A Nacho Maijo nadie lo llama Ignacio. Mientras Diego, su papá, dialoga por teléfono, Nacho se ríe de fondo mientras acomoda los muñequitos playmobil en el camión de bomberos de juguete con el que juega cada tarde. Le regala alguna respuesta ocurrente a Analía, su madre, su otro sostén, quien junto a su papá lo incitaron a cambiar el rumbo de un futuro que parecía irreversible.
Nacho nació el 30 de julio de 2010. "Fue ochomesino. Apenas vino al mundo sufrió un ataque de apnea que le produjo falta de oxígeno en el cerebro; una parálisis cerebral que afectó su motricidad", dijo su padre a Infobae. A los tres meses comenzó con los tratamientos de rehabilitación. Su panorama no era para nada alentador. Los médicos fueron tajantes con el diagnóstico: Nacho quedaría postrado para siempre y posiblemente tampoco podría desarrollar el habla. Pero nada de eso sucedió.
Oriundo de Bell Ville, provincia de Córdoba, batalló para derrocar todos los pronósticos que asimilaron sus padres y él desconocía. Fue allí, en el segundo grado del colegio San José, que Nacho logró dar sus primeros pasos, ante la celebración espontánea de sus compañeros de curso que presenciaron la hazaña.
"Empezó usando andador, luego muletas, y desde hace unos días ya camina con un bastón especial. El neurólogo nos dijo que iba a quedar paralizado, sin poder moverse, sin poder hablar. Que no iba a poder hacer mucho por sus medios. Pero en solo 8 años logró todo esto", agregó su papá, quien relató que su único hijo pasó por las manos de diversos profesionales, "en donde encontramos gente que priorizó lo humano mientras otros únicamente visualizaron lo comercial".
Su padre recordó aquellos años en donde el "no" jamás tuvo lugar. Andadores, bastones canadienses, trípodes y miles de horas de angustia, superación y felicidad. "Nunca me pregunté por qué mi hijo tiene una discapacidad. Él la tiene muy clara. Nacho va a un colegio privado, en donde tiene una maestra integradora, pero cumple los mismos horarios que sus compañeros y se le da la misma currícula que a los demás".
Fueron justamente sus amigos, aquellos que lo acompañan día a día, los que al grito de "Nacho, Nacho" lo ayudaron a dar esos primeros pasos. "Él está feliz. Y los videos demuestran que el problema en esta sociedad somos los adultos y no los chicos. Nunca lo dejaron de lado, Nacho siempre está acompañado. Es un mensaje hermoso para los grandes: mi hijo no es ningún extraño, ni un pobrecito, ni nada. Es una persona que me permite ver que los problemas no son problemas reales", contó Diego.
Los emotivos videos muestran a su mamá, con los brazos abiertos, esperando a Nacho, que logró dar esos primeros pasos sin que nada ni nadie lo ayude, mientras de fondo sus compañeros festejan, se ríen, lo abrazan y le gritan: "¡Qué ande solo! ¡Qué ande solo!".
"Queríamos que él tenga su espacio, que lo respeten, que sea incluido, y lo logramos. Hace 10 años tener hijo discapacitado era mala palabra. Nacho es un líder nato, tiene deberes y obligaciones como todos. Está muy sociabilizado", concluyó su papá.
Nacho volverá a participar, en noviembre, en la maratón Héctor Maccari que cada año se realiza en Ordoñez, Córdoba. Realizan una carrera de una cuadra para atletas discapacitados. Nacho volverá a recibir una medalla y un trofeo, la misma que llevó el año pasado para compartir orgulloso con sus compañeros en el colegio.
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