El 9 de febrero de 2018 El Palomar ingresó como aeropuerto comercial al Sistema Nacional de Aeropuertos (SNA) convirtiéndose en la tercera aeroestación del área metropolitana de Buenos Aires. Símbolo de las aerolíneas low cost, fue también objeto de lucha y de rechazo por parte de los vecinos de la zona y de organizaciones de derechos humanos que denunciaron la destrucción de un Sitio de Memoria.
Pese a las recurrentes fallas que tuvo Flybondi, una de las principales empresas que operan en El Palomar, en 12 meses el primer aeropuerto low cost del país se convirtió en el décimo con más movimientos del país transportando a más de 764 mil personas, de los cuales 130 mil tuvieron la oportunidad de viajar por primera vez en avión.
A la espera de que en 2019 se supere el millón y medio de pasajeros, El Palomar fue habilitado en noviembre como aeropuerto internacional: va a cubrir un total de 15 destinos entre los que se destacan Chile, Paraguay, Uruguay y 12 vuelos internos.
Guillermo Dietrich, ministro de Transporte de la Nación, celebró el año de operaciones y destacó la creación de 472 puestos de trabajo. "Un aeropuerto genera desarrollo, genera oportunidades, genera empleo", expresó Dietrich.
El ministro resaltó que de los más de 700 mil pasajeros que pasaron por El Palomar, para un 17% significó volar por primera vez: "Estamos demostrando que el avión no es un privilegio de unos pocos sino que cada vez son más los argentinos que acceden a este medio de transporte, fundamental para un país con distancias tan largas como las nuestras".
Rechazo de los vecinos y de organismos de derechos humanos
La apertura del aeropuerto comercial en una zona barrial y más precisamente en la base aérea de donde salían los "vuelos de la muerte" durante la última dictadura despertó el rechazo y la oposición de Madres de Plaza de Mayo y organizaciones vecinales.
Previo a habilitarse el aeropuerto, Nora Cortiñas se había presentado en el Juzgado Federal 2 de San Martín para solicitarle a la jueza Martina Forns "la clausura de las obras ilegales que siguen siendo realizadas en forma clandestina destruyendo un Sitio de Memoria".
En 2017 el colectivo vecinal Stop Flybondi Oficial inició un amparo contra la habilitación de vuelos comerciales en El Palomar exigiendo el cese de operaciones de Flybondi hasta tanto se constatara la seguridad pública de las adyacencias de la terminal aérea.
A un año del funcionamiento del aeropuerto, un barrio indignado continua reclamando por la contaminación sonora. Ruidos molestos a cualquier hora del día y de la noche, paredes rajadas por las cortas distancias entre los aviones y las casas en los momentos de despegue y aterrizaje, y el temor a una tragedia son los problemas que sufren los vecinos a los que la apertura del aeropuerto les cambió la vida.
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