"Yo no soy un delincuente / yo no soy un criminal / yo cultivo marihuana / no más presos por plantar". El cantito de cancha atravesó durante la tarde de este jueves toda la Avenida de Mayo, desde la Plaza frente a la Rosada hasta su otro extremo en el Congreso, en miles de voces que se juntaron para reclamar una nueva legislación sobre todos los usos de la planta de cannabis (medicinal, "recreativo" e industrial) que no criminalice a los consumidores ni a los cultivadores.
La marcha fue la culminación de la 1ª Semana del Cannabis, una serie de jornadas en instituciones (universidades públicas, el Senado, la Legislatura porteña, hospitales) sobre los diversos tópicos de la cuestión de la marihuana, desde la persecución de las fuerzas de seguridad a consumidores y cultivadores, hasta los problemas que se generan por la falta de aplicación de la ley de uso medicinal.
Unas 5.000 personas, muchas nucleadas en el Frente de Organizaciones Cannábicas Argentinas (FOCA), se expresaron pacíficamente por el centro porteño, entre banderas, disfraces y volutas de humo.
Uno de los reclamos centrales que se hicieron desde el pequeño escenario, montado bajo la sombra de la cúpula del Congreso, fue por la liberación de Diego "El Negro V8" Gómez, un cultivador de Mar de Ajó detenido en el penal de Dolores desde abril, acusado de tenencia con fines de comercialización de cannabis por el fiscal de esa ciudad Sergio García.
Su compañera Ana Sánchez viajó desde la Costa Atlántica para sumarse al reclamo por la liberación de su novio, uno de los 15.000 ciudadanos argentinos que cada mes (según estadísticas oficiales) son detenidos y sometidos a un proceso judicial por tener drogas para consumo personal.
"Diego está cansado pero sigue firme", dijo Sánchez. Cuando la Policía allanó su casa encontraron alrededor de 20 plantas, que ellos no escondían. Gómez es un referente dentro de las organizaciones cannábicas y un pionero en el autocultivo. "Lo denunció un vecino que le molesta la gente que cultiva. O sea que de alguna manera ese señor está a favor del narcotrafico", comentó la mujer, quien asegura que no hay pruebas para condenarlo por comercialización.
"La única jutificacion es que entraban y salían personas de la casa, que teníamos 56 frascos vacíos y una balanza, que en realidad usamos porque fabricamos cerveza artesanal. Diego no tiene antecedentes y le dictaron prisión preventiva", contó su novia, respecto de la decisión del juez Diego Olivera Zapiola.
Ana fue una de las mujeres que encabezaron la marcha, junto a madres que cultivan para sus hijos enfermos. En esta edición la vanguardia del colectivo que se manifestó contó con la compañía de Nora Cortiñas (88), símbolo de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora.
Los organizadores de la marcha estaban exultantes, muchos pidieron selfies a Cortiñas y la multitud coreó su nombre. "Que nos acompañe Norita fue la frutilla del postre. Ella es nuestro ejemplo a seguir por su lucha en las causas nobles", comentó Nico Milione, presidente de Acción Cannabica.
"Lo que se pide es la regulación para todos los usos y en esta marcha pedimos por 'el porrito'. Mandan gente a prisión por una elección personal. El efecto lo elegimos nosotros, como otras personas se toman una copa de vino. El boom del cannabis medicinal tiene una ley que no ayuda a nadie y somos los cultivadores los que abastacemos", comentó Rosana Zappia, de la asociación civil Jardín del Unicornio, que colabora con genéticas de marihuana en estudios que se están haciendo en la Universidad Nacional de La Plata.
Zappia explicó por qué cultivan: "Cultivar te aleja de todos los riesgos asociados a un comprar producto adulterado como es la marihuana prensada que viene por el narco desde Paraguay, y de la violencia asociada al hecho de ir a comprarle a un dealer. Por un lado cultivando ves el producto y lo desarrollás y sabes qué consumís. Se supone que la de drogas ley protege la salud pública, pero obliga a la gente a ir a negociar con narcos. Si cultivás combatís eso".
Muchas agrupaciones llegaron para integrar la protesta desde distintos puntos del país. Había cultivadores y consumidores de Salta, Mar del Plata, La Plata y otras. Maximiliano Yunes, cultivador llegado de Necochea, dijo desde el escenario algo parecido a lo que expresó Zappia: "Cultiven, no compren, no generen narcotráfico. Queremos la liberación de la planta, somos usuarios no somos transas. Fumar porrito no es delito".
También participaron organizaciones dedicadas al cultivo y uso medicinal, como Mamá Cultiva y Mamás que se Plantan. Su reclamo integró el de la multitud, pero además pidieron que se aplique la ley de uso medicinal, sancionada en abril de 2017.
"Tenemos una ley que no sirve para nada. Necesitamos el aceite y no vamos a dejar de cultivar. La planta es una sola. Hablamos de fumar, del aceite, todo de alguna forma es medicinal. Tengo a Sofía y a Valentina que no están bien, están internadas porque no les llegó el aceite a tiempo. No les tenemos miedo a nada", comentó Gimena Formosa, referente de Mamá se Planta, cuyos carteles decían "Por mi hijo voy presa".
Sin disturbios ni presencia policial en los alrededores del Congreso, la marcha terminó cerca de las ocho de la noche, cuando muchos de los miles, la mayoría jóvenes pero también familias y personas mayores, ya hambrientos, llenaron las pizzerías y bares de Callao y Corrientes.
Antes del final, Mario Sánchez, de Plantemos Libres, resumió el espíritu del reclamo, el segundo del año después de la marcha de mayo: "Los cultivadores no hablamos de plata, tenemos un plan para erradicar el narcotráfico y es el autocultivo".
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