Cada vez que tiene que hablar de las dos personas que murieron en la explosión del colegio de Moreno se le llenan los ojos de lágrimas. La sola mención del nombre de la vicedirectora, Sandra Calamano o del auxiliar Rubén Rodríguez le hacen quebrar la voz. Aclara que decidió hablar con los medios para contarle su verdad a la gente que le echa la culpa de lo sucedido. Repite una y otra vez que es inocente. Cristian Ricobene es el gasista que el día anterior a la explosión de la escuela N°49 de Moreno estuvo trabajando en la misma sala donde se produjo la tragedia y la persona a la que la justicia acusa de homicidio culposo.
Según las pericias que tiene en su poder la fiscal Gabriela Urrutia, el origen de la explosión habría sido una fuga en el caño que alimenta la estufa que estuvo revisando Ricobene aquella tarde anterior a la explosión. La acumulación de gas, sumado a un chispazo que habría realizado un ventilador y el ingreso de oxigeno cuando Calamano abrió la puerta de la salita habrían ocasionado el desastre.
Durante los más de 40 minutos de charla a solas con Infobae, Ricobene repasa la secuencia de la tarde anterior y se encarga de recalcar que el trabajo por el cual lo consultaron estuvo bien realizado: "Me llamaron por un problema puntual, que era una desperfecto en una estufa, fui y lo solucioné. Y la explosión no se produce por la estufa".
-¿Cómo fue la tarde anterior a la explosión, cuando estuvieron arreglando la estufa junto a la vicedirectora?
-Ella me llamó porque había un desperfecto en una estufa y había olor a gas. Llegamos a las 16.50. Estuvimos solamente 25 minutos. Cuando entramos a la sala junto a mi ayudante encontramos que había un vaso con agua y detergente y que la estufa estaba con la carcasa mal colocada lo que provocaba que hiciera presión en la función "piloto". Cuando la estufa queda en esa posición mucho tiempo provoca una acumulación de gas en el ambiente. Evidentemente alguien había estado manipulando el artefacto. Luego colocamos bien la carcasa, probamos la estufa, que andaba correctamente, y cerramos la llave de paso para que nadie la tocara y quedó en observación. Además, para que el ambiente se ventilara abrimos una ventana y Calamano prendió un ventilador. Para nosotros el problema estaba solucionado. Atribuimos el olor que había en un principio a la estufa ya arreglada. Ella también dio por solucionado el tema.
-¿Ustedes se fueron del lugar convencidos de que el problema estaba solucionado?
-Antes de irnos le pedimos a la vicedirectora más tiempo para hacer más pruebas. Por ejemplo, un test con un sensor que es muy sensible a la presencia de gas en el ambiente. Pero nos dijo que no se podía, ya que debía irse porque su marido se había olvidado las llaves adentro del auto y no tenía más tiempo. Inclusive nosotros la llevamos hasta la ruta.
-La investigación apunta a una fuga en el caño que alimenta de gas la estufa. ¿No creyeron conveniente revisarlo también?
-No. No hubo una alerta ni algo que nos haga prestar atención al caño. A nosotros nos llamaron por un problema en la estufa y solucionamos ese problema. Nuestro trabajo no era buscar una fuga sino arreglar ese artefacto.
-Al día siguiente Calamano ingresa al establecimiento y desde el patio siente olor a gas y lo llama por teléfono. ¿Cómo fue esa última comunicación?
-Me llamó 8.06, es decir un minuto antes de la explosión. Me dijo que sentía olor a gas y que estaba pensando en no dar clase. En ese momento la comunicación se cortó abruptamente. Llamé insistentemente para darles recomendaciones pero ya nunca más me pudo atender. Inmediatamente me subí al auto y fui a la escuela. Cuando llegué ya estaba la policía. Me dijeron que había explotado una garrafa y que la vicedirectora estaba muerta. Llegué al lugar 8.30. Si hubiese llegado 20 minutos antes yo también estaría muerto.
-¿En algún momento, después de enterarse de lo que pasó, tuvo la sensación interior de que podría haber hecho algo más aquella tarde?
-Eso sería hablar con el diario del lunes. Yo jamás hubiera pretendido que dos personas fallecieran (se emociona). Si yo me hubiese dado cuenta de que había una fuga obviamente que cierro todo y llamo hasta la policía. Son cosas que ni las puedo pensar. Pero te digo algo más, yo siento mucha tristeza por que murieron dos personas pero no siento remordimiento ni culpa por los fallecimientos.
–¿Se pudo comunicar con alguien de la familia de Rubén o de Sandra al menos para solidarizarte o darles alguna explicación de lo que fue su trabajo el día anterior en la escuela?
-No. Y yo no tengo nada que decirles. Si ellos quisieran charlar conmigo no tendría ningún problema. Si a ellos les hiciera bien yo me sentaría a dialogar porque yo no soy el responsable del fallecimiento de sus seres queridos.
Entre pregunta y pregunta toma aire. Piensa algunos segundos cada respuesta antes de comenzar a hablar. Durante la entrevista lo acompaña su mujer, que con gestos y movimientos de cabeza respalda cada una de las palabras de su marido: "A mí me cambió la vida por todo lo que me está tocando vivir. Tenía una vida normal como cualquiera. Y hoy tengo una causa, me persiguen, me vienen a buscar como si fuera una persona peligrosa. Tengo muy poco trabajo. Esto a mí me genera un perjuicio económico muy grande. Hay muchos trabajos que yo hice con el consejo escolar de Moreno que todavía no cobré."
Otro punto importante que figura en el expediente tiene que ver con la matrícula del gasista. En su descripción de los hechos, la fiscal señala que no cuenta con la habilitación correspondiente para realizar trabajos en establecimientos educativos, ya que posee una categoría A3 cuando debería ser A2.
Sin embargo, Ricobene asegura que esas calificaciones son solo para realizar instalaciones: "Yo lo que hago son reparaciones. Con mi matrícula estoy habilitado para hacer ese tipo de trabajos en cualquier establecimiento. Cuando presento la matrícula en el consejo ellos me dan trabajos para reparar".
A pesar de haber estado detenido algunos días, finalmente el juez que entiende en la causa le concedió la libertad. A pesar de esto, Ricobene sigue investigado por la justicia. La fiscal Urrutia esta convencida de que el gasista tuvo responsabilidad en la tragedia de Moreno. Por eso le imputó el delito de homicidio culposo.
Mientras tanto se esperan el resto de las pericias para poder determinar qué fue lo que sucedió aquella mañana fatídica que terminó con dos muertes.
Las dudas de la investigación
En su declaración indagatoria, Ricobene señaló que cuando se fueron del lugar luego de arreglar la estufa dejaron el ventilador prendido y una ventana abierta para que se pudiera ventilar el ambiente, ya que al día siguiente debían volver para realizar más controles.
Sin embargo, las pericias indican que al momento de la explosión la ventana estaba cerrada y debido a eso se produjo la acumulación de gas que terminó desencadenando en la explosión.
El gasista dice que cuando se retiraron del establecimiento la tarde anterior quedaban algunas personas: "Cuando nos fuimos del colegio todavía quedaba gente. Creo que ellos se fueron más tarde, cerca de las 6".