Camiones inteligentes, sensores en los contenedores y apps: cómo se controla la recolección de basura

En diciembre, Cliba, la empresa que realiza la recolección de los barrios de Recoleta, Palermo, Belgrano, Colegiales y Núñez, inauguró un moderno centro de monitoreo

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(Fotos: Maximiliano Luna)
(Fotos: Maximiliano Luna)

Basta con un cigarrillo mal apagado y la mala suerte de que caiga justo sobre un elemento combustible -para no hablar de las veces, no pocas, en las que la "mala suerte" suele contar con la ayuda del bandalismo- para que un contendor de basura que puede llegar a costar 3700 euros termine reducido a cenizas.

Para evitar este tipo de situaciones Cliba, la empresa que realiza la recolección de basura en los barrios de Recoleta, Palermo, Belgrano, Colegiales y Núñez, comenzó una prueba piloto de 100 contenedores que están dotados de sensores de temperatura -para detectar tempranamente incendios-, volumétricos -para saber en qué momentos del día son llenados o vaciados- y giróscopo -que permite saber si el contenedor fue movido o girado-.

(Maximiliano Luna)
(Maximiliano Luna)

En la actualidad, esos modernos contenedores adquiridos por Cliba -una empresa de Benito Roggio ambiental- se encuentran en modo de prueba en el barrio de Palermo y los datos que proveen son analizados en tiempo real desde el Centro de Control Operativo que, con una inversión de $ 20 millones, inauguró a fines del año pasado dentro de la Base Operativa Salguero, ubicada entre las vías del ferrocarril Mitre y la autopista Illia, y la avenida Sarmiento y la calle Salguero.

Hoy, los "contenedores inteligentes" se utilizan para recabar datos sobre las conductas de los porteños y permiten verificar que, por ejemplo, en zonas densamente pobladas -en las que existen edificios con encargados- la basura se saca respetando el horario dispuesto por el Gobierno de la Ciudad (es decir, de 20 a 21), mientras que en las zonas menos densas, donde priman los edificios sin porteros o las casas particulares, la basura se suele sacar por la mañana. Pero en el futuro, la información en tiempo real sobre el nivel de llenado permitirá rediseñar rutas de recolección a medida que se vayan llenando, de modo de que en las cuadras donde hoy se necesitas dos o tres containers, en el futuro haya sólo uno que sea vaciado varias veces al día.

Pero la tecnología no se limita sólo a los contenedores inteligentes que, de hecho, son muy pocos si se tiene en cuenta que la compañía opera 5100 containers en las más de 3500 cuadras que componen una zona – la 2, definida por el contrato firmado con la ciudad en 2014- donde viven más de 600.000 habitantes. En el mismo centro de control se sigue en tiempo real la recolección que cada día llevan a cabo unas 1330 personas, en 143 camiones y 58 unidades livianas.

También se controla online la operación de todos sus contenedores, que son visualizados en un mapa. El día arranca con todos los contenedores en rojo. Una vez "operados", es decir, vaciados, pasan a color verde y a las 22 horas vuelven a ponerse en rojo. En cambio, si no han sido operados en 72 horas se ponen en negro.

¿Por qué un contenedor puede pasar tanto tiempo sin ser vaciado? Los motivos son varios: escombros o residuos mal descartados que impidien moverlo, autos estacionados antireglamentariamente o vecinos que los trasladan hacia otras partes de la cuadra, donde cables o árboles impiden vaciarlos, son las causas más comunes.

Los camiones están dotados con GPS, limitador de velocidad (no pueden superar los 59 kilómetros, un kilómetro menos que la máxima de avenidas de la ciudad), cámaras y sensores. El cambio de color rojo a verde en la pantalla del centro de control se produce sólo cuando los sensores del camión registran que fue vaciado. Los datos están cruzados con las bases del área de recursos humanos, por lo que es posible saber desde la base quién está tripulando cada camión.

En la zona operada por la empresa del Grupo Roggio conviven dos tipos de contenedores (y camiones compactadores que los vacían) diferentes: los más antiguos de carga lateral (los negros) y los más modernos de carga bilateral (los grises), que representan cerca del 70% de los 5100 de Cliba.

(Maximiliano Luna)
(Maximiliano Luna)

Los containers de carga lateral tienen varias complicaciones: se necesitan diferentes camiones para vaciarlos según en qué mano de la calle estén, al estar elevados sobre ruedas, acumulan basura debajo y tiene un sistema de apertura de la tapa que es de difícil operación y proclive a dañarse.

En cambio, los conteiners de carga bilateral tienen la base apoyada sobre el piso, por lo que no acumulan basura debajo, y tienen una tapa de mucho más fácil usabilidad. Los camiones que los vacían son una pieza de alta tecnología que hacen que su operación sea de una simplicidad apabullante. El chofer acerca la unidad, aprieta un botón en una pantalla touch, y las cinco cámaras y los sensores que posee el camión hacen casi todo el trabajo. Tan sencillo que puede ser operado hasta por un periodista…

En las pantallas que hay dentro del camión pueden observarse las cámaras laterales, traseras o delanteras y, en el momento en el que el container hace su descarga, el chofer visualiza qué es lo que está cayendo, a los fines de alertar tempranamente situaciones que pudieran requerir la intervención de la policía.

En un principio los contenedores grises estaban dotados de cortinas plásticas a modo de tapa: si bien era más amable para el vecino que disponía la basura, eran inconvenientes para quienes diaramente revisan los contenedores en busca de comida u objetos de valor. Por ese motivo, Cliba desarrolló una tapa plástica magnética, que en la actualidad facilita el acceso.

En épocas de crisis, y con la pobreza afectando a cerca de un tercio de la población, Infobae consultó si aumentó la cantidad de personas que se dedican a revisar la basura, pero voceros de la empresa explicaron que no tienen forma de medirlo, y añadieron que, más allá de cierta suciedad que pueda generar en los alrededores del container, por lo general la relación con los recolectores es armónica.

Por contrato, la recolección es nocturna (para no afectar el tránsito, por ejemplo), por lo que a las 21 comienza el desfile incesante de camiones desde la base, salvo una pequeña zona de Núñez que cuenta con recolección diurna. Una vez que cumplen su ruta, y antes de volver a la base, las unidades se dirigen hacia la estación de transferencia de Colegiales donde dejan la carga que luego será llevada al Ceamse.

Por la tarde, entre las 14 y las 22, se lleva a cabo el barrido mecánico, mientras que los servicios de lavado de veredes que por contrato se hacen en zonas de alto tránsito de personas se realiza a partir de las 23. El nuevo Centro de Control Operativo también monitorea y da seguimiento a los otros servicios que Cliba como barrido mecánico, lavado y servicios complementarios: en el mapa sólo se registra como barrida aquellas cuadras que fueron recorridas por las barredoras con los cepillos abajo, con el motor de la aspiradora encendido y a la velocidad pautada.

Párrafo aparte merecen los cestos de basura ubicados en la vía pública. A diferencia de otras compañías que hacen la limpieza en el mismo lugar donde se encuentran instalados, Cliba desarrolló un dispositivo con un robot que los limpia con agua a muy alta presión y el agua utilizada se alamacena para su tratamiento antes de ser desechada.

(Maximiliano Luna)
(Maximiliano Luna)

Por supuesto, existen "reclamos": en rigor, de los más 18.000 "eventos" mensuales que recibe -solicitudes de vecinos, directas a la compañía o a través del 147, del Gobierno o del Ceamse- la gran mayoría son pedidos de recolección de escombros o residuos especiales, y sólo un 2% corresponde a reclamos, que se resuelven en un lapso de entre 24 y 48 horas. La gestión de los eventos se realiza mediante un software que fue desarrollado por una compañía del Grupo Roggio, y con la implementación de la tecnología en procesos que antes se hacían a mano, la empresa ha alcanzado niveles de eficiencia del 97%.

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