El caso generó conmoción. Gabriela Vaskoboinik, una vecina de Coronel Dorrego, una localidad del sur de la provincia de Buenos Aires, publicó dos fotos en su cuenta de Facebook: era un delfín herido, sangrando, a bordo de un cuatriciclo, en un contexto de playa. La mujer denunciaba en su publicación con imágenes elocuentes a un pescador de la zona acusándolo de exhibir al delfín agonizante como trofeo.
"Después de que lo mató y lo dejó desangrándose para que le sacaran fotos, paseó al delfín por toda la villa balnearia Marisol en el cuatriciclo", explicó en dialogó con el medio local LaNoticia1.com. En sus declaraciones, aseguró que testigos le ratificaron que el hombre había matado al delfín con un bichero y que luego había recorrido toda la playa ufanándose de su presa.
"Ésto pasó en la desembocadura del río Quequén -informó-. A mí me escribieron varias personas que estaban a metros de este hombre, justo en la boca de la desembocadura, y que vieron cuando mató al delfín con el bichero. En las fotos se puede ver claramente que el animal está lastimado y tiene clavaduras en el lomo. Más allá de que pudo haber llegado a la costa porque estaba enfermo, su muerte no fue de manera natural", adujo.
La mujer precisó que el hombre al que denuncia publicó las fotos en sus redes sociales pero después las borró y que ella difundió las imágenes por una causa justa. "Yo subí la foto para que se tome conciencia porque está en peligro de extinción. Estoy en contra de la caza. No hay necesidad ni de matarlo, ni de sacarle fotos muerto, ni de pasearlo en un cuatriciclo por toda la playa", aseveró. Su publicación provocó una indignación generalizada que derivó en la intervención de la dirección provincial de Flora y Fauna. Trascendió, a su vez, que guardaparques de la provincia se remitieron al área para investigar un caso de maltrato animal, donde labraron un acta de infracción.
El hecho adquirió trascendencia internacional. El pescador fue hallado: se llama Rubén Vicente y es nativo de la ciudad Oriente. En diálogo con Lu24, una radio de Tres Arroyos, brindó su testimonio: "Fui a pescar a La Boca como siempre y saqué una pescadilla. Al rato tuve un pique grande. Pensando que era una corvina, me llevó para el lado del río. Estaba solo yo, y estaba aclarando. Peleé un rato y después de 40 minutos lo llevé cerca de la orilla. No estaba bien el pescado y no lo pude sacar, y a lo último lo saqué enredado en la bajada y enganchado. Pegó coletazos, traté de tirarlo al agua y encaró a la orilla otra vez. Intenté dejarlo y tirarlo al agua dos veces, pero pasaron 10 minutos y seguía ahí así que me lo llevé".
"No es como dicen que maté un delfín. Yo no lo pasee por el pueblo, lo llevé a mi casa y es lo que pasó", se excusó. "Hace tres días lo habían visto. Es un pescado que no sale a la orilla. Cuando vi la cola pensé que era un tiburón. Quiero aclarar que no es un delfín. Es de la familia, eso quiero que quede claro. Es un depredador y está en extinción, pero no fue la intención. La policía vino a mi casa, me presiona. Vino el OPDS de La Plata a verme", agregó.
El OPDS es la Organismo Provincial para el Desarrollo Sostenible. La entidad confirmó que aplicará una sanción al pescador que "puede llegar a un millón de pesos" y notificó que en las próximas horas se dará intervención al área de Fauna de Nación, según difundió la agencia Télam. Tal como explicó Rubén Vicente, lo que había pescado era un delfín de la familia Franciscana. Martín Boccacci, subsecretario de Planificación Ambiental del OPDS, afirmó en un comunicado que se trata "de una especie en peligro de extinción protegida en la provincia de Buenos Aires y declarada Monumento Natural, que es la máxima categoría de preservación".
La provincia de Buenos Aires declaró a la especie Monumento Natural (Ley 14.922) para otorgarle un resguardo legal y generar estrategias que aporten a su conservación
El organismo informó que la pesca incidental es la principal amenaza de la especie: entre 500 y 800 ejemplares mueren en la provincia de Buenos Aires por estas prácticas. De persistir su caza, la población podría extinguirse antes de 2050, tal como advirtieron expertos del OPDS.
El hombre expresó que los vecinos lo han ensuciado gratuitamente, que nadie salió a defenderlo y que no le gustó cómo lo trataron. "A mí me hizo mal esto. Yo tendría que haber venido escondido y dejarlo tirado, pero ya está. Lo comí y los restos los tire al mar. No tengo nada que esconder. Fue un accidente", confesó.
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