En enero y febrero de 1983, el ejército británico rescató los cuerpos de lo soldados argentinos de los campos de batalla de la guerra de Malvinas. Construyeron un cementerio, el de Darwin. Allí los enterraron. El propósito era noble: dignificar su muerte. Pero 121 tumbas (122 cuerpos) no pudieron ser identificados. Muchos de nuestros combatientes no tenían la chapa identificatoria con sus nombres. Las placas que los cubrieron rezó: Soldado Argentino Solo Conocido por Dios. 35 años después, el Plan Proyecto Humanitario, la misión para identificar a los soldados argentinos, fue reconocido en Ginebra, Suiza, en la sede del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR).
Ya fueron identificados 103 de los 122 soldados argentinos enterrados en el cementerio de Darwin. Las familias hallaron consuelo y paz al saber dónde yacen los restos de sus héroes. El evento denominado "la diplomacia al servicio de objetivos humanitarios" fue organizado por el CICR en conjunto con la Misión Permanente de la República Argentina y la Misión Permanente de Reino Unido para distinguir la voluntad de ambos gobiernos en cumplimiento del propósito humanitario de darle respuestas a los familiares.
La convención abordó los cimientos que solventaron el éxito en la negociación entre ambos estados, se realizó un balance sobre las lecciones aprendidas de la implementación del programa humanitario, se distinguió el valor del derecho internacional humanitario, el rol indispensable de una organización neutral como la Cruz Roja y la se presentaron resultados del intercambio de prácticas forenses derivadas del proyecto.
Al evento asistieron el Derechos Humanos y Pluralismo Cultural de Argentina, Claudio Avruj, y el representante Permanente del Reino Unido en Ginebra, embajador Julian Braithwaite. Como invitados especiales que tuvieron participación en el Proyecto, estuvieron los ex combatientes Geoffrey Cardozo y Julio Aro, la Presidenta de la Comisión de Familiares, María Fernando Araujo, el jefe forense del PPH, Morris Tidball-Binz, el embajador Carlos Foradori. También estuvo invitado Eduardo Eurnekian, CEO de Corporación América, quien desde hace años apadrina al cementerio de Darwin, a la Comisión de Familiares y fue quien se hizo cargo del histórico viaje a las islas el 26 de marzo, cuando se dispusieron las placas con los nombres de los soldados identificados. En representación de la Corporación viajó Roberto Curilovic, gerente de Logística de Aeropuertos Argentina 2000 y veterano de la guerra como piloto de Super Etendard durante el conflicto de 1982.
El compromiso de Eurnekian con las familias de los héroes lleva años. El viaje de los 214 familiares que el 26 de marzo por primera vez en 36 años pudieron llorar frente a las tumbas de sus seres amados en Darwin lleva su exclusiva firma.
El empresario se hizo cargo de la reforma del viejo cementerio de 1982, que contaba con una empalizada como las de campo y 230 sencillas cruces de madera. Durante muchos años estuvo en Malvinas ese primer cementerio, construido con la supervisión de la Commonwealth War Comission después de la guerra en 1982, y luego de que el coronel Cardozo recogiera todos los cuerpos de los argentinos enterrados en los campos de batalla y les diera digna sepultura en Darwin. Pero Eurnekian entró en juego. Profundamente comprometido con Malvinas, su gesta, su tragedia. Dijo: "Yo haré ese monumento en Darwin". Y fue el responsable de la gran construcción del nuevo camposanto argentino en 2004 y que hoy permite ver las sólidas cruces blancas, sus placas de granito, el cenotafio con los nombres de los 649 héroes y la enorme cruz que se recorta en el cielo de las islas.
"Hemos dado una lección al mundo, que el derecho humanitario llena de sentimiento a la política y nos permite ofrecerle resultados positivos a la sociedad", celebró Claudio Avruj, uno de los oradores en el encuentro. "Articular con un país con el que tenemos una exigencia sobre nuestra soberanía requería un diálogo profundo y honesto, que incluyó a los familiares de los héroes en un marco de verdad y cercanía que nos permitió sentir el dolor de la gente cuando no hay respuestas y saldar una deuda inadmisible", reflexionó Avruj.
La causa por la identificación de los caídos comenzó en 2008 con la necesidad del veterano Julio Aro, que regresó a las Malvinas para cerrar parte de su historia y en Darwin no encontró a sus compañeros de trinchera a quienes él había enterrado. Eran soldados no identificados. El destino quiso que en un viaje a Londres conociera al coronel Geoffrey Cardozo, el militar que había llegado a las islas cuando finalizó la guerra y le había tocado la difícil tarea de darle sepultura a los caídos. En 2010 la directora editorial de Infobae comenzó a trabajar en la causa junto a Aro, visitando en sus casas a cada una de las familias. Más tarde, el apoyo del músico inglés Roger Waters permitió que las puertas oficiales -que durante años habían estado cerradas- se abrieran para escuchar el clamor de las madres de Malvinas que querían saber dónde estaban sus hijos muertos en la guerra. En 2016 Argentina y el Reino Unido firmaron el acuerdo, que en 2017 permitió que antropólogos del la CICR -don dos integrantes del Equipo Argentino de Antropología Forense- llegaran a las islas para comenzar el proceso de identificación
El Plan Proyecto Humanitario Malvinas es una misión especial que busca saldar una deuda histórica. Según la descripción de la Secretaría de Derechos Humanos y Pluralismo Cultural, es un programa de estricto carácter humanitario y confidencial que no interviene en el reclamo de derecho de soberanía sobre las islas. Precisó de la recolección de muestras de ADN tomadas entre marzo y diciembre de 2017 con el debido consentimiento de cada familia.
“Es un impulso para seguir trabajando y un profundo orgullo que este plan sea reconocido como un ejemplo para el mundo. De eso se trata escribir la historia”, dijo Avruj
Significó la primera iniciativa forense emprendida en virtud de un cometido específico de dos países que se han enfrentado en un conflicto armado internacional. La iniciativa comenzó en 2012 luego de la solicitud del gobierno argentino al CIRC para que en su facultad de intermediario pudiera ayudar a identificar a los soldados caídos que fueron sepultados bajo lápidas con la inscripción "Soldado argentino solo conocido por Dios". La negociación diplomática fue fructífera y encomendó los trabajos de identificación de los 122 héroes enterrados en el Cementerio de Darwin.
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