En una resolución sin precedentes, la Fundación Internacional Raoul Wallenberg resolvió proclamar colectivamente a Albania como Casa de Vida. Esa nación europea fue la única que, tras ser ocupada por los nazis, terminó la Segunda Guerra Mundial con más habitantes judíos de los que había en ese territorio antes de la irrupción del conflicto bélico.
La comunidad judía albanesa rondaba las 200 personas cuando empezó la Segunda Guerra, pero en un esfuerzo orquestado que implicó un riesgo para la población local, no solo fueron salvados los albaneses, sino que también sobrevivieron miles de refugiados de Alemania, Yugoslavia, Grecia a Italia que lograron huir hacia esa nación.
A diferencia de lo ocurrido en otros países que fueron ocupados por el régimen nazi, en Albania no se conocen casos de delación, los refugiados judíos fueron protegidos colectivamente, al igual que sucedió con los soldados italianos que se refugiaron en esa nación del sudeste europeo.
La población de Albania es en su mayoría musulmana, más precisamente de la corriente sunita conocida como "bektashi", y el pueblo albanés se rige por el precepto cultural que data del siglo XV denominado BESA, que literalmente significa "compromiso de honor".
Durante el Holocausto, el concepto BESA se manifestó como la ayuda a aquellos que estaban en desgracia, ofreciéndoles hospitalidad aun a expensas de la propia seguridad de los anfitriones y sus familias. Dicho esfuerzo fue respaldado por el rey Zog, la reina Consorte, Géraldine Margit Virginia Olga Mária Apponyi de Nagy-Appony, y el propio gobierno de Albania.
Entre las miles historias de rescate, resalta la del matrimonio compuesto por Isuf y Niqi Panariti, padres del actual Ministro de Agricultura y Desarrollo Rural de Albania, Edmond Panariti.
Cuando en marzo de 1943 empezó la deportación de los judíos de Tesalónica, Mari y Eli Kuonne lograron huir de Grecia junto con su hija Frida. Su otra hija, Medi, era la esposa del dueño de un hotel. Él no era judío y a través de buenos contactos consiguió que sus parientes políticos pudieran huir de Salónica. Esta operación de rescate fue coordinada con Isuf Panariti, un empresario albanés que estaba en la ciudad griega por negocios y aceptó pasar de contrabando a los Kuonnes por la frontera y los alojó en su propia residencia en Korca.
Cuando los nazis tomaron Albania, en el otoño de 1943, los Kuonne estaban escondidos en la casa de Panariti. Eli Kuonne se unió a los partisanos y su esposa e hija se mudaron a un pueblo lejano donde fueron alojados por la familia de Niqi Panariti.
Después de la liberación de Albania de los nazis, en octubre de 1944, Eli regresó de los partisanos y la familia Kuonne volvió a Salónica. Allí encontraron devastación. El barrio judío había sido destruido y la mayoría de los miembros de su familia habían sido asesinados por los nazis.
En 2015, Isuf y Niqi Panariti fueron declarados póstumamente Justos entre las Naciones y la medalla y el diploma fueron entregados a su hijo, Edmond. El pasado 26 de septiembre, coincidiendo con la la reunión de Jefes de Estado en la Asamblea General de la ONU en Nueva York, el presidente de la república de Albania, Ilir Meta, recibió a una delegación de la Fundación Wallenberg, presidida por su fundador, Baruj Tenembaum, y su vicepresidente, Albert Levy, para agradecer la decisión de la ONG de reconocer a Albania como Casa de Vida.