Instagramers: comparten su vida en redes, llenan teatros y cambian las reglas del entretenimiento

Salen de gira, comparten su vida en las redes, llenan teatros y las marcas los buscan. Los protagonistas de una tendencia que puso de cabeza a la industria

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Juan Manuel Mato (21) y
Juan Manuel Mato (21) y Leo Lenuzza (31), instagramers, actores, comediantes, durante su presentación en enero en Mar del Plata

En los '90 el mejor consejo para cualquier banda de rock que estuviera dando sus primeros pasos era el de aprovechar el verano. Tocar en la Costa Atlántica era la forma de darse a conocer por un público de distintas partes del país al que de otra forma era imposible llegar. Mar del Plata, Villa Gesell, Pinamar, Necochea, todo lugar con playa en enero y febrero atrae al turismo a sus orillas, nuevos oyentes, espectadores y oportunidades. Casi 30 años después, una lógica similar persiguen los rockstars de turno: los instagramers.

Cuando en 2012 Facebook compró Instagram por U$s 1.000 millones llamó la atención el desembolso del gigante tecnológico por una startup de fotos con apenas 18 meses de vida. En 2019 la aplicación se convirtió en un lugar en el que hacer carrera, las marcas buscan a ahí a sus nuevas caras y un celular es todo el equipo de producción que se necesita para una campaña masiva. Cámara, micrófono, filtros, gifs y la posibilidad de compartir en el momento eso que se hace con millones de personas alrededor del mundo, ahora caben en el bolsillo. En forma de corazones, pulgares en alto, compartidos, hashtags, comentarios y sobre todo seguidores, se mide hoy el éxito.

"Yo hago stand up hace seis años y lo que empecé a ver fue que amigos empezaban a subir videos a las redes y a pegarla con eso. Yo compartí bares y teatros con los que hoy son varios de los instagramers de moda y me di cuenta de que yo me estaba quedando afuera", admitió en diálogo con Infobae el comediante Leo Lenuzza (31), sobre el detrás de escena de su decisión hace cinco años de hacerse una cuenta de Instagram.

Leo Lenuzza interactúa con el
Leo Lenuzza interactúa con el público en el Enrique Carreras

De lunes a sábado Leo trabaja como vendedor en un local de Ramos Mejía. En la red social lo siguen 42 mil personas a las que entretiene día a día con pequeñas dosis de humor virtual, a través de personajes como "Mickey Turro" o su "Diosito Instagramer". A fines de enero junto a Juan Manuel Mato (21),  presentaron en el Teatro Enrique Carreras de Mar del Plata su show Inefable.

La fecha hubo que organizarla en poco tiempo. "Había que estar", dicen. El día anterior a la presentación apenas tenían vendidas nueve entradas de una sala de 380 localidades. Como las bandas en los '90 viajaron en micro, repartieron volantes en la playa y la peatonal, y la noche de la presentación la fila llegaba hasta la esquina del teatro.

"Hubo mucho nerviosismo porque fue todo muy sobre la marcha, había poco tiempo, eran los últimos días de enero, pero había que hacerlo", resume Mato, con casi 90 mil seguidores en Instagram, sobre la presentación en la costa. "Todos los colegas, los comediantes, llevaban obras para allá y sobre la fecha conseguimos un hueco y lo hicimos, quisimos estar. En Mar del Plata te ve gente de todos lados, conocimos mucha gente nueva también", agregó el instagramer sobre la necesidad de ese cara a cara con el público. Los followers, en su caso una tercera parte más que un estadio de River completo, ayudan a ocupar las butacas.

"Lo sigo a Mato en Instagram. Yo soy de Mar del Plata y no lo conozco en persona, me apareció en 'la lupita' un día, me gustó lo que decía, me parecieron cosas super reales de la vida diaria las que contaba y hace una semana vi que iba a estar acá y vine a verlo", confía en la puerta del Enrique Carreras Estefi (29), que junto con Camila (23), ante la pregunta de si esperan encontrarse con lo mismo que en Instagram, responden que no: "esperamos que sea mucho mejor".

Dicen la verdad, un follow en Instagram todavía es gratis, pero  ellas acaban de comprar entradas y aguardan por un show que no saben a ciencia cierta de qué va.

Mato y Lenuzza se complementan
Mato y Lenuzza se complementan en el escenario durante Inefable, un show compartido que los saca de las redes sociales y los pone cara a cara con su público

En enero Daniela Viaggiamari (39), "Dani la Chepi" en Instagram, ganadora de un premio Martín Fierro Digital en 2017, mamá de Isa que con 5 años el año pasado lo ganó como Mejor Artista Infantil, con más de un millón de seguidores en Instagram, en una misma semana de enero se presentó en San Clemente, Villa Gesell, San Bernardo, Miramar, Pinamar y Mar del Plata. Y aunque puede decir que para ella fue una buena temporada, lo hace siendo consciente de que el teatro atraviesa un momento difícil en todos los niveles.

"He leído a muchos productores que blanquean que sin los 2×1 más de 200 personas no meten, figuras recontra reconocidas repartiendo volantes, no yo que soy de Instagram, gente grosa. La realidad es que uno deja los gustos de lado, a todos los que hacemos teatro se nos hace muy difícil poder seguir entreteniendo arriba de un escenario. Cuesta la combi, la nafta, pagarle al productor, al iluminador. Es muy complicado porque la ganancia no es grande", explicó, sobre un riesgo que se corre, muchas veces una pérdida que se asume, a cuenta de una ganancia que tiene más que ver con el contacto con el público.

"Quisimos ir a la costa en enero porque nunca había tenido la experiencia de ver qué pasaba y lo mágico fue encontrarse con gente de otros países, chilenos por ejemplo vacacionando acá, gente de Comodoro Rivadavia, de  Tierra del Fuego, Bariloche, Salta, que vacaciona en la costa y te dice 'los sigo en Instagram y los voy a ver al teatro porque yo no sé si voy a poder verlos en mi ciudad'. Hay pueblos más chicos que uno no es que no llega porque no quiere, ojalá tuviera la guita para ir a hacer una función, pero a nadie le da, pocas obras pueden hacer eso", expuso.

Dani”La Chepi” Viaggiamari (39) ,
Dani”La Chepi” Viaggiamari (39) , junto a Isa (5) sobre el escenario

"La Chepi" a los 16 años empezó a trabajar en televisión, cantó regularmente en el Café la Humedad, hizo cine, teatro, fue bailarina de Sábado Bus, pasó por los 40 principales, Radio Belgrano, Pop Radio, Radio El Mundo y sin embargo fue quedarse sin trabajo con una nena de 2 años, lo que la hizo encontrarse con el formato que la catapultó: Instagram. "Nunca nadie me reconoció por lo que hice en la tele, nunca nadie supo quién era la madre de Luisana Lopilato en la serie, la chica del bolo, la que hizo radio, la gente no sabía qué cara tenía, con la red social empecé a tener eso, una cara, la gente empezó a saludarme", compartió con Infobae Viaggiamari.

Cuando en 2016 Bob Dylan ganó el Nobel de Literatura, premio que no le dieron al escritor argentino Jorge Luis Borges, ni al japonés Haruki Murakami, pero sí a un músico que no escribe libros, alguien se preguntó si en un futuro -quizás no tan- lejano no le entregarían la distinción a un programador de videojuegos. La pregunta no sólo es válida, además es posible. Los tiempos cambian a un ritmo vertiginoso y las reglas también.

La televisión pierde terreno. Las nuevas generaciones usan la pantalla apenas como un lugar en el que reproducir series desde otras plataformas y no le encuentran el sentido de atarse a una playlist que diagramó alguien más. Ellos eligen qué, cómo y cuándo ver.

La mayor parte del contenido que consumen durante el día viene desde la palma de sus manos. Si un video no los atrapó en los primeros ocho segundos, un movimiento de pulgar basta para pasar a otra cosa. En paralelo la tele, durante mucho tiempo el medio de entretenimiento por excelencia, el lugar donde viven los famosos, la credencial innegable del éxito, se desdibuja. Este mes Teleshow dedicó un artículo a un síntoma de estos tiempos: el último mes de 2018 fue el de mayor caída del encendido de los últimos 15 años.


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DOBLADA O SUBTITULADA?! A quién te hace acordar? @😂👇🏻#AltoFinal JAJA

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El periodista mexicano Juan Villoro, escribió alguna vez una escena que durante mucho tiempo fue cotidiana: "Hoy en día, el rey del hogar es un zombi en pantuflas que cada tantos segundos busca un nuevo canal para evadirse. Cuando alcanza un estado próximo a la catatonia, su mujer interviene en voz baja: '¿Por qué estamos viendo esto?'. El tripulante de la mediósfera vuelve en sí y advierte que lleva veinte minutos ante una competencia de perros que esquían sin que eso le produzca, no digamos placer, sino siquiera el deseo de averiguar de qué raza son".

En 1992 Bruce Springsteen ya había escrito su canción "57 canales (y nada para ver)". Sólo faltaba una herramienta lo suficientemente buena para suplantarla.

Las nuevas generaciones abandonan la tele sin casi haber conocido lo que es esperar la sitcom del prime-time, mientras que cada vez más adultos se le animan al social media y se convierten en los llamados "abuelos instagramers", aunque apenas tengan 60. Desde clases de cocina, críticos de cine, amantes de las mascotas, deportes exóticos, a una legión de trovadores de ukelele que entonan covers minimalistas, todos tienen un lugar y si son lo suficientemente buenos, también un público. Las marcas lo saben y por eso buscan ahí a sus potenciales clientes.

"La tele perdió un poco de peso y hoy la gente en el celular ve lo que quiere. Hay personas que están dos horas mirando videos, te das cuenta por los horarios en los likes. Te pone contento porque si estuvo tanto tiempo viéndote es porque está enganchadísimo, yo miro la tele dos minutos y me aburro", contó Lenuzza en relación a su doble rol de instagramer y televidente.

El comediante sin embargo separa las plataformas -Instagram, teatro-televisión- y asegura que cada una si bien puede complementarse con la otra, responde a una lógica diferente.

En esa línea "la Chepi" agrega: "Es algo que se retroalimenta constantemente, a veces digo tengo que subir un video esta semana para hacer reír en la red y que quieran venir a verme al teatro. Yo no estoy en la tele, ni en la radio como para poder vender mi espectáculo, entonces la cosa va por el lado de gente nueva que te va a ver, que te etiqueta, que habla de lo que se cagó de risa en el show, entonces me empieza a seguir más gente, es un cadena".

Y en este punto introduce otro plano fundamental del fenómeno, el de la sensación de cercanía y la posibilidad de interacción que da la red social. Algo que ya se sospechaba con la llamada "doble pantalla", el hecho de ver algo y compartir en el momento las impresiones en las redes. El espectador también quiere sentirse parte.

"Yo tengo un pensamiento pro artista y creo que lo que se hace bien tiene impacto en la gente, el tema es que hoy en todos los lugares donde te podés presentar, teatros, bares, si vendés entradas tenés un lugar y si no, no. Nos obligan a tener gente que nos apoye", amplió Mato, que desde hace ya un tiempo busca que sus seguidores sean algo más que un número abultado.

"Me di cuenta de que casi no tengo bardeadas en los comentarios y otros amigos están recibiendo muchas puteadas todo el tiempo. Yo respondo en todo momento, estoy pendiente, en el colectivo, en todos lados, quiero que me sigan porque realmente me bancan, por eso además de cosas graciosas comparto una reflexión ponele, tratando de crear una comunidad".

"Trato de ser 100% transparente, lo único que no muestro es lo que la gente no quiere ver, la gente quiere reírse un poco. La gente le tiene miedo al llanto y al enojo, entonces no me puedo mostrar así", reflexionó el actor que asegura no podría pensar hoy en una carrera a la que le falte la pata virtual. "Las redes sociales son lo que te mantiene el público ahí cuando no estás en cartelera, para que la gente sepa que seguís vivo tenés que mantener las dos cosas. Quizás estás estudiando o ensayando, pero a la gente necesitás mostrarle que seguís estando".


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Entre más agradecidos seamos, más cosas para agradecer llegarán❤️ 🙏 #Gracias

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Sobre los límites de la privacidad, de lo que se muestra, "La Chepi" habla de lo bueno de la cercanía, pero de los límites de este reality. "Antes la gente no sabía dónde dormía Mariano Martínez, ahora vos conocés al actor desde otro lugar, sentís que lo conocés. A mí la gente siente que me conoce, me saluda así, uno comparte y eso es mágico", dice, pero aclara: "Isa tiene 5 años y hace berrinche como todos los nenes, la semana pasada estábamos en la calle y yo en un momento levanté la voz. Ella se puso a llorar de una manera que me hizo reír mucho, porque era una escena de Norma Aleandro manipulando a Raúl Taibo en alguna novela, pero yo no puedo filmar eso. Voy siempre a visitar a mi viejo que tuvo un ACV, me encantaría dar un mensaje de disfrutemos la vida, pero no lo haría con mi papá al lado, todo tiene un límite".

En 1972 John Lennon admitió durante un reportaje que le había regalado a su tía Mimi Smith, la mujer que lo crió en Liverpool, una placa con una frase grabada. Eran las palabras que ella le había repetido al ex Beatle hasta el cansancio durante su adolescencia: "La guitarra está bien como hobby, John, pero nunca te vas a ganar la vida con ella". Puede que hasta hace no mucho los aspirantes a instagramers se enfrentaran a sentencias parecidas, que hoy se ponen en duda: "Las redes sociales están bien como hobby, pero nunca te vas a ganar la vida con eso". O si.

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