Sabe como nadie lo que es amar el deporte y tener que vivir con un corazón que no responde. Quizá por eso eligió la profesión a la que le dedica, con gran pasión, sus días. Carlos Alberto Lirio (41) —o Pipo, como le dicen los chicos— fue trasplantado en plena adolescencia y en la actualidad es profesor de Educación Física de niños y niñas que viven gracias a la donación de órganos y se dedican al deporte.
En las últimas horas, junto a la delegación del Hospital Garrahan, integrada por 16 pacientes pediátricos, Lirio viajó a Salta para participar con su equipo de una competencia deportiva muy especial: desde este martes y hasta el 4 de noviembre los atletas que dirige disputarán en esa ciudad los Juegos Nacionales y Latinoamericanos para Deportistas Trasplantados.
Una historia de lucha
"Tengo un trasplante de corazón desde 1995 —relata Pipo—, también fui paciente pediátrico porque me trasplanté a los 17 años. Tuve una miocardiopatía dilatada y me tuvieron que hacer un trasplante de corazón".
—Te detectaron la enfermedad en plena adolescencia, ¿cómo fue tu vida antes y después del trasplante?
—Desde el momento que detectan la enfermedad hasta el momento del trasplante pasó solamente un mes, no es que tuve mucho tiempo de espera. ¡Todo fue muy rápido! Me hicieron el trasplante y justo al año se hizo primer Torneo Nacional para Trasplantados. Me ilusioné. Así que me preparé. En el 97 puede participar de Primer Mundial que se hizo en Australia y en el 98 ya empecé el profesorado de Educación Física.
—Actualmente eso que aprendiste lo ponés en práctica con los chicos. ¿Cuál es la importancia del deporte después de recibir un trasplante de órgano?
—¡Es importante para el resto de la vida! Los chicos lo tienen que tomar como parte del tratamiento, como lo hice yo. Nosotros intentamos transmitirles eso porque, lo queramos o no, somos referentes para ellos al tener tantos años de trasplantados. Entonces los chicos se reflejan en nosotros. Uno que tiene dos, tres, cuatro años de trasplante ve que nosotros llevamos más de 20 años de trasplante y que estamos bien y seguimos activos. Para los chicos eso es una motivación y un ejemplo que les muestra que cuidándose y haciendo las cosas bien pueden estar en buenas condiciones.
Cuando Pipo dice "nosotros" incluye a Ezequiel Correas Espeche, jefe de la Delegación Garrahan, que también recibió un trasplante cuando era niño.
Entre el 30 de octubre y 4 de noviembre se realizarán los Juegos Nacionales y Latinoamericanos para Deportistas Trasplantados en Salta
—¿Cómo funciona el programa de actividad física después del trasplante?
—En el Garrahan tenemos un programa de actividad física para chicos en diálisis que empezamos en 2014 y a partir de esa experiencia comenzamos también a hacer un consultorio de "Prescripción de actividad física" para los chicos que han recibido un trasplante.
—La delegación que llevan a Salta es la más grande del país.
—¡Sí! Dieciséis deportistas conforman nuestra segunda selección multiorgánica. Esto significa que van chicos con distintos tipos de trasplantes como de corazón, médula ósea, trasplantados hepáticos. Participan de disciplinas como el tenis, tenis de mesa, atletismo, golf, natación, incluso tenemos un chico que es ciclista. Todos son deportes adaptados a lo que puede hacer cada uno. En nuestra delegación el más chico tiene 8 años y el más grande 18 años.
La actividad física después del trasplante y la preparación previa están consideradas como una necesidad ya que ayuda a los pacientes a recibir mejor el órgano. Por eso el profesor de Educación Física lo aconseja para todas las edades.
"Excepto que tengan una patología que se lo impida, la actividad física es recomendable para la mayoría de los chicos tanto antes como después del trasplante. Antes deben hacer una actividad de moderada intensidad y después está comprobado que mejora mucho la funcionalidad del injerto y la absorción de las drogas que se consumen para mantener el injerto estable", señala el docente.
—¿Qué es lo que genera la actividad física en el organismo?
—Depende del tipo de trasplante, pero en todos los casos ayuda a regular la presión arterial, arregla el peso, ayuda a generar masa muscular, a no perder tanto tejido óseo, cosa que generalmente sucede por el desajuste previo y por la medicación que se toma después del trasplante. Entonces el deporte y la actividad física después de trasplante, más que recomendables, diría que deberían ser parte del tratamiento que debe realizar un chico o un adulto trasplantado.
—¿De qué manera eligen a los integrantes de la delegación deportiva?
—Vamos al Servicio de Trasplante del hospital y ellos nos dicen cuáles son los pacientes indicados para participar. Luego hacemos una entrevista y después, con los controles médicos que tienen que tener, le damos la recomendación de en qué deporte puede participar. Lo esencial es que sea un deporte que no tenga contacto y que sea un deporte que al chico le guste. Entonces vemos si la actividad que viene practicando está dentro del torneo y hacemos que mejore en esa actividad. Se lo va preparando para el torneo. Para quienes ya han participado o van a participar por primera vez es más que nada una experiencia para que después vayan probando qué deportes les gustan más.
Seguí leyendo
Son adolescentes, fueron trasplantados y ahora se preparan para un gran desafío deportivo