Depender de un arroyo para poder estudiar: el pueblo rural que reclama un puente para sus alumnos

Se trata del paraje Río Victoria, ubicado a decenas de kilómetros de la ciudad de San Vicente, en Misiones. Los alumnos de la escuela Don Ceferino tienen que cruzar un arroyo a pie para poder escolarizarse. Cuando el agua es demasiado alta o la corriente es muy fuerte, deben quedarse en casa. La historia de un reclamo de años que todavía no fue escuchado

Guardar

Cuando llueve, no pueden. Cuando hace demasiado frío, no pueden. Cuando el viento se comporta de un determinado modo, no pueden. El drama es protagonizado por los niños y adolescentes de unas 15 familias de un pequeño paraje rural de Misiones, quienes deben atravesar un arroyo por sus propios medios para poder acudir al colegio y que la ausencia de un puente les imposibilita desde hace años disponer de una regularidad en su asistencia escolar.

Enfermedades, riesgos de vida y hasta la intranquilidad de no saber cuándo los estudiantes regresarán a casa son algunos de los padecimientos que sufren las familias del pueblo llamado paraje Río Victoria, ubicado a unos 65 kilómetros de la ciudad de San Vicente, en Misiones. Decenas de estudiantes de todas las edades de esas familias dependen de la altura del agua del llamado Arroyo Pintado para saber si cada jornada podrán o no ir a la escuela Nº 352, llamada Don Ceferino.

José Andrade es el padre de una familia en la que cinco de sus siete hijas formaron parte de la comunidad educativa del colegio "Don Ceferino". El trauma que representó durante años el cruce del arroyo pintado se transformó en un aspecto más de su vida cotidiana.

"Ellas tienen que caminar unos 4,5 kilómetros por el monte y cruzar el arroyo para poder acudir a la escuela. Y los días que el agua sube demasiado, se tienen que quedar en casa o tienen que hacer un recorrido de más de 10 kilómetros para evitar ese arroyo", relató con congoja en un diálogo telefónico con Infobae.

"En un día normal, las chicas tienen que llegar a la orilla del arroyo. Se sacan las zapatillas, cruzan esos 12 o 13 metros con el agua a las rodillas y después tienen que seguir con su caminata hasta la escuela", agregó.

Los estudiantes deben quitarse sus calzados y cruzar el arroyo descalzos para llegar a la escuela
Los estudiantes deben quitarse sus calzados y cruzar el arroyo descalzos para llegar a la escuela

Ese procedimiento produce secuelas. En invierno, las hijas de la familia Andrade, así como los estudiantes de las familias vecinas sufren resfríos, gripes constantes y hasta problemas respiratorios. "Se pasan la mitad del día con los pies mojados y el invierno es muy crudo acá. Pero es la única manera que tienen de llegar a la escuela".

Otros de los conflictos que deben atravesar es el de los peligros del agua del arroyo. Cuando la corriente es fuerte y el nivel del agua está crecida, quedan en riesgo las propias vidas de sus hijas.

"Esto cambió por completo nuestras vidas. Muchísimas veces tuvimos que irnos de nuestros trabajos para ir a ayudarlas a cruzar el arroyo, tanto para ir como para volver a casa. También les construimos a mano un puente con un tronco de árbol y un alambre. Pero hace tres años se rompió y nunca lo volvimos arreglar. Por suerte no tuvimos que sufrir ninguna desgracia", graficó Andrade.

Las familias construyeron una precaria pasarela con un tronco para cruzar el arroyo. Se destryó hace tres años
Las familias construyeron una precaria pasarela con un tronco para cruzar el arroyo. Se destryó hace tres años

El hombre, que subsiste y sostiene a su familia gracias a su trabajo en el campo con el tabaco, afirmó que en una ocasión una estudiante de otra familia cayó al arroyo desde ese puente improvisado de tronco, pero pudo salvar su vida gracias a que el agua estaba baja y no había demasiada corriente.

También existieron las ocasiones a lo largo de los años en las que el agua del arroyo creció de manera abrupta mientras los niños del paraje Río Victoria se encontraban en clase. En aquellas ocasiones, los estudiantes tuvieron que quedarse a dormir en las casas de compañeros de clase o permanecer en la institución hasta que sus padres pudieran hacer el trayecto largo e ir a buscarlas, unas tres horas después del fin de ciclo.

"Los directores y los profesores de la escuela saben de la situación de nuestros hijos y entienden que puedan faltar a clase más de lo común. Por eso, intentan ayudar en lo que pueden. Pero la ayuda que realmente necesitamos no la tienen que brindar ellos", explicó Andrade.

Las familias de Río Victoria pelean desde hace años para que se les construya un puente en el Arroyo Pintado. Los habitantes pujan por la construcción de un puente para vehículos, aunque se conformarían al menos con la construcción de una pasarela con los parámetros de seguridad mínimos para el cruce a pie.

Clelia Carballo, concejal de San Vicente por el partido Agrario y Social, es una de las dirigentes que viene luchando por la causa desde el inicio de la década: "Formalmente, yo planteé la necesidad de un puente al Municipio en el 2012. De hecho, se aprobó un instrumento en el concejo deliberante para que se gestione la solución. Pero todavía no hay nada", afirmó a Infobae.

"Desde el gobierno municipal subestiman la situación. Nos dicen que en la Colonia Río Victoria ya no vive gente, cuando no es así. Todavía hay familias allí sufriendo por lo que sucedió. Acá necesitan un puente vehicular y ni siquiera fueron capaces de construir una pasarela", se quejó.

La falta de un puente afectó a la población de Río Victoria. Hace más de diez años vivían allí unas 35 familias ; hoy hay entre 15 y 20. Sin embargo, existen muchos casos, como el de los Andrade, que se niegan a mudarse de hogar.

José Andrade cuenta con orgullo que una de sus cinco hijas escolarizadas fue abanderada y que dos de ellas fueron escoltas. También relata con emoción que Luján, una de sus dos gemelas de un año y medio, se convirtió en la ahijada del presidente Mauricio Macri por ser la séptima hija mujer de la familia.

La familia Andrade, el día que les anunciaron el padrinazgo del presidente a su séptima hija
La familia Andrade, el día que les anunciaron el padrinazgo del presidente a su séptima hija

"El día de su bautismo, vino gente de Desarrollo Social a comunicarnos que el presidente era el padrino de nuestra hija. Nos dijeron que nos iban a dar una beca estudiantil para que ella pudiera tener todos sus estudios completos. Pero por ahora sólo queremos que, cuando tenga que ir a la primaria, pueda acudir todos los días a la escuela", le explicó a Infobae.

El agricultor de 49 años reveló que durante la última semana, acudieron al Arroyo Pintado representantes de vialidad de la provincia de Misiones junto a un grupo de ingenieros. Sólo aguarda que, de una vez, ese tipo de visita esperanzadora concluya con la construcción del puente.

SEGUÍ LEYENDO:

Los diez motivos por los que Lucila Frend no fue condenada por el crimen de su mejor amiga

Guardar