La consigna es dejar de pensar que las muertes en siniestros viales son obra de accidentes fortuitos o casos aleatorios, personas ubicadas al azar en un tiempo y espacio inoportuno. La lógica es abordar este denominado "genocidio por goteo" como un mal reparable y caratular a los fallecidos como evitables. Lo expuso Paula Bisiau, subsecretaria de Movilidad Sustentable y Segura de la Ciudad de Buenos Aires, como preludio de la exposición del informe del Observatorio de Seguridad Vial sobre las víctimas fatales en el área metropolitana.
El relevamiento arrojó luz sobre un flagelo asentado, de baja variabilidad. El índice de mortalidad en siniestros viales en la Argentina se mantiene estable desde la década del noventa. En términos de proporción de movilidad y escala de población, la Ciudad de Buenos Aires presume de estadísticas alentadoras. En comparación, su tasa de mortalidad cada cien mil habitantes es de 4,9 contra los 12,3 del total del país; y su tasa de fatalidad por cada diez mil vehículos es de 0,9 ante los 2,3 del territorio nacional.
Las conclusiones son múltiples y surgen desde la interpretación de los 140 decesos en accidentes de tránsito que albergó la Ciudad de Buenos Aires en todo 2017. Una de sus resoluciones más elocuentes es que la participación de motociclistas, ciclistas y peatones domina la ecuación: siete de cada diez muertes en CABA son de los actores de tránsito más vulnerables.
La cantidad de víctimas fatales se mantiene estable en CABA hace cinco años
El 39,3% fueron motociclistas (que sostienen un crecimiento en la tasa de mortalidad en los últimos tres años), el 34,3% fueron peatones y el 2,9% fueron ciclistas, en una ciudad donde el uso de la bicicleta aumentó un 10% en 2017 y la cantidad de muertos se mantuvo lineal. En proporción, entonces, se registró un abrupto descenso en el promedio de fallecimientos por cantidad de usuarios.
Juan José Méndez, secretario de Transporte de la Ciudad, lo puso en contexto: "Uno de los principales factores de riesgo en los siniestros viales es el tamaño del vehículos. Por eso es importante, en la medida de lo posible, segregar las vías: tener carriles exclusivos para colectivos y sendas para los ciclistas. Si los ciclistas van lo más lejos posible de los colectivos, se disminuye el riesgo de colisión que por las características de los vehículos podría terminar en un accidente fatal". Méndez lo resume en una decisión política de infraestructura en procura de optimizar la seguridad vial. La estadística lo respalda: la intervención de los colectivos en la siniestralidad bajó de un 28% en 2016 a un 23% en 2017, con el corredor 9 de julio como la experiencia más satisfactoria en reducción de la tasa de accidentes.
Entre los veredictos que se desprenden del informe, está la disparidad de muertes en relación al género. Siete de cada diez víctimas fatales son hombres, y cerca de la mitad tienen entre 15 y 34 años. Como datos complementarios que intentan desentrañar este desequilibrio, personal del Observatorio de Seguridad Vial agrega que el 80% de las personas que son sometidas a controles de alcoholemia son hombres, que el 85% de los casos de alcoholemia positiva también son de sexo masculino y que en función de la cantidad de licencias anuales otorgadas, apenas el 30% son mujeres.
Las autoridades porteñas confesaron que para los cambios en infraestructura vial se inspiraron en la ciudad de Nueva York
Las comunas 1, 4 y 9 tienen las mayores tasas de mortalidad por la misma razón: son las vías de acceso al área metropolitana. La comuna 1 está compuesta por Retiro, San Nicolás, Puerto Madero, San Telmo y Montserrat y es la que recibe a un millón de personas por día. La comuna 4 es la que contempla Constitución y la comuna 9 tiene anexada a la Av. General Paz, responsable de su elevada proporción.
El 55,7% de las muertes sucedieron en avenidas, el 22,9% en calles y el 21,4% en autopistas. Aunque si se estudiara la cantidad de kilómetros de cada vía, las autopistas albergan mayor cantidad de accidentes por una razón preponderante: el exceso de velocidad permitida. "La red de autopistas en comparación con las avenidas y las calles es mucho más chica, pero la siniestralidad en proporción de esos kilómetros es altísima", explicó Juan José Méndez.
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