Congeló semen y se hizo una vasectomía: “Renacuajos, vamos a prescindir de sus servicios”

Damián tiene 33 años y tres hijos. Con su pareja decidieron repartir la responsabilidad de la anticoncepción

Damián está en pareja desde hace 14 años. Planificaron su familia, hasta ahora, "por default": fue ella la encargada de poner el cuerpo, no solo cuando decidieron tener hijos sino también cuando decidieron no tenerlos. Lo puso en los embarazos, en las cesáreas, en las lactancias y también en los períodos en los que decidieron cuidarse con pastillas y en los que prefirieron hacerlo con un DIU. Hasta que Damián empezó a pensar que él también podía poner el cuerpo y quitarle a ella la responsabilidad exclusiva de la anticoncepción.

Damián Janowski es programador, vive en Colegiales y es padre de 3 hijos (uno de 7 años, uno de 6 y una de 2). "A veces, en una pareja estable, la opción del preservativo es difícil de sostener", cuenta a Infobae. "Pero cuando me puse a pensar en otra opción me di cuenta de que todas recaían sobre la mujer. Que se cuide ella es lo que surge naturalmente. De hecho, en el último embarazo, el obstetra le dijo varias veces: '¿No querés aprovechar para que te ligue las trompas?'. Fui a todas las consultas con ella pero el médico nunca me dijo '¿y por qué no lo hacés vos?'".

Cuando empezaron a hablar con su esposa de la vasectomía "cayó de maduro que era una opción mucho más sencilla que otras", sigue. "Es cierto que se trata de una pequeña cirugía pero no hay comparación con tener que tomar hormonas todos los días, que es el rol que le tocaría a ella, y tener la responsabilidad absoluta de acordarse para que el método no falle. O pasar por una ligadura de trompas, que es una cirugía más compleja, en la que ella iba a tener que poner el cuerpo otra vez".

Damián y su pareja ya venían reflexionando sobre los roles de género. "Acordamos que si ella quería tomar un trabajo que le requiriera más tiempo, yo podía estar más en casa. Como papá me involucro en todo lo que implica tener tres pibes, desde lo emocional hasta lo logístico. Por suerte cada vez somos más los papás en el 'chat de mamis'".

Fue así que se informó, leyó las pocas experiencias de otros hombres que lo contaron públicamente y llegó a una conclusión: "Tengo 33 años pero no me veo con más hijos. Hay quienes dicen 'pero sos muy joven, ¿y si te separás?'. No sé qué será de mi vida en 20 años pero, mientras tanto, quiero que mi pareja y yo podamos disfrutar de la sexualidad más relajados y con más libertad".

Armado de respuestas para todas las preguntas que creyó que le iba a hacer, Damián fue a ver a un urólogo de su prepaga. "Venía escuchando historias de mujeres que cuando quisieron ligarse las trompas las interrogaron: qué edad tienen, si ya tuvieron hijos, si el hombre sabe. Una mujer me contó que el médico quería que el marido firmara un consentimiento y dejara en claro que estaba de acuerdo con lo que iba a hacer", dice él, sorprendido. "En mi caso, mi esposa me acompañó y me apoyó pero el médico no pidió ver si ella estaba de acuerdo con algo que yo iba a hacer en mi cuerpo".

El médico no trató de persuadirlo sino que abrió la agenda y le dio una fecha. "Un capo, porque no tiene por qué preguntarte ni la edad, ni el estado civil, ni si ya tuviste pibes o no. Bienvenido a la adultez. Mi cuerpo, mi decisión", escribió Damián en Twitter. Por lo que considera "un privilegio de clase", tomó la decisión de congelar esperma "para quitarle el dramatismo de lo irreversible (costó 4.000 pesos en un centro de fertilidad).

La vasectomía, después, "fue un trámite": duró, en el quirófano, media hora. El consentimiento que Damián firmó pone blanco sobre negro: "La intervención reviste el carácter de irreversible". El miércoles, cuando volvió a su casa, escribió en Twitter: "Hoy me hice la vasectomía. So long, renacuajos, vamos a prescindir de sus servicios".

Después, contó su experiencia para ir desarmando el tabú y armó un grupo de Telegram para quienes quisieran sacarse dudas. Se llama "Vasectomanía" (y tiene la foto de una tijera): ayer no solo se sumaron hombres con dudas sino los que entraron a contar lo sencillas que habían sido sus intervenciones. Hay mujeres que también le contaron, en privado, que sus parejas se ofendieron cuando lo sugirieron: "Es el mito de que se trata de una castración que atenta contra la hombría y la virilidad", dice.

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Ah, y tenemos un grupo de Telegram para les que quieran informarse o compartir experiencias https://t.co/z6hCs0we1v

— Jano (@j4n0s) 16 de agosto de 2018

¿Es reversible o no? Quien contesta es Florencia Fulco, uróloga del Hospital de Clínicas, donde también hacen vasectomías. "Existen técnicas de reversión pero lo cierto es que las tasas de éxito son bajas. Cuando un hombre se la va a hacer tiene que pensar que es irreversible, no es una decisión que uno tome pensando en deshacerla después". Las preguntas son siempre las mismas:

"Lo primero que preguntan es si es cierto que es tan sencillo y se van a casa el mismo día. Y es verdad, se hace con anestesia local y una pequeña sedación y es ambulatoria. Lo siguiente es si puede afectarles la erección y el deseo y tampoco, van por caminos distintos. También preguntan si eyaculan menos cantidad y la realidad es que no, porque los espermatozoides son solo una parte del semen", sigue la médica.

"Si se siente bien puede tener relaciones sexuales el mismo día pero debe cuidarse durante tres meses hasta que un espermograma salga en cero". La vasectomía, por supuesto, no evita las enfermedades de transmisión sexual. "Son cada vez más los hombres que están viniendo a consultar", agrega. Es un camino lento: en 2017 se hicieron en Argentina 14.501 ligaduras de trompas y solo 142 vasectomías.

En las redes muchas mujeres le dijeron "gracias" o "qué valiente". "No me aplaudo a mí sino a mi pareja que pasó por tres embarazos, tres cesáreas, amamantó a nuestros tres hijos y se hizo cargo de las pastillas y del DIU. Poner el cuerpo más que eso no sé cómo sería…", cierra. "La verdad es que yo no me defino como un militante pero adhiero a las luchas por todas las igualdades, especialmente la de género. Vivimos invadiendo a las mujeres imponiendo nuestras palabras, nuestros cuerpos, nuestras leyes. No quiero invadir la lucha, mucho menos la épica".

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