Iba a séptimo grado cuando se animó a romper el silencio: "Mamá, soy varón"

Benjamín Amani tiene 15 años y hace dos se animó a decirle a su mamá que no quería seguir viviendo como una nena

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Un día, con 13 años, tomó coraje y se decidió. Fue caminando hasta la habitación donde estaba su mamá, a quien recuerda sentada frente a una mesa, y se quedó cerca de la puerta por si la respuesta a lo que le iba a decir era enojo, rechazo o un "chancletazo". Entonces respiró profundo y se animó: "Mamá, tengo dos cosas para decirte: me quiero cortar el pelo y quiero usar ropa de varón".

Silvina (36), que vivió más de una década siendo madre de una hija, se quedó helada. Apenas atinó a contestar: "Bueno, pero dame tiempo".

"La verdad fue muy complicado porque no sabía cómo se lo iba a tomar y eso era lo que más me preocupaba. Ella tiene una mente abierta pero yo me imaginaba que le iba a afectar mucho… y no", cuenta aliviado Benjamín Amani a Infobae, que ahora tiene 15, desde la casa en Tucumán donde vive con su mamá y Santino, su hermano menor.

"Bueno, sí le afectó pero yo pensaba que se lo podía tomar muy mal", agrega.

Hacía casi un año que Benjamín -el nombre que eligió el mismo desde que dejó de ser Valentina- estaba seguro de lo que sentía.

La disconformidad con su cuerpo, la afinidad con los varones de su escuela, las ganas de parecerse a ellos y la felicidad al ser llamado con pronombres masculinos tenían una explicación. Y la respuesta a las dudas que lo abrumaban se condensaban en una sola oración que iba a poder decir con claridad meses más tarde: "Mamá, soy varón".

Benjamín: “Lo más complicado fue
Benjamín: “Lo más complicado fue decírselo a mi mamá porque no sabía cómo se lo iba a tomar”

Desde principios del año pasado empezó a transitar algunos cambios en su apariencia y a pedirle a sus compañeros y profesores que lo llamasen con su nuevo nombre, pero la conversación final con su mamá era determinante.

"La que más me importaba era ella. Fue la última que se enteró porque me daba miedo perderla", recuerda ahora.

"Está confundido", "es sólo una etapa", "quiere llamar la atención": esas eran las respuestas que temía y no recibió.

“Fue la última que se enteró porque me daba miedo perderla”

Benjamín contó esta historia en un ensayo por el que fue seleccionado como uno de los 96 jóvenes de todo el país que participaron de la cuarta edición del Parlamento Federal Juvenil que organizó el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (Inadi) esta semana en Buenos Aires y que les dio la chance de ser "diputados por un día".

Cuando supo sobre el concurso en una charla en la Escuela Normal Juan Bautista Alberdi de San Miguel de Tucumán, Benjamín no iba presentarse: "Pensé: 'para qué si no voy a ganar'".

Pero su mamá lo alentó a que lo hiciera y un día llegó la noticia de que su texto, donde cuenta su propia experiencia de cambio de identidad de género, se había destacado. Y es por eso que esta semana viajó por primera vez en su vida a Buenos Aires. 

Benjamín con su mamá Silvina
Benjamín con su mamá Silvina y su hermano menor

"Yo hay muchas cosas que no sabía y me enteré a partir de ese ensayo. Cómo fue su vivencia de niño, por ejemplo", cuenta a Infobae Silvina, que atravesó un profundo proceso de aceptación durante todos estos meses.

"Todo fue muy charlado, él respetó los tiempos que yo le pedí para poder entender muchas cosas. Fue una construcción que hicimos juntos", asegura sobre la sorpresa que significó para ella el anuncio  que su hijo le hizo a principio de este año y el tiempo que tomó para procesarlo.

"Igual se la pasó llorando", acota Benjamín y hace reír a su mamá. "Claro, el primer tiempo fue difícil. Pero después me di cuenta de que tenía que ver con que yo transité la pérdida de una hija y el renacer de un hijo. No me permití presionarme para aceptar de golpe todo", agrega Silvina.

“Fue difícil porque transité la pérdida de una hija y el renacer de un hijo”

"Tengo muchos amigos trans y también mi ex pareja es un chico trans ahora", asegura Benjamín. Cuando estaban en la relación, los dos se asumieron juntos como varones trans.

"A mis amigos les planteé lo que pasaba y al día siguiente ya me decían mi nombre. Después le dije a mi hermanito, que en ese momento tenía 8, y fue el que mejor se lo tomó. Me dijo 'ah, bueno, ahora sos mi hermano'. Hasta mi abuela ya me dice 'hijito' ahora", explica Benjamín, que también reconoció en su ensayo que a pesar de que existe mucha discriminación, en su caso primó la aceptación.

No ocurrió lo mismo con su papá, que es profundamente católico, no estuvo de acuerdo y se distanció: "No tengo contacto con él hace un año".

"Tomó la decisión de alejarse porque no considera que tiene un hijo", dice Silvina sobre el hombre de quien está divorciada hace muchos años. "Siempre tuvimos buena relación, la seguimos teniendo. Pero él no puede aceptar que su hijo sea Benjamín", apunta.

 

"Yo sabía que esto era un proceso, no iba a negar nunca a mi hijo aunque al principio me costaba hasta llamarlo por el nombre", cuenta Silvina, que asiste a un grupo con otros padres y familiares de personas trans para conversar sobre las identidades de género.

"Ya no lloro porque ya lloré un montón, pero es muy emocionante. Yo nunca lo vi a mi hijo pleno hasta ahora que pudo lograr el cambio. Cuando él pudo expresarse con total naturalidad recién ahí lo vi totalmente feliz. Yo lo veo que brilla. Pero eso es ahora, siendo varón".

Benja aún no tiene su documento con su identidad de género autopercibida y cuando llegue su cumpleaños de 16, en mayo del año que viene, lo va a poder tramitar sin la necesidad del consentimiento de sus padres.

Sin embargo, él y su mamá están tranquilos porque en lugares como el colegio -donde hay varios alumnos trans en diferentes cursos- el cambio de nombre fue bien recibido. "Siempre nos sentimos muy contenidos. Yo igual siempre fui con los tapones de punta a exigir el nombre, pero esta vez no fue necesario", afirma Silvina.

Desde hace tres meses Benjamín está haciendo un tratamiento hormonal con testosterona y está empezando a averiguar para hacerse su primera intervención quirúrgica.

"¿Cambiaría lo que soy? Definitivamente no. Todo este proceso me formó como persona, y estoy orgulloso de eso", escribió en su ensayo y concluyó: "Vivan y dejen vivir".

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