Hasta hace un tiempo, la aparición de fauna marina en la Costa Atlántica bonaerense era todo un evento, una rareza. Sin embargo, en las últimas semanas, dos casos en la localidad de Nueva Atlantis, otro en Villa Gesell y dos en Mar del Plata le quitaron la excepcionalidad al varamiento de orcas. Fueron en total cinco las orcas encalladas en un lapso de tres días y, a pesar del esfuerzo de expertos y rescatistas, dos no pudieron sobrevivir. A principios de año, apenas finalizada la temporada, una ballena grande encalló en Punta Mogotes y murió allí.
"La verdad es que está habiendo más varamientos de los que estamos acostumbrados a recibir y eso nos está queriendo dar un mensaje", explicó a Infobae Karina Álvarez, responsable de Conservación de la Fundación Mundo Marino y parte del equipo de rescatistas de los últimos ejemplares varados.
"Las causas son muy difíciles de determinar por eso siempre nos manejamos con teorías y suposiciones. Para todos los que trabajamos en conservación es un llamado de atención con respecto a lo que estamos pasando. Además, la contaminación marina es alta y el problema de la basura es importante".
Estos casos simultáneos se conocieron a través de llamados de alerta a las organizaciones especialistas en fauna marina. En el primero, hace dos sábados, un vecino de San Clemente alertó al Centro de Rescate de la Fundación Mundo Marino que cerca de la costa, en Punta Rasa, en el extremo sur de la Bahía de Samborombón había un animal de gran tamaño varado.
Se trataba de una ballena jorobada juvenil de aproximadamente 10 metros de largo, varada a unos 300 metros de la costa, en un área pantanosa de vientos muy fuertes, con una red de pesca enredada en su aleta caudal que la mantenía con el 70% de su cuerpo fuera del agua.
En esa oportunidad, con la ayuda de dos excavadoras y una camilla especial, los rescatistas movieron al animal hacia una profundidad en la que pudiese nadar y recobrara movilidad y regresó al mar abierto.
En la noche del 24 de agosto, en otro llamado a Mundo Marino, se dio aviso de la presencia de tres orcas varadas en las playas de Nueva Atlantis, a 50 kilómetros de San Clemente del Tuyú. Sin embargo, cuando el equipo de rescate de la Fundación acudió a socorrerla encontró un animal de cuatro toneladas en situación crítica (varado muy adentrado en la costa y visiblemente acalambrado) y otro muerto.
Rescatistas de Mundo Marino, Prefectura Naval Argentina, Defensa Civil, Municipalidad del Partido de la Costa, Guardavidas y vecinos trabajaron por casi 20 horas con muy bajas temperaturas para reinsertar la que todavía tenía signos vitales, en un operativo con mucha emoción. Otro ejemplar apareció muerto en las playas de Villa Gesell y se especula que se trata del tercer varamiento avisado.
Este domingo por la mañana, además, fueron rescatados por la Fundación Aquarium y Prefectura otros dos ejemplares juveniles cerca de la costa de Mar del Plata: uno en Punta Mogotes y otro en el puerto que no llegó a varar pero los barcos de Prefectura guiaron hasta mar abierto. Los especialistas que participaron de estos rescates también coincidieron en que es por lo menos llamativo la sucesión de varamientos.
"Nosotros lo que hacemos es intentar darles una oportunidad más y que si tiene la posibilidad de sobrevivir lo haga mar abierto", indicó Álvarez. "Sabemos que estamos luchando en contra de la naturaleza del animal pero hacemos todo lo humanamente posible para ayudarlos. Cuando son varios hay más posibilidades de sobrevida porque puede ser uno sólo con una patología que vare y los otros acompañándolo varan también".
"No tenemos los laboratorios como para hacer un análisis muy exhaustivo pero sí tomamos muestras de los ejemplares muertos que remitimos al equipo de ecotoxicología de la Universidad de Mar del Plata, para hacer estudios sobre posibles contaminantes", indicó la bióloga. Así se sabrá, por ejemplo, si tienen presencia de metales pesados.
"Del animal que queda varado vivo tratamos de tomar muestras de aire espirado y sangre para ver si hay algún infección, un parásito o bacteria que pueda ser la causante", señaló. "Pero lo mejor es hacer un estudio exhaustivo del oído medio y cerebro porque hay teorías que indican que hay parásitos que se alojan en esa zona y causan varamientos", explicó. También puede suceder que el animal se desoriente y al llegar a las playas de arena tan fina, se produce un efecto ventosa que no les permite desplazarse.
Según los especialistas que participan constantemente en los varamientos, en los animales más chicos que pueden ser trasladados para ser estudiados, se evidencian cada vez con mayor frecuencia importantes cantidades de plástico y basura en el contenido estomacal.
Con animales grandes como los de los últimos días, sin embargo, es más difícil realizar un estudio en profundidad porque es más difícil trasladarlos y analizarlos al aire libre es peligroso. "Hacer una necropsia en la playa no es aconsejable porque si ese animal tiene una enfermedad estaríamos dejando todos los patógenos en contacto con las personas. En las playas tan transitadas tratamos de no hacer ese tipo de necropsias para no contaminar la zona y no provocar algún tipo de zoonosis", comentó Álvarez.
"Algo está pasando, esto es claramente un llamado de atención", alertó sobre la situación que preocupa a todos los expertos y rescatistas por igual. "Con respecto a la basura, hace años que estamos siguiendo el tema e intentando tomar medidas para la prevención del plástico de un solo uso, por ejemplo. El plástico se usa hace 60 años y ya es un problema. Para cuando los primeros plásticos empiecen a degradarse el planeta ya va a estar cubierto".
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