Guerra de Malvinas. A las 9:05 horas del 9 de mayo se recibió el siguiente mensaje: "Aquí Narwal. Somos atacados por aviones ingleses en la latitud 52 45' Sur y longitud 58 02' Oeste. Tenemos heridos graves".
El Narwal era un barco pesquero perteneciente a la Compañía Sudamericana de Pesca. De 1350 toneladas, operaba en aguas argentinas desde febrero de 1975 y tenía una dotación de un capitán y 24 pescadores. Simulaba realizar tareas de pesca al este de Puerto Argentino, pero su misión era la de efectuar tareas de inteligencia sobre la flota británica. Para ello, a bordo estaba el teniente de navío Juan Carlos González Llanos.
Para los ingleses, la del Narwal no era una presencia nueva. Según recuerda en sus memorias el almirante Sandy Woodward, su oficial de guerra le había informado: "Es ese maldito barco pesquero otra vez, señor. Acaban de identificarlo. El Narwal, el mismo que debimos alejar hace diez días, la noche anterior a que llegáramos a la zona".
Dos Sea Harrier, armados con bombas de 500 kilos y con sus cañones de 30 mm fueron enviados a detener la nave. A pesar que dos bombas cayeron a los costados del barco, una tercera impactó sobre la cubierta de popa, hiriendo gravemente a uno de los marineros, Omar Rupp.
Luego, los aviones ingleses hicieron varias pasadas disparando 200 proyectiles. Como el barco se hundía, el capitán ordenó abandonarlo. Antes de hacerlo Rupp, con su pierna destrozada, alcanzó a pedir que cuidasen a su familia y murió. En el barco tenía un triciclo para su hijo que había nacido cuando ya estaba embarcado.
Ya en las balsas, los marineros escucharon, sobre las nubes, el motor de un helicóptero grande. Pensaron que era argentino. Era un Sea King inglés.
De Moody Brook a Monte Kent
A esa misma hora, el Batallón de Aviación de Combate 601 del Ejército Argentino apuraba la mudanza de su base que habían establecido en Moody Brook. Una semana antes, fuerzas argentinas habían avistado un helicóptero inglés que transportaba comandos de la SAS. Su misión era la de localizar la base de helicópteros argentinos, darles las coordenadas a la flota para así destruirla. De esta manera, cortarían el principal transporte con que contaban las fuerzas argentinas. Si bien el ejército envió un grupo de comandos para realizar una contraemboscada, no hubo un encuentro entre ambos grupos.
El bombardeo sobre Moody Brook produjo la destrucción de un helicóptero Puma de Prefectura y dañó a un Bell UH-1H (el Alfa Eco 410) que, si bien podría haberse reparado, no había tiempo ni recursos para hacerlo.
A primera hora de ese 9 de mayo el batallón se establecía, en mejor resguardo, en Monte Kent.
Uno de los pilotos más experimentados con el que contaba la unidad era el teniente Juan Carlos Buschiazzo. Había realizado cuatro campañas antárticas, siempre piloteando un helicóptero. Era un piloto civil que se había asimilado al Ejército, haciendo el curso en la Escuela de Combate General Lemos y además había asistido a clases de perfeccionamiento en Francia.
El 2 de abril lo sorprendió haciendo trabajos administrativos en una oficina del Comando de Arsenales. "A mí no me van a mandar a Malvinas porque estoy en Arsenales. Me presento como voluntario" -le dijo a su esposa.
Otro era el teniente primero Roberto Mario Fiorito, de 30 años, fanático de San Lorenzo. Apenas egresado del Colegio Militar, fue destinado a Jujuy y luego a Tucumán; posteriormente pidió el pase a Córdoba para hacer el curso de paracaidista y de ahí solicitó ingresar a Aviación de Ejército para ser piloto de helicóptero.
Roby, como se lo llama en la familia, había participado dos veces en la campaña antártica, también como su amigo Buschiazzo, piloteando un helicóptero. En noviembre de ese año tenía fecha para casarse.
La dotación estaba conformada por dos Chinook, cinco Puma, tres Augusta y nueve Bell Uh-1H. Los oficiales más antiguos volaban los Chinook, que son los helicópteros más grandes, con dos rotores; los tenientes primero piloteaban los Puma; y los recién egresados, con pocas horas de vuelo, lo hacían en los Bell UH-1H. Los que poseían un poco más de experiencia volaban los Augusta.
Los pilotos estaban ayudando a descargar el equipo que traían desde Moody Brook cuando se recibió la orden de que un helicóptero bimotor debía dirigirse al Centro de Operaciones de Vuelo, ubicado en la zona del hipódromo, para recibir órdenes sobre una nueva misión: localizar a los sobrevivientes del Narwal, y pasar las coordenadas a un buque mercante, anclado en el Estrecho de San Carlos, para que los náufragos fueran rescatados.
La misión se la adjudicaron a Buschiazzo, pero su helicóptero había sufrido un desperfecto de último momento. Entonces, fue convocado Fiorito. Pero debía hacerlo con un copiloto.
En medio de una sobremesa todos pujaban por ser voluntarios. Hasta que apareció Buschiazzo y dijo que como la misión se la habían dado primero a él, sería el copiloto. A Fiorito lo alegró, quien estaba un poco deprimido ya que el día anterior se había hecho tiempo para llamar a su mamá por el día de su cumpleaños. Buschiazzo pudo haberse hecho el distraído y quedarse en tierra, pero acompañó a su amigo.
Como mecánico iría el sargento Horacio Raúl Di Motta. Había nacido en Goya, pero desde chico la familia se había radicado en Gualeguaychú siguiendo a su padre, suboficial enfermero. De chico había aprendido a querer la milicia. Le decían Lito,y ya de pantalones cortos lo recuerdan haciendo la venia.
"Los días más felices de nuestra infancia eran cuando mi papá nos llevaba a almorzar al regimiento", recuerda su hermana Nora. A los 15 años, comenzó a estudiar Mecánico de Aviación. Le había tocado estar en Tucumán y fue movilizado cuando Argentina estuvo por ir a la guerra con Chile por el conflicto limítrofe del Canal de Beagle. Su hermana aclara que "él amaba todo esto. Acompañamos su decisión. Iban a recuperar lo que era nuestro".
La del rescate era una misión suicida. No solo porque el piloto de helicóptero de Ejército no estaba instruido en rescates en el mar, sino que la máquina no contaba con el equipamiento adecuado para semejante tarea e iba a estar a merced de la aviación y artillería naval enemiga. Y con un estado del tiempo pésimo.
La nave que se usaría es la única que había cruzado volando desde el continente. La cargaron con sogas, botes y chalecos salvavidas y víveres. Además, llevaban dos handys con frecuencia naval para poder comunicarse con los náufragos, una vez que fueran localizados.
Sabían el peligro que corrían. Di Motta se quitó su gorra y se la dio a un compañero, de apellido González. "Esta te la dejo a vos, porque la vas a necesitar más que yo". Años más tarde, un anciano González le daría a la hermana de Di Motta la insignia que llevaba esa gorra.
Di Motta corrió a alistar al helicóptero, mientras que el resto del grupo se tomó una fotografía. En el extremo derecho, aparece parado Buschiazzo y agachado, Fiorito. Sería su última foto.
Cerco sobre Puerto Argentino
A las 5 de la mañana de ese mismo 9 de mayo, el destructor Coventry y la fragata Broadword tomaron posición al sur de Puerto Argentino para formar parte de una trampa misilística y evitar que aterricen o despeguen aviones desde la pista de Puerto Argentino. Desde las islas avistaron a estos buques ingleses, con lanchones de desembarco y con capacidad misilística.
Entonces se ordenaron misiones de ataque contra estas naves. En esa circunstancia, dos aviones A4C Skyhawk, piloteados por los tenientes Jorge Eduardo Casco y Jorge Ricardo Farías -que formaban parte de una escuadrilla que integraban el capitán Jorge Osvaldo García y el alférez Gerardo Guillermo Isaac-, el mal tiempo les jugó una mala pasada y se estrellaron en unas islas cercanas al intentar atacar a los buques.
A las 11 de la mañana dos Lear Jet, pertenecientes al Escuadrón Fénix, que carecían de armamento, intentaron una maniobra de diversión. Fue cuando desde el Coventry se disparó, por primera vez en la historia, el misil Sea Dart. En realidad fueron dos proyectiles, lanzados a una distancia de 165 millas (unos 265 km), el límite máximo de su alcance. Uno pasó entre medio de los dos Lear Jet, los que descendieron abruptamente y emprendieron regreso a la base.
El comandante del Coventry David Hart-Dyke aseguró que el blanco detectado se trataba de un Hércules, escoltado por Skyhawks. Cuando el capitán del Coventry le informó a Woodward de "un derribo probable", el almirante le respondió: "Tranquilo, David. No dispare hasta que les vea el blanco de los ojos".
La misión y el misil Sea Dart
Minutos antes de las 4 de la tarde, en medio de una espesa niebla, el helicóptero con Buschiazzo, Fiorito y Di Motta despegó. Inmediatamente comunicó su plan de vuelo para no ser blanco de la artillería argentina. La última comunicación que se recuerda es a Fiorito decir "estamos en zona de trabajo", aunque pudo haber dicho "proa al trabajo". No quedaron grabaciones.
Desde el radar 967 de la Broadword fue detectado un blanco lento, en movimiento sudeste. Por data link le pasó al Coventry los datos de posición, se asignó el blanco al radar de control de tiro 909 y se lanzó un solo misil Sea Dart. Luego de navegar 13 millas (21 km), impactó en ese blanco que se movía lentamente. Era el primer Sea Dart que hacía blanco.
Al día siguiente, se mandaron tres vuelos de búsqueda, un Augusta de Ejército, después un Pucará y por último un Aeromacchi. Todos bordearon la costa, pero sin divisar nada.
Durante 36 años, en Argentina se creyó que el helicóptero había caído al mar. Pero otra podría ser la historia.
El misterio del helicóptero argentino
En mayo de este año salieron a la luz valiosos datos que revelarían el lugar donde el helicóptero Puma fue derribado. No es en el mar, como se suponía, sino en tierra. Y los documentos señalan que aún estaría allí.
El mérito de este hallazgo le corresponde al coronel Luis Bennardi, jefe de personal de Aviación de Ejército y al subteniente de Reserva Mariano Sciaroni, dos estudiosos de la especialidad a la que pertenecen. Ellos pacientemente fueron reconstruyendo los hechos y recopilando valiosos documentos que obtuvieron en Gran Bretaña y que, posiblemente, sirvan para comprobar que otra fue la historia.
Bennardi y Sciaroni le relataron a Infobae que el 22 de junio de 1982, el mayor Ewen Southby-Tailyour recibió la orden de recorrer en helicóptero y detectar la presencia de restos donde se habían producido derribos. Este militar es el que encontró en la isla Borbón el Lear Jet que piloteaba el vicecomodoro Rodolfo de la Colina. Más restos del mismo aparato se hallarían años después, por casualidad, luego de que una gran sequía en la zona los dejara al descubierto.
En 1978, Southby-Tailyour fue designado comandante de guarnición de los Royal Marines, en Malvinas. En las islas fue ascendido a mayor. Uno de sus hobbies era el de navegar por las costas de las islas en su yate. Entusiasmado escribió un libro sobre las costas del archipiélago y se lo ofreció a una editorial inglesa para su publicación, aunque no les interesó.
Cuando estalló la guerra, recuperó el manuscrito y se lo llevó al comandante de brigada. Se lo cedió con la condición de ser parte de la expedición militar al Atlántico Sur. Él asegura que se eligió el estrecho de San Carlos para desembarcar gracias a los datos que en su momento había relevado. "Fue la persona que más colaboró para la recuperación de las islas", lo elogiarían en Gran Bretaña. Este teniente coronel retirado lleva escritos 15 libros sobre una variada temática que incluyen historia militar, yachting y novelas.
La isla Bouganville, también conocida como Lively Island, recuerda a Louise Antoine de Bouganville, un francés que en 1763 fundó la colonia de Port St. Louis, hoy Puerto Soledad. En esa isla, Southby-Tailyour halló restos de un Puma y de un Skyhawk. Así lo pudo reconfirmar gracias al oficial de vuelo de la HMS Avenger. Según ellos, estaba perfectamente visible su tren de aterrizaje. "Estaba muy quemado, no vi restos humanos, por suerte", remarcó. Así se lo hizo saber al subteniente Sciaroni.
Luego de reportar el hallazgo, el día 24 los ingleses enviaron a una patrulla de Gurkas al lugar. El parte elaborado dice "habiendo encontrado numerosas piezas de una aeronave destrozada y equipos como botes salvavidas, pero no restos humanos…".
Dos fuentes coincidían en el hallazgo de restos de un helicóptero Puma en la isla Bouganville.
Los detalles
¿Puede ser posible que el Puma se encuentre en tierra? La minuciosa investigación que está desarrollando Aviación de Ejército señala que el horario de derribo fue a las 16:07 y que, como mucho, el helicóptero voló un total de 17 minutos.
Asimismo, pudieron confirmar la posición de los buques y, de esta manera, calcular la distancia desde la que se lanzó el misil. Cuando estos datos se asocian a la distancia del blanco, coinciden con el lugar donde estarían los restos del Puma.
Otro elemento que enriquece la investigación es la bitácora del oficial de guerra aérea del Coventry, documento que salió a la luz este año. En su entrada 39 escribió:
"Más tarde ese día, mientras operábamos otra vez en la línea del Sea Dart al sur de Stanley, Broadword nos indicó (vía Link) que una aeronave volaba lentamente hacia el sudeste, en las cercanías de Puerto Harriet. Un solo misil Sea Dart fue disparado que impactó en el blanco. Fue visto explotar en una manera espectacular y fue posteriormente identificado como un helicóptero Puma argentino. El momento del incidente fue en las cercanías de Port Pleasant, probablemente sobre tierra".
De todas maneras, los datos precisos los guarda el radar del Coventry, que está en el fondo del mar desde el 25 de mayo de 1982, cuando fue hundido por dos bombas de 250 kilos arrojadas por aviones Skyhawk que impactaron debajo de su línea de flotación.
El coronel Bennardi ya tomó contacto con el agregado militar en la embajada británica en Buenos Aires, quien hoy tiene en su poder lo que hoy revela Infobae en exclusiva. El plan de máxima es el de viajar a las islas para comprobar in situ la presencia de los restos del Alfa Eco 505 y los de su infortunada tripulación.
Las familias
Los familiares de la dotación del Alfa Eco 505 viven estas revelaciones con ansiedad y expectación. Ana Buschiazzo, viuda del piloto, dijo conmovida: "Es muy duro cerrar una historia sin tener la evidencia de lo que ocurrió".
Y siente con claridad que si se encuentran restos humanos, estos deben permanecer en las islas. "Mi marido no hubiera querido otra cosa. Me había dicho que si le pasaba algo, quería quedar allá".
Nora Di Motta, también habló sobre el hallazgo: "Agradezco a la familia de Aviación de Ejército por su contención. No importa el resultado, lo que vale es que hay personas que se están ocupando. Es una caricia al alma".
Hoy el sargento Di Motta sería abuelo. Christian, su hijo de dos años que quedó esperándolo, hoy tiene un hijo de 8.
Mario Gabriel Fiorito no conoció a su padre. "Fue una sorpresa después de tantos años enterarnos de que su helicóptero no cayó en el océano, como pensábamos".
Mario está casado, tiene un hijo de 23 y una hija de 19 y se alegra cuando habla con amigos de su papá. "Todos hablan maravillas de él; me siento muy orgulloso".
Hoy, el helipuerto presidencial lleva el nombre de Fiorito, y en la placa se aclara que perdió la vida junto a Buschiazzo y Di Motta. Hay una plaza en Gualeguaychú que recuerda al sargento mecánico; a fines de 1982 también se colocó una placa en una plaza del barrio de Constitución que homenajeaba a Buschiazzo, que lamentablemente a la semana ya había sido vandalizada.
De todas formas, el 9 de mayo Aviación de Ejército conmemora el Día del Veterano de Malvinas en honor a sus únicos tres caídos.
Durante 36 años Malvinas es una herida abierta tanto para los que lucharon como para los familiares de los que quedaron en las islas. La probable solución al misterio del derribo del Alfa Eco 505, así como la identificación de un centenar de tumbas del cementerio de Darwin, podría ser el punto de reconstrucción de una historia que merece contarse con todas las letras.