En bronce, en mármol, en hierro, dorada. De pie, acostada, sentada en un banco. En museos, en la cúpula de edificios públicos, en puentes, en plazas y paseos. La estatua de una mujer desnuda -a veces apenas con alguna prenda, a veces con el torso completamente descubierto- se multiplica por toda Nueva York.
Sin embargo, y pese a que están a la vista de todos, son pocos los que recuerdan que hubo una mujer que fue la inspiradora de esas y de otras decenas de obras de arte, a quien los medios de comienzos del siglo XX calificaron como la Venus americana o Miss Manhattan.
Se trata de Audrey Munson, una mujer que nació en Rochester, Estados Unidos, en 1891, y que por su belleza cautivante fue la musa de los artistas plásticos más importantes, además de una figura rutilante del cine y de los medios.
Una figura pública que, a lo largo de su más de 100 años de vida, también pasó por momentos turbulentos y terminó de manera trágica.
"Básicamente era el equivalente a una actual top model para su época. Todo el mundo sabía quién era, su foto estaba en los diarios. Era una mujer muy deseada, cada chico de aquellos años estaba un poco enamorado de ella", dijo en una entrevista reciente la artista plástica Andrea Geyer, autora del libro Queen of the Artists' Studios: The Story of Audrey Munson, que recorre la increíble vida de la modelo.
LOS COMIENZOS
Munson tuvo una infancia poco frecuente para aquellos tiempos: cuando era apenas una niña de 9 años sus padres se divorciaron y debió irse a vivir con su madre a Nueva York.
Una tarde de 1906, mientras paseaban juntas por la Quinta Avenida, el fotógrafo Felix Benedict Herzog las detuvo para hacerles una oferta imposible de rechazar: impactado por la belleza de Audrey, le ofrecía realizar con él una sesión fotográfica.
Como tenía 15 años, el hombre le pidió autorización a la madre de la joven, que acompañó a su hija para corroborar que no se tratara de una estafa.
"En el estudio Audrey demostró ser muy buena haciendo distintas poses ante la cámara", explicó Geyer en diálogo con el célebre podcast estadounidense 99 percent invisible.
Al ver el gran talento de la joven, Herzog fue por más y le ofreció a Audrey ponerla en contacto con un escultor, su amigo Isidore Konti.
"A principios de siglo, ella coincidía con el ideal clásico de la época. Los escultores de entonces, formados en el estilo de beaux arts francés, buscaban un cierto tipo de mujer para representar a figuras alegóricas o mitológicas en obras urbanas monumentales y prestigiosas instituciones, y ella correspondía perfectamente a sus expectativas", dijo James Bone, autor de otro libro sobre la top model, The Curse of Beauty (La maldición de la belleza), en una entrevista con el diario The Wall Street Journal en 2016.
A diferencia de su amigo fotógrafo, Konti le pidió a Munson que posara sin ropa, previo pedido de consentimiento a la madre de la joven.
De aquel encuentro nació la primera de las esculturas que inspiró la Venus americana que se llamó Las tres musas, una obra en la que se veía a tres mujeres desnudas abrazadas que durante muchos años estuvo en el lobby del antiguo hotel Astor.
El impacto que causó la joven fue tal que varios artistas y estudios fotográficos la llamaban y su reputación fue creciendo al tiempo que se multiplicaban las reproducciones de su imagen en varios puntos de Nueva York.
Una auténtica chica de tapa, la figura de Audrey siguió estando en boca de todos porque ella misma, además de posar, escribía columnas en algunos medios de su época donde contaba sus vivencias. En 1913 el New York Sun la apodó Miss Manhattan.
Para los expertos, entre los talentos de la modelo estaba la gran habilidad de evocar con todo su cuerpo distintas expresiones y sensaciones y mantenerse por horas haciendo las poses que le pedían los artistas que querían trabajar con ella.
En la actualidad, las estatuas que inspiró la modelo por aquellos años se pueden ver, entre otros lugares, en el Museo de Brooklyn, el Central Park, el Manhattan Bridge, la Biblioteca Pública de Nueva York, en la entrada del edificio que aloja a la Frick Collection, entre otras.
Otra de las esculturas neoyorkinas inspiradas por la joven llamada "Miss Manhattan"
La más destacada, por su locación y su tamaño, es la imagen conocida como Civic Fame, ubicada en la parte superior del edificio municipal de Manhattan, de Centre Street 1.
Instalada en 1913, la figura fue diseñada por el artista Adolph A. Weinmanm a partir de 500 piezas de cobre martillado con un enorme esqueleto de hierro como base y mide 7 metros y medio. Se trata, además, de la segunda figura femenina más alta de la ciudad, después de la Estatua de la Libertad.
LA EXPANSIÓN
Con el paso de los años, la figura de Audrey se propagó por otras ciudades de Estados Unidos. De hecho, la modelo recibió la oferta del artista Alexander Stirling Calder para posar como modelo de las esculturas que representarían a la llamada Exposición Universal de 1915, que tuvo lugar en San Francisco para celebrar la inauguración del Canal de Panamá y el centenario de la ciudad.
En California, Munson recibió otra de las ofertas que no podía rechazar: la invitaron a probarse en castings para participar de algunas películas de Hollywood.
Consiguió, en principio, un rol en Inspiración, una película donde por primera vez se podía ver el desnudo de una protagonista.
Poco después la convocaron para otro largometraje, Pureza, donde encarnaba a la Virtud y volvió a aparecer sin ropa.
Para el público de entonces aquellos trabajos resultaron controversiales y, por algunas malas críticas que recibió, la modelo abandonó el mundo del cine y volvió a Nueva York.
Nuevamente acompañada por su madre, Audrey se alojó en un departamento en Manhattan que le alquiló a una pareja de apellido Wilkins.
Poco después, la modelo se vería involucrada en un escándalo mediático. Es que en 1921, Walter Wilkins asesinó a su esposa. Cuando fue detenido, aseguró que lo hizo porque estaba perdidamente enamorado de su ex inquilina y quería casarse con ella.
Munson, que entonces estaba en Canadá trabajando, fue interrogada por la policía y apareció en las portadas de los diarios sensacionalistas de aquel tiempo.
La década del '20 encontraría a Munson en un declive personal y profesional. Sin ofertas de trabajo, comenzó a deprimirse cada vez más.
Tal como reconstruyeron sus biógrafos, por falta de dinero la modelo se puso a vender puerta a puerta productos para cocina y debió irse de Nueva York, la ciudad que la había visto florecer.
En una ocasión su madre la rescató de un intento de suicidio: Audrey había digerido mercurio para quitarse la vida. Sus días, desde entonces, fueron un descenso penoso.
El día que cumplía 40 años, en 1931, la modelo fue internada en un neuropsiquiátrico por orden de un juez. Allí quedó, en el olvido, por más de seis décadas.
La Venus americana murió en 1996, con 104 años. Aquella mujer, que había prestado su imagen y su cuerpo para tantas estatuas y monumentos y que sigue deleitando hasta hoy a los transeúntes con su belleza clásica, terminó enterrada en una tumba sin nombre.
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