A través de la Empresa Argentina de Navegación Aérea (EANA), el ente estatal que controla el espacio aéreo, el Estado firmó un convenio con una escuela de formación de pilotos para capacitar al personal voluntario y crear un registro de pilotos voluntarios en todo el país.
Luego de varios meses de preparación y posterior firma de un convenio de cooperación, este sábado en el campo de entrenamiento que la Escuela de Pilotos "Drones VIP" posee en la localidad de Benavidez, tuvo lugar la primera jornada de entrenamiento de pilotos de drone para transformarlos en pilotos especializados en búsqueda de aeronaves o personas luego de una catástrofe aérea.
El disparador de esta iniciativa oficial estuvo constituido en el apoyo espontáneo que un grupo de operadores particulares de VANTS (Vehículos Aéreos No Tripulados) prestó durante las tareas de búsqueda del avión Mitsubishi ML-MCV siniestrado en el delta del Paraná el 24 de julio de 2017 y que fuera hallado el 19 de agosto del mismo año.
La tragedia agotó las capacidades aéreas de fuerzas de seguridad, militares y particulares, que durante casi un mes "peinaron" cada metro cuadrado de una zona de difícil tránsito y frondosa vegetación. El entonces improvisado equipo de socorristas barrió con sus aparatos particulares distintas zonas que les fueron asignadas y las imágenes obtenidas eran luego interpretadas por expertos en pantallas gigantes montadas en el centro de coordinación SAR del aeropuerto internacional de San Fernando.
Tal como expresara en la apertura de la jornada de entrenamiento Marcos Martín Nieto, responsable del SAR (Búsqueda y Rescate) de la Empresa Argentina de Navegación Aérea (EANA), "el poder contar con personal entrenado, con habilitación nacional para el manejo de estas pequeñas aeronaves no tripuladas y que por sobre todo, aportan su tiempo y equipos para el bien de la comunidad en una emergencia, es algo realmente increíble".
Dentro de los lineamientos del convenio público-privado, EANA colaborará con todo lo inherente a la capacitación que debe recibir un piloto de drone y que vas más allá del correcto uso del equipo a su cargo: interpretación de imágenes, manejo de distinto tipo de cámaras de filmación y fotografía, supervivencia personal y hasta primeros auxilios, son parte del entrenamiento básico que debe realizar quien pretende ser parte de una misión SAR. "Un voluntario, que debe ser asistido por sufrir un accidente debido a la falta de preparación, se transforma en un problema adicional más que en una ayuda", indican los expertos rescatistas.
En el salón auditorio colmado por alrededor de 200 personas entre civiles, policías, personal rescatista, y operadores de drone habituados solo al uso de estos con fines periodísticos, publicitarios y fotográficos, comenzaron a ser instruidos en seguridad operacional, técnicas de búsqueda, interpretación de imágenes, reanimación cardíaca (RCP) realizando además ejercicios prácticos con drones en el terreno, que consistieron en el manejo de estos equipos entre puntos fijos, búsqueda de cuerpos o pertenencias personales diseminadas por el campo de entrenamiento y ejercicios de primeros auxilios.
Como complemento, personal policial de la provincia de Misiones brindó detalles del uso de esta tecnología para la prevención y persecución del delito en la zona de la Triple Frontera.
La tecnología drone viene desarrollándose en el campo militar desde hace aproximadamente 15 años, pero en el último lustro comenzó a expandirse en el ámbito civil en forma exponencial. En la actualidad, Argentina es uno de los países que está utilizando drones con fines de seguridad y prevención. Tibiamente comienzan a darse desarrollos con fines humanitarios no sólo en búsquedas sino además en la prestación de asistencia médica mediante el envío de drones a escenas de accidentes (en fase experimental aún).
En el campo legal, se encuentra en estudio la reforma del Código Aeronáutico Nacional, que contendrá un capítulo dedicado a las aeronaves no tripuladas, siendo que por ahora solo se cuenta con un marco legal de bajo nivel (disposición transitoria) que al decir de los expertos, es demasiado burocrática y sobreabunda en controles y cobro de aranceles que tientan al usuario a operar en negro, máxime considerando que la autoridad de aplicación no tiene poder de policía para reprimir las eventuales infracciones que cometan los usuarios.
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