extrañamos horrores. Esa puerta que nos borró de un machetazo al saber que te habían atropellado y que nos recuerda que Damián Villanueva, en la crueldad de sus pensamientos y cobardía, te había dejado sola en la calle para huir como rata. Tu asesino, con nombre y apellido, no te permitía seguir viviendo y nos asesinaba a todos ese día.
Solo papá pude verte. Solo él pudo darte ese último beso, ese último adiós, ese que atesora como joya lacerante que destruye de a poco su alma pero calma su corazón. Ese último beso que busco en mis sueños y lo pierdo al despertar. Sólo sé que la vida nos falló, que el destino nos jugó una mala pasada y que si Dios existe no se comprende con qué vara mide las cosas. Solo sé que te sigo esperando, que no hay lugar para el adiós, que sólo sé que nos volveremos a ver. Porque esto no puede ser todo, esto no puede terminar acá.
Te marchaste el día del amor. No debe haber sido casualidad porque vos eras eso: el amor del mas grande, del más puro, nuestro amor infinito. Por siempre y para siempre te amamos.
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