El conductor del programa de las tardes de domingo de canal 9, Orlando Marconi, anunció que había un solo ganador del Prode: entre más de 2 millones de tarjetas jugadas, solo una persona había acertado los 13 resultados. Por el pozo de 391.447.948 pesos Ley había un nuevo rico en la Argentina.
Del sábado al domingo alguien había ganado 340 mil dólares. El ganador era Mercedes Ramón Negrete, un obrero paraguayo de 26 años. La alegría le duraría poco: un día después el país entero lo odiaría.
El 16 de abril de 1972 se jugaba la undécima fecha del Torneo metropolitano. El juego de Pronósticos Deportivos (Prode) hacía sólo dos meses que existía cuando Negrete se convirtió en el primer gran único ganador. En noviembre de 1971 el presidente de facto Agustín Lanusse había aprobado por decreto la idea de Francisco "Paco" Manrique, ministro de Bienestar Social. En febrero de 1972 comenzó a jugarse. Era el sueño del pobre: cambiar de vida a fuerza de una apuesta mínima y fútbol.
Durante unas horas se creyó que el nuevo millonario era una millonaria. Es que Marconi anunció a "Mercedes Negrete", así figuraba en la boleta. Mercedes era el primer nombre de Ramón, pero no lo usaba. La confusión televisada duró hasta que él, junto a su hermano Cándido, apareció en los estudios de Canal 9.
Negrete sonreía a cámara, incrédulo aún del golpe de suerte, al tiempo que respondía sobre su vida: edad, a qué se dedicaba, si tenía pareja; 26, obrero textil, soltero. La mañana siguiente, desde la puerta del conventillo de la calle Matanza en Villa Domínico, una mujer respondía a los periodistas:
-Felicitarla es poco, ¿cómo tendríamos que decirle? Desde hoy en adelante usted es 391 veces millonaria- decía la cronista
-Sí, alguna vez nos tenía que tocar-, respondió la mujer con un bebé en brazos
-A todo esto, ¿dónde está su marido?
-No sé. Anoche fue a canal 9 pero no vino todavía.
Negrete no había vuelto, decía Fabiana López. Y no volvería. Fabiana estaba en los canales de televisión, en los diarios, en las radios. El país tomó partido: ¿Cómo podía ser que dejara a su esposa?
"Si la infelicidad tiene nombre y apellido debería llamarse Fabiana López. No encuentra consuelo, pues Negrete, con quien vivía hasta que este dejó de ser pobre, no le ha dado señales de vida. Fabiana no quiere el dinero, sólo desea a su Ramón", decía la revista Así. Ni olvido ni perdón: el país decidió que Negrete era la escoria.
Al reparo del sol de este enero de 2019, bajo un toldo de lona celeste y blanco, Fabiana López ofrece unos mates en su casa de Rafael Calzada. Tiene 69 años, un vestido azul con estrellas blancas y una artritis que la tiene aferrada a un andador.
-Uno de mis primos lo tenía entusiasmado a Negrete conmigo. "Ya va a venir y la vas a conocer". Me lo presentaron y cuando le escuché la voz no me gustó.
No sabía bien el nombre de él. Me dijo así nomás, “Ramón Negrete”. Cómo será que cuando lo nombraron en la tele yo pensé que era un pariente
Negrete, que había llegado desde Paraguay a Buenos Aires en 1969 en busca de una mejor suerte, compartía una habitación precaria junto a dos compañeros en la calle Matanza, en Villa Domínico. En una habitación contigua vivía los tíos y primos de Fabiana López. Fabiana, oriunda del Chaco, nacida en Roque Sáenz Peña, trabajaba como mucama cama adentro en una casa en Avellaneda y se quedaba en la casa de su tía los fines de semana.
Los fines de semana veía a Negrete. Salvo que quisiera ir a bailar: "A mí me gustaba el baile, por eso hicimos un pacto con mi patrona: si él llama dígale que hoy no puedo ir para allá, para esos lados, porque usted tiene gente y yo tengo que estar atendiendo".
—¿Cuánto tiempo estuviste de novia con Negrete?
—Ni tres meses. Así, yendo y viniendo ni tres meses estuve. No sabía bien el nombre de él. Me dijo así nomás, "Ramón Negrete". Cómo será que cuando lo nombraron en la tele, que había ganado el Prode, yo pensé que era un pariente.
Tal era la fascinación por la lotería del fútbol que el director de cine Emilio Vieyra filmó en 1973 la comedia Yo gané al Prode, ¿y Ud.? En la película Ricardo Bauleo y Víctor Bo eran dos periodistas que buscaban a los ganadores para entrevistarlos.
Desde su nacimiento en febrero de 1972 y hasta principios de los años 90, el Prode vivió su gran época. Cuando Negrete ganó los 340 mil dólares un departamento de dos ambientes en Recoleta costaba, aproximadamente, 11 mil. Fútbol y azar, ¿cómo no iba a funcionar? Sólo había que comprar una boleta por unos pocos pesos y tratar de adivinar local, visitante o empate.
Pero en 1998 se decidió suspenderlo. Quini 6, Loto y las apuestas a través de Internet se habían llevado a los jugadores: el juego de pronósticos deportivos ya no era rentable. Tres años después Daniel Scioli, como diputado, lo reflotó, pero jamás logró instalarse. Luego de idas y vueltas, en febrero de 2018 y con la disolución de Lotería Nacional, finalmente el Prode dejó de existir.
La tarde del 16 de abril de 1972 Negrete jugaba en su habitación al truco. En otra, en la que vivía los fines de semana junto a su tía, Fabiana planchaba mirando la tele. Negrete no tenía televisión y le había dado la boleta para que ella chequeara. Pero no fue ella la que prestó atención, fue su prima la que al escuchar "Mercedes Negrete" preguntó: "¿No tendrá el vecino una hermana?".
"Negrete se puso en la puerta, con la mano arriba apoyadito [hace el ademán de apoyarse en el marco]. Yo estaba planchándole la ropa, porque le lavaba y planchaba. Cuando en la tele lo vuelven a nombrar no dijo nada. Lo único que hizo fue sacar el revólver y empezar a los tiros hacia arriba. '¿Y a éste qué le pasó?' decía yo. Era él, era él".
—¿Lo viste en la tele?
—Sí. Él empezó a hablar, que sí, que él era solo, que esto, que lo otro. A la nochecita llegaron los periodistas. Y bueno, preguntaron ¿dónde está Fabiana López? ¿Dónde está la esposa de Negrete? Y mi tío decía '¡Acá está, acá está!'. Ahí soné. Yo les dije que no era la mujer de él, que era una amiga. Pero los periodistas ya dijeron que yo era la esposa. Uno de ellos me decía que dijera que estaba embarazada. ¿Cómo voy a decir eso? ¡Mirá lo que me enseñaban, que inventara que estaba embarazada! Mi tío, que estaba medio trinqui, medio borracho, fue el que puso un abogado enseguida. Y enseguida también le dejaron una carta a Negrete para que no se pudiera mover. Porque él se estaba por ir a Paraguay.
—¿Vos estabas de acuerdo con lo que hizo tu tío?
—Yo no sabía nada. Él hizo todo.
La noche del 16 de abril de 1972 Negrete no volvió a su piecita de Domínico. Desde esa día y hasta tres meses después, cuando se fue a Paraguay, se refugió en el consulado de su país en Buenos Aires. Aníbal Gómez Núñez, el cónsul, fue hasta Canal 9 a buscarlo.
Entre las sugerencias que le hizo le dijo que pusiera el dinero en un plazo fijo en el Banco Nación. Negrete había pasado de ganar 560 pesos al mes a pensar en inversiones. "Este salto de la miseria a la opulencia es tan extraordinario como el hecho de saber que anoche mismo, para tomarle el pulso a la fortuna, se fue a dormir al Alvear Palace Hotel", publicaba el diario La Nación al día siguiente.
Finalmente, Negrete le hizo caso al cónsul y sacó un plazo fijo en el banco. Cuando terminó el trámite debió abandonar el edificio por la puerta trasera: en la entrada lo esperaba una turba de periodistas que preguntaban por Fabiana.
"El cónsul lo agarró. Habrá dicho, el cónsul, 'La papa para mí'. En Canal 9 me contaron que se le veía el pijama por debajo del pantalón. Parece que estaba durmiendo la siesta cuando pasó todo y salió así para el canal", cuenta Fabiana.
Mientras que Negrete no podía andar por la calle -"Lo querían linchar", recuerda ella- Fabiana se convertía en una mediática: bajó de peso por canje en la clínica de Cormillot, actuó en la comedia televisiva Los Campanelli y almorzó con Mirtha Legrand.
Fue también mientras que Negrete permanecía refugiado en el consulado paraguayo que otro hombre ganó el pozo millonario del Prode, aún más grande que el suyo. En mayo de 1972 Norberto Valentini, de San Antonio de Areco, embolsó 427.298.268 pesos y posó para los diarios de la época junto a su esposa Norma y sus dos hijos.
Lloraba porque no podía salir la calle. Me decía que la gente lo quería hachar
Tres meses después de haber ganado la millonada, Negrete y Fabiana volvieron a verse. Pero no en las piecitas de Domínico; fue en Tribunales. El 12 de julio él se presentó para responder a la demanda que inició el abogado de ella. Reclamaba dinero por haber sido su pareja. Al cabo de varias audiencias llegaron a un acuerdo: le daría 17 millones de pesos. Diez millones para Fabiana, siete para su abogado.
Negrete, entre llantos, le pedía por favor que aceptara el arreglo: "Lloraba porque no podía salir la calle. Me decía que la gente lo quería hachar. Y era cierto: cuando fue a Lanús a llevarle unos remedios a no sé quién lo reconocieron y lo quisieron linchar".
Con 17 millones menos Negrete se fue a Paraguay, a Humaitá, en julio de 1972. Allí conoció a Nilda Zarza, una maestra con la que se casó y tuvo cinco hijos. Se instalaron en Pilar, también Paraguay, a 330 kilómetros de Posadas. En las escasas entrevistas que dio contó poco y nada de sus inversiones. De su boca: un campo, una casa propia y algunas malas decisiones. De otras: que le gustaba mucho el juego y perdió así gran parte del dinero.
Ahora, en la casa de Fabiana, que compró con parte de los 10 millones del Prode, quien ceba el mate es Armando. Fabiana y Armando están casados hace 46 años: desde 1973. Tienen un hijo, Lucas, y son abuelos de Alejo, de tres años.
—¿A Lucas le contaron la historia de Negrete?
—Si, sabe -dice entre risas Armando- "¡Mira si yo era el hijo del Negrete! Mi papá, Negrete", dice.
—Fabiana, si volvieras a hablar con Negrete, ¿qué le dirías?
—Le agradecería nomás. Qué le voy a decir, ya fue, ya pasó. Yo era pendeja.
—¿Jugaste al Prode alguna vez?
—Jugué dos veces. Ahora juego mucho al Quini 6, al Loto.
—¿Quiniela no jugás?
—Sí, cuando puedo. Me encanta.
—¿Tenés algún número preferido?
—A veces le juego al 27. Pero mi número preferido es el 32.
—¿Por qué?
—No sé, siempre me gustó el 32.
El 27, en la quiniela, es el peine. El 32 es el dinero.
Como a Fabiana le cuesta mucho caminar es Armando quien despide a Infobae en la puerta de su casa. Mientras él saluda, ella se pierde detrás de tres limoneros y un árbol de palta. Y le pide a la paloma herida que rescató en la última tormenta y tiene en una jaula que cante.
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