Simón es uno de los seis perros de Valeria, su pareja y sus tres hijos desde hace tres años. Más precisamente desde el día que lo rescataron cuando alguien lo ató con un alambre al portón de su casa en Mendoza, muy desnutrido y herido. El último fin de semana, sin embargo, el perro demostró toda su gratitud con quienes salvaron su vida cuando se expuso a la mordedura de una serpiente yarará para salvar a los niños de la familia.
"Es súper compañero, lo más bonachón que hay. No me sorprendió que defendiera a mis hijos", escribió Valeria Centeno, su dueña, en una publicación que hizo en sus redes para pedir ayuda.
Valeria se encontraba el viernes por la noche en el lavadero de su casa en la localidad de El Challao, en la ciudad de Las Heras, cuando escuchó los gritos desesperados de sus hijos de uno, 5 y 8 años que jugaban en el patio y los ladridos de los perros. "Escuché que mi hija gritaba desesperada que había una serpiente y entró corriendo", contó. "Esos segundos fueron un caos, porque estaba sola y no me alcanzaban las manos para entrar a mis hijos, a los perros, cerrar la puerta y protegerlos".
Aunque creyó que estaban todos a salvo, la mujer -que pertenece a la agrupación protectora de animales "Mascoteras de corazón"- notó a las dos horas que Simón había sido mordido porque estaba muy hinchado, deformado con los ojos cerrados por la inflamación y con mucha dificultad para respirar.
Rápidamente un veterinario le inyectó un corticoide y suero para proteger sus riñones pero, al deducir que la picadura era de una yarará -responsables del 98% de los casos de mordeduras de serpiente en el país- empezó una odisea para conseguir un suero antiofídico que no es accesible para animales en la provincia y debe ser suministrado de inmediato para ser más eficaz.
La explicación que le brindaron desde el Hospital Lencina es que las dosis son escasas y están reservadas exclusivamente para humanos. Por eso, para que su "perrhijo" (así lo llama ella) no muriera, hizo el pedido de ayuda que se viralizó.
"Sabía que no iba a ser fácil. Fui al Lencinas a pedir el antiofídico con pedido veterinario y me lo negaron, argumentando que sólo había dosis para seres humanos. Me fui devastada. Posteriormente fui al Serpentario para intentar conseguir el medicamento antes de las 9 porque no podía dejar pasar más tiempo con el fin de que le hiciera efecto el antídoto. No había, y me fui decepcionada", contó al diario Los Andes.
A partir de la enorme difusión que recibió la historia de Simón, la mujer pudo dar con el secretario de Ambiente y Ordenamiento Territorial de la provincia, Humberto Mingorance, quien autorizó el suero.
"Ya había trabajado en otros casos con el Lencinas, y mi intervención no fue para pasar por encima de los protocolos, sino para salvar la vida de un animal, que también lo establece una ley", explicó el funcionario en diálogo con el diario Uno de Mendoza. "Si bien es cierto que son dosis destinadas al uso humano, fundamentalmente en este caso fue una situación específica en donde una serpiente entró a una propiedad privada y podría haber mordido a uno de sus hijos. Por eso, como caso especial se tomó la decisión de disponer una dosis y tratar de salvarlo".
"Si tenía que pagar el antídoto, lo pagaba. Yo sabía que se podía conseguir desde Buenos Aires en 5 días, pero Simón no tenía ese tiempo. Él salvó a mis hijos, yo iba a intentar salvar su vida", dijo en tanto Valeria, que está cuidando a Simón porque sigue en tratamiento con antibióticos al tiempo que se recupera y evoluciona para volver a su hogar, a pesar de haber recibido el suero 12 horas después de ser mordido.
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