Micaela M. tiene 23 años, está estudiando licenciatura en Publicidad y está muy cerca de recibirse. El martes pasado, hacia las 16:30, decidió tomarse un descanso en su trabajo e ir a un reconocido café en la esquina de Rivadavia y Florida, en pleno centro porteño, para poder adelantar algo de la tesis. De repente, su tarde de estudio se vio interrumpida por una desagradable situación que la llenó de pánico: a través de la ventana del local vio cómo un hombre comenzó a masturbarse mientras la miraba fijamente.
En un primer momento creyó que lo que estaba observando no podía ser cierto. El solo hecho de imaginar que una persona es capaz de hacer algo así en medio de una de las esquinas más transitadas de la Ciudad superó su imaginación. Sin embargo, era cierto. Micaela se dio nuevamente vuelta y el hombre estaba ahí. Al costado de una pared y observándola sin inmutarse.
"Me senté al lado de la ventana para poder tomarme un descanso, hacer la tesis y de repente este sujeto veo que me está mirando y cómo se mete la mano en el pantalón y saca su miembro. No podía creer lo que estaba viendo. Tengo cierto grado de miopía y decía que por ahí era un problema de visión. No podía ser. Vuelvo mirar y veo cómo se sacó el miembro. No puede ser. 'Debe ser un error mío', pensé. Pero después vi que me estaba mirando y estaba tocándose sus partes. No sabía qué hacer", relató la joven en diálogo con Infobae.
Literalmente quedó paralizada. Por su cabeza pasaron muchas opciones pero ante la increíble situación su reacción fue tomar su celular, sacarle fotos al hombre que la estaba acosando y filmarlo. Tenía que dejar registro del horror que estaba sufriendo y compartirlo para alertar a otros de la presencia del individuo.
"Mi segunda reacción fue pensar '¿y ahora qué hago?'. Seguir con mi tesis como si nada hubiera pasado. Llamar a la policía, pedir ayuda. Encararlo, aunque eso sería peor porque estaba sola. Decidí sacarle fotos aunque cuando se dio cuenta, se tapó la cara pero se quedó ahí. Yo quedé petrificada", contó la víctima.
El video dura un minuto y medio pero, según dijo, todo el episodio duró aproximadamente 30 minutos. "Lo primero que hice fue sacarle fotos para que quedara expuesto y fui explicando en las historias de mi cuenta de Instagram. Para que no quedaran dudas de que era yo me saqué selfies con el uniforme del trabajo para que no dijeran que 'era porque estaba vestida de tal manera'. Aunque eso no debería importar. Pero no puede ser esto. Vengo a tratar de hacer la tesis y no tengo por qué bancarme que este tipo haga esto", comentó la joven.
El acosador, de no menos de 60 años, se fue un momento pero a los dos minutos volvió. Parecía interminable. "Después se cansó y otra vez fue. Aproveché y me fui a mi trabajo de vuelta. Obviamente no pude concentrarme y ni leí una sola línea. Mientras llegaba de vuelta a mi trabajo miraba para todos lados. Fue una sensación horrible y tenía miedo porque si esto pasó en la calle Florida, que es llena de gente, imaginarme que me puede pasar eso en una calle menos concurrida me causa terror. Además, el tipo parecía una persona normal. Nunca sabes cuándo te va a pasar", continuó la joven.
"Le comenté a un compañero lo que me pasó, mientras mis manos estaban temblorosas. No les dije a mis jefes porque no quería que esto afectara mi productividad. Hoy estuve más tranquila pero sigo indignada. Ayer tuve que ir al banco y tuve que ir por otro lado", reveló Micaela, quien decidió no hacer la denuncia ante la Policía porque cree que no hubiese servido de nada. "En este país hacer la denuncia no sirve de nada. Siempre en estas situaciones si llamo a la policía termino siendo yo la perjudicada porque tenía el uniforme de trabajo. Además, si hago la denuncia el tipo se raja", criticó.
Pero no está todo perdido. Si bien Micaela no dejó en ningún momento de expresar su indignación por todo lo que vivió, también destacó el cambio que se está comenzando a ver a partir de las denuncias por acoso y abuso sexual que se hicieron públicas. De hecho, destacó que justo su episodio lo vivió apenas horas antes de la ya histórica conferencia de prensa en la que la actriz Thelma Fardín acusó al actor Juan Darthes de violación y que eso generó las condiciones para animarse a dar a conocer lo que le ocurrió. "Creo que van cambiar las cosas. Hace 10 años ni se me hubiera ocurrido subir esto a las redes. Me hubiera sentido yo la culpable. Hoy me animo para alertar a mis amigas, compañeras y mujeres de que esto les puede pasar. Para que tengan cuidado", finalizó.
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