Poco a poco, el esplendor que supo mostrar la Costanera en la década del 90 con sus emblemáticos restaurantes se va apagando. Y así como Clo Cló cerró sus puertas, en septiembre de 2018, Rodizio está atravesando una delicada situación financiera que lo llevó a entrar en concurso de acreedores.
La caída del consumo gastronómico, el aumento en los costos de los servicios de luz y gas, el incremento en el precio del alquiler del predio y la deuda acumulada en los últimos años hicieron que la empresa cesara sus pagos en mayo de 2018.
De acuerdo a información suministrada por el Banco Central, Maillol S.A. contabilizaba hasta septiembre de 2018 unos 355 cheques rechazados por un valor de casi $7.800.000 y una cuenta embargada en el Supervielle.
Además, su complicada situación financiera lo llevó a discontinuar los pagos de aportes patronales a la AFIP desde enero 2018, cumpliendo solo algunos meses puntales con la liquidación de partes de seguridad social y aportes a la obra social.
De esta manera, Maillol S.A., la sociedad que explota comercialmente Rodizio Costanera, decidió tramitar su concurso en el Juzgado Comercial Nº 31 para poder sanear sus deudas y seguir operando.
Del escrito que presentó la empresa concursada y al que accedió Infobae de fuentes judiciales trascienden los motivos que llevaron a la tradicional parrilla libre a presentarse ante el Juzgado Comercial Nº 31.
"Maillol se encuentra afectada por un cúmulo de variables macroeconómicas y financieras que, como empresa del rubro gastronómico, no puede gobernar. A saber: inflación creciente, aumento de tarifas, aumento del dólar, caída del consumo, altas tasas de financiación y una exorbitante presión tributaria", señaló la empresa en el escrito.
Actualmente su deuda asciende a $34.200.000 y la firma "se encuentra en la disyuntiva de pagar los sueldos de los trabajadores y proveedores o pagar a los organismos fiscales", sostiene el documento al que accedió este medio.
Ubicado sobre avenida Rafael Obligado 6551, este amplio restaurante con más de 20 años de trayectoria y una privilegiada vista al río es conocido por su modelo brasileño de "espeto corrido" y su buffet gourmet.
A su amplia variedad de cortes asados, como colita de cuadril, cordero, chivito, lechón, bondiola de cerdo y salmón, se suman otros platos como vitel toné, pollo relleno o pulpo a la gallega. Sus exquisitas entradas y panes saborizados, así como su amplia carta de vinos buscan satisfacer a los exigentes comensales que saben disfrutar de la mejor compañía de la carne. Por las noches, el valor del cubierto ronda los $1.000.
Hoy en día, la empresa emplea a más 70 personas y si bien hay incertidumbre por la continuidad de los puestos de trabajo, la idea es revertir la situación financiera y extender la concesión del predio. El contrato actual comenzó a regir el 20 de agosto de 2015 y su vencimiento está previsto para el 19 de agosto de 2020. Por eso, en el escrito presentado ante la Justicia Maillol solicita "la continuidad de dicho contrato y el pago correspondiente del canon".
El desequilibrio en sus finanzas empezó en 2016, cuando sus socios decidieron separarse y operar Rodizio Costanera y Rodizio Puerto Madero como dos restaurantes independientes, sin ninguna vinculación comercial y económica. Esto llevo al primero de ellos a una importante reestructuración para enfrentar deudas laborales, comerciales y fiscales.
"Maillol desea hacer constar que está dispuesta a asumir plenamente la premisa de la responsabilidad, que es justamente la razón que la lleva a presentarse ante estos Tribunales", remarcó en las consideraciones finales del escrito. "Estimamos que la preservación del patrimonio de la sociedad es un valor muy importante, tanto para los acreedores como para los trabajadores y los accionistas", concluyó.