Durante las últimas horas, la Confederación Nacional de Docentes Universitarios (CONADU) ratificó que continuará el paro en todo el país desde el martes hasta el viernes de la semana que viene, luego de haber rechazado ayer la decisión del Ministerio de Educación de otorgar un 5,8% de aumento salarial a cuenta del futuro acuerdo paritario.
Entre abrazos simbólicos a universidades y clases canceladas, el cuatrimestre encontró su inicio -únicamente- en las clases públicas que algunos docentes dictaron fuera de los establecimientos educativos, sin utilizar las instalaciones, en una histórica forma de protesta que busca visibilizar el rechazo a la propuesta del gobierno nacional. Los gremios universitarios reclaman un aumento salarial de entre el 25% y el 30%.
Mónica Cragnolini, doctora en Filosofía, una de las mayores especialistas en Friedrich Nietzsche de la Argentina, fue una de las docentes que dictó -en la mañana del viernes- una clase pública, en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires (UBA), ubicada en la calle Puán al 400, ante más de 70 estudiantes. "Cortamos Puán porque no es una calle muy transitada. Éramos la única clase, el único curso que estaba en la calle. Cuando llegó la policía le explicamos que era una forma de protesta y que no nos íbamos a retirar", explicó a Infobae la docente, quien se encontraba al frente de una clase teórica sobre Filosofía de la animalidad.
"La policía fue súper educada, nos solicitaron varias veces, en buenos términos, que nos retiráramos. Algunos vehículos que pasaban por allí se detenían y los conductores nos insultaban. La policía me pidió que aunque sea libere un carril, pero esa calle tiene bicisenda y el riesgo de que algún automóvil atropelle a los estudiantes era alto", agregó la docente.
Luego de hablar con la Fiscalía, la policía le solicitó el DNI a Cragnolini para labrar un acta contravencional a su nombre: "Entiendo que debo pagar una multa económica. En ese momento le pedí a otros docentes que salieran, pero la única clase era la nuestra. Sé que estas son las normas y por suerte no pasamos un episodio violento", manifestó la docente.
"Hace 35 años que soy profesora regular en la UBA. La idea de la clase pública no es hablar de la problemática que vivimos sino de que se dicte la materia, asociando el conflicto actual, analizando como el Gobierno trata a los trabajadores. Nosotros nos sentimos como animales, porque nos ven únicamente como productores de trabajo. Somos despreciados, no tenidos en cuenta. El discurso de que los pobres no llegan a la universidad es gravísimo. La UBA es de las mejores universidades hispanoparlante del mundo. Escuchar eso me provoca angustia", dijo Cragnolini.
Para la profesora universitaria, "al Gobierno no le importa nada el bien común. No intentar un acuerdo con las paritarias es parte del destrato hacia los docentes. Ni nosotros ni los estudiantes somos relevantes para el plan que tiene este Gobierno. Ni la educación ni la salud. El no aumento salarial es parte de lo mismo".
"De todo esto, lo que observo es que el mayor problema para los estudiantes es el no acceso a la universidad que tienen y tendrán a futuro. Cada vez habrá menos gente que podrá dedicarse a estudiar porque tendrá que atender otras cuestiones. Particularmente siento orgullo de pertenecer a la clase trabajadora que tuvo posibilidad de estudiar. Por eso creo que ese será el mayor peligro: muchos jóvenes no podrán acceder al estudio porque tienen otras condiciones materiales de su existencia que son primordiales", concluyó Cragnolini.
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