En medio de un gran hermetismo, el líder mapuche Facundo Jones Huala fue extraditado este martes por la tarde a Chile, según confirmaron fuentes oficiales a Infobae.
Pasadas las 17, Jones Huala fue trasladado esposado en un helicóptero desde el penal N°4 de Esquel hacia Santiago de Chile por efectivos de la Policía Federal que viajaron especialmente para el operativo.
La policía lo buscó en el penal donde el lonko permaneció detenido los últimos 13 meses, con una breve modificación de su reclusión carcelaria a prisión domiciliaria, y según pudo reconstruir Infobae se dirigió hacia el aeropuerto de esa misma ciudad donde se hizo un trasbordó a un avión con destino a Santiago.
Si bien en el proceso de extradición el Estado que reclama debe buscar al detenido, en este caso el Ministerio de Seguridad ofreció hacer el traslado de Huala hacia el vecino país ante la firme posición del presidente Mauricio Macri de no acceder a que fuera juzgado en el país, como había solicitado su defensa.
La extradición de Jones Huala, confirmada por la Corte Suprema de Justicia, se produce días después de que la ONU le solicitara al gobierno suspender el proceso hasta tanto se revisara una denuncia planteada por su defensa.
La solicitud, que no es vinculante, fue respondida por el Estado argentino con abundante argumentación jurídica, y casi simultáneamente, se aceleró el envío del lonko a Chile.
El líder mapuche, creador del grupo radicalizado Resistencia Ancestral Mapuche (RAM) a la que se le atribuyen numerosos ataques incendiarios en la Patagonia, será juzgado en el vecino país por los delitos de incendio de un fundo habitado en Valdivia en 2013 y por tenencia de arma de guerra de fabricación artesanal.
El grupo de indígenas que acompañó a Huala en aquella incursión enfrentó un juicio oral por esos mismos delitos y los imputados fueron sobreseídos de los cargos por falta de pruebas, a excepción de una machi (líder espiritual) condenada a seis meses de prisión en suspenso.
Huala gozaba de prisión domiciliaria en Chile cuando se fugó por un paso no habilitado hacia la Argentina. Desde entonces el estado chileno venía requiriendo su extradición. Enfrentó dos procesos. En el primero, el juez federal de Esquel, Guido Otranto, lo declaró nulo ante la evidencia de que un testigo, Gonzalo Cabrera, había aportado su localización mediante apremios ilegales por parte de la policía de Chubut. Otranto, sin embargo, no se expidió sobre la cuestión de fondo, es decir sobre la procedencia de que fuera extraditado, sino que decretó la nulidad del proceso realizado hasta ese momento.
Eso permitió un nuevo juicio que llevó a cabo a principios de este año el juez subrogante en Bariloche, Gustavo Villanueva, quien finalmente hizo lugar al pedido de la justicia chilena. El fallo fue apelado hasta llegar a la Corte Suprema de Justicia, que confirmó la extradición de Huala con los mismos fundamentos jurídicos del magistrado Villanueva.
Operación secreta
Tras la firma días atrás de la extradición de Huala por parte del Presidente Macri, el jefe de la Policía Federal, Néstor Roncaglia, junto con la Ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, diagramaron la operación secreta que permitió el traslado del lonko sin que se produjeran incidentes con la comunidad mapuche.
Para ello dispusieron que el líder indígena fuera trasladado en un helicóptero y luego trasbordado a avión de la Policía Federal hacia Mendoza que luego partió hacia Chile. En todo momento, Jones Huala fue escoltado por cuatro efectivos de la PFA, dos del grupo Geof y otros dos efectivos de Interpol para entregar al lonko a la justicia chilena.