"Lola, bajá que vamos a cenar", le dijo su mamá en la puerta del restaurante. La niña de 8 años tenía hambre. Bajó de la camioneta junto a su hermana mayor y siguió a Laura, su mamá. "Ya pedí una mesa para 5, ma. Me dijeron que iban a ponernos una al lado de la puerta por el perro", comentó la adolescente de 14 años, quien agarró a su hermanita e ingresó al lugar.
El hecho ocurrió el viernes 10 de agosto por la noche en "Rey del Vino", ubicado sobre la calle Paraguay al 5000, en Palermo. "Entré con mis dos hijas. Cuando nos vamos a sentar, el encargado ve a Lola junto a Preto, su perro de asistencia, que se ubicó debajo de la silla, como lo hace siempre. Pero vino este señor a decirme si estaba loca, que cómo iba a meter un perro en el restaurante, que lo saque ya mismo", contó Laura Fernández Lugli a Infobae.
Preto es un labrador de color negro que acompaña día y noche a Lola, quien padece autismo desde los dos años. "A los cuatro meses y medio de vida le detectaron síndrome de West, también conocido como espasmos infantiles y trastorno generalizado del desarrollo (TGD). Su perro es de asistencia, indispensable para personas discapacitadas. Lola depende de los adultos y por eso está Preto, porque ella tiene fugas. Preto va atado a la cintura de Lola. Ella cree que lo pasea a él, pero en realidad él la pasea a ella, porque Lola salta o corre y no camina normal. Si ella quiere tironear o quiere escapar, Preto se ancla y permite que ella no cruce una calle, por ejemplo", sostuvo su mamá.
La Ley Nacional 26.858 asegura, en su artículo 1°, que "la presente ley tiene por objeto asegurar el derecho al acceso, deambulación y permanencia a lugares públicos y privados de acceso público y a los servicios de transporte público, en sus diversas modalidades, de toda persona con discapacidad, acompañada por un perro guía o de asistencia".
La denuncia salió a la luz luego de la que la familia oriunda de Tigre publicara, a través de la cuenta de Facebook de Fernández Lugli, un posteo en donde se expuso lo sucedido: "Le mostré el carnet. Todo. Es oficial. Los comensales se enojaron con la deplorable actitud. El encargado o el dueño me echó. '¡Andate!', me dijo, delante de mis hijos. La verdad, nos arruinó la noche. Llamé a la policía, hice la denuncia por discriminación. Violó los derechos del menor y discapacidad, más la utilización de perro lazarillo. ¡Son una basura!".
En el lugar, quien salió a explicar lo acontecido fue Gabriela, dueña del restaurante: "Fue un hecho lamentable. Desconocíamos esa ley, sé que hay perros acompañantes pero desconocía que podía entrar con la familia. Pedimos disculpas por las redes porque no sabíamos que podía entrar. El encargado está sancionado pero seguirá trabajando aquí. La mamá de la chiquita dice que la destrató. En ese momento no estábamos. Intentamos comunicarnos con la familia y no pudimos contactarlos. Pero públicamente le quiero pedir a la familia, sobre todo a la chiquita, perdón por este error. En ningún momento se la quiso echar".
"Siempre que vamos a algún shopping o al cine presentamos el documento y lo dejan pasar sin problemas. Este tipo empezó a gritarme: '¡Sos una desubicada, sacame ese perro de ahí abajo!'. La gente se levantó a favor nuestro, nos pedían que nos quedemos. Pero cuando mis hijos más grandes volvieron de estacionar la camioneta querían irse. Fue una situación horrible. Y los dueños hicieron la clásica argentina: pidieron disculpas 24 horas más tarde, con un descargo, mandando capturas de conversaciones que ni me interesan", detalló.
La madre de Lola explicó que la niña, junto a su perro, "están todo el día juntos, duermen juntos. Ella se va a bañar y él la espera al lado de la bañera. Ella va a una escuela especial, tiene amigos en el barrio pero es muy chico el circuito, por eso están todo el día juntos. Corporalmente es una nena de 8 años, pero tiene la mentalidad de una de 2. Todos sus logros y crecimientos fueron producto de horas y horas de terapia y rehabilitaciones. Logramos superar las dificultades motoras".
"La reacción de Lola fue espantosa. ¿Cómo le explicaba yo que había un idiota que me decía que nos teníamos que ir porque estaba con el perro? Le decía 'nena, nena, parate, rajá de acá'. El perro se acostó debajo de ella y ni molestaba. Es por eso que me da bronca que lo quieran minimizar o nos digan que no se dieron cuenta. Estuvimos un buen rato y fue una sensación horrible. No queremos que nos vuelva a pasar, ni a nosotros ni a ninguna otra persona", concluyó su madre.
SEGUÍ LEYENDO:
Autismo: la madre de dos niños con TEA cuenta cómo es vivir con los prejuicios de los demás